No obstante, para Beto Cuevas los engaños iban más allá del ego, pues reveló que nunca se sintió satisfecho con sus acciones, razón por la cual siempre se sintió culpable.
Pero cada vez que yo hice eso, me sentía mal. Nunca me sentí orgulloso. Nunca lo comenté con mis compañeros, como vanagloriándome de las conquistas. Siempre fui bastante discreto por respeto a que estaba casado
Cuevas compartió que cuando por fin su entonces esposa se enteró de las infidelidades ella lo encaró, dejándolo sin más opciones que decir la verdad, hecho que, hasta cierto punto, lo liberó.
“Yo, evidentemente, no sabía dónde meterme. Le dije: ‘ah, ¿por qué me preguntas eso?’. ‘Es que nosotros no hemos estado muy bien últimamente, yo quiero saber si estamos bien o si tú tienes algún problema, quiero saberlo’. Y me insistía, me insistía, me insistía. Y vi la oportunidad de sacarme la cruz que venía arrastrando durante tanto tiempo y que me carcomía por dentro”, reveló.
Entonces, le dije la verdad. Le dije que sí y que en muchos casos me había aprovechado de mi condición de estrella del rock. Le dije, sin entrar en detalles, que había tenido experiencias y que nunca me había sentido bien, lo que no ayudó tampoco a la revelación. Pero era mi verdad. Evidentemente, después de eso, me mandó a la cresta y no separamos.