En una decisión muy sensata, Kim accede a cambiar el nombre de sus fajas
El anuncio de que Kim Kardashian iba a lanzar una colección de ropa interior moldeadora que prometía realzar las curvas de todas las mujeres y camuflarse a la perfección bajo cualquier atuendo se vio seguida de una fuerte polémica debido a la marca que había registrado para esa última aventura: Kimono.
Las críticas por cruzar la línea de ese fenómeno que se ha bautizado en los últimos años como apropiación cultural no tardaron en lloverle, y el mismísimo alcalde de Kyoto le envió una carta pidiéndole por favor que no utilizara una palabra asociada a la cultura japonesa y su vestimenta que en la actualidad está tratándose de que sea reconocida como patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco.
Ahora la esposa de Kanye West ha anunciado que no comercializará su línea de fajas bajo la marca Kimono, alegando que siempre está dispuesta a escuchar a sus fans y a aprender y evolucionar en su faceta como empresaria cuando se equivoca.
"Mis marcas y productos se construyen sobre la piedra angular de la diversidad y la inclusividad, y tras mucho pensar y reflexionar, he optado por sacar al mercado mis prendas moldeadoras utilizando otro nombre. Les daré más información muy pronto. Gracias por su apoyo y comprensión", ha añadido.
No cuesta demasiado imaginar que, cuando se le ocurrió la opción de Kimono para representar su última apuesta en el mundo de la moda, la celebridad estaba tratando de realizar un juego de palabras utilizando su propio nombre como ya ha hecho en ocasiones anteriores al crear, por ejemplo, sus Kimojis, unos emoticonos inspirados en su persona.