Teniendo en cuenta que se disponía a vivir su primera experiencia en la maternidad y, sobre todo, que sus nervios habían aumentado en la recta final del embarazo, resulta comprensible que Serena Williams sintiera una necesidad de posponer todo lo posible el parto de su pequeña Olympia en ese momento clave de su proceso de gestación. Como ella misma ha explicado en su último acto público, el hecho de haber leído con anterioridad aquellos riesgos que podría entrañar la llegada al mundo de su niña no contribuyó precisamente a calmarla.
Serena Williams revela oscuros momentos que vivió antes de dar a luz
Me reuní con gente de la compañía Mommy and Me, en la que había invertido capital... La verdad es que proporcionan mucha ayuda e información a las madres primerizas que acaban de dar a luz. En mi caso, recibí toda esa información antes del parto y creo que acabé saturada, tanto que terminé aterrada por el parto. Y luego me dije: 'Mira, ¿sabes qué? No tengo otra opción y voy a hacerlo", aseguró en un acto promocional en Nueva York.
La propia deportista, casada desde hace tres años con el empresario Alexis Ohanian -fundador de Snapchat-, ha recordado además que el parto como tal no estuvo exento de complicaciones y que los médicos tuvieron que someterla a una cesárea para garantizar que tanto la pequeña como su célebre madre salían en perfectas condiciones de un momento crucial para ambas.
"Todo iba bien, según el plan establecido, y un minuto más tarde me estaban llevando en camilla a la sala de operaciones. Estaba muy asustada, creo que estaba experimentando un nuevo tipo de miedo, uno que jamás había vivido hasta ese día", revelóla estrella de las pistas.