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¿Estamos frente a la segunda Época de Oro del Cine Mexicano?

Los recientes triunfos de Cuarón y el nombramiento de Iñárritu como presidente del jurado en Cannes se presentan como la confirmación de una nueva época dorada para el cine mexicano.
jue 28 febrero 2019 07:10 AM
2018 LACMA Art + Film Gala Honoring Catherine Opie And Guillermo del Toro Presented By Gucci - Inside
Alejandro Gonzalez Inarritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuaron en una gala del 2018 en Los Ángeles.

Si no se tuviera que actuar con cautela, podríamos asegurar que estamos frente a la segunda Época de Oro del Cine Mexicano. El reciente triunfo de Alfonso Cuarón en los premios de Hollywood con una cinta mexicana y el nombramiento de Alejandro González Iñárritu como presidente del jurado en Cannes son muestras suficientes para quitar a la declaración anterior el velo de la exageración.

Por lo menos en las últimas dos décadas, el nombre de México es una constante en certámenes de cine, muestras, festivales y entregas de premios. Tres nombres -no los únicos, pero sí los constantes- son los que aparecen en el panorama: Cuarón, Iñárritu y Del Toro. Los “tres amigos” que han conquistado a la industria cinematográfica mundial.

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El premio Oscar ayuda a poner en perspectiva a esta presencia. Con la excepción en 2016 de Damien Chazelle, los tres cineastas mexicanos se ha repartido las preseas en la categoría de Mejor Dirección en los últimos 6 años. Sin contar el triunfo de Iñárritu y Del Toro en las categorías de Mejor Película para Birdman y La forma del agua, respectivamente.

90th Annual Academy Awards - Backstage
Jimmy Kimmel y Guillermo del Toro en la gala 90 del premio Oscar en la que el mexicano ganó el Oscar a mejor director y mejor película por La forma del agua.

Pero no ha sido solo Hollywood donde los mexicanos han dejado una huella importante en los últimos años. La industria en Europa, los festivales de nicho y los circuitos alternativos también tienen un espacio de referencia destinado a la producción fílmica hecha en México. Las óperas primas de Iñárritu y Del Toro, Amores Perros y Cronos, se hicieron con premios en Cannes, Cuarón ha presentado en Venecia parte importante de su filmografía: Y tu mamá también, Children of Men, Gravity y Roma.

Si, es verdad que la trinidad que forman Del Toro, Iñárritu y Cuarón representa el lado más mediático y de mayor explosión en la industria mundial, pero no es su único rostro.

Alonso Ruizpalacios ganó en 2014 el premio a la mejor Ópera Prima de la Berlinale con Güeros, el encuentro fílmico al que regresó en 2018 con Museo y se echó a la bolsa el premio al Mejor Guión. También en Berlín, Gabriel Ripstein se llevó el premio al primer largometraje por 600 millas.

Closing Ceremony - 68th Berlinale International Film Festival
Alonso Ruizpalacios y Manuel Alcala, ganan en Berlín el Oso de Plata al mejor guión por Museo.

La región salvaje de Amat Escalante ganó el León de Plata al mejor director del Festival de Venecia en 2016, mientras que Carlos Reygadas hizo lo propio en 2012 en esta misma categoría pero del Festival de Cannes con su cinta Post Tenebras Lux. Mientras que Michele Franco, desde que se presentó con su primer trabajo, Daniel & Ana, en Cannes, se ha convertido en uno de los favoritos del certamen.

El género documental también goza de un momento de relevancia. Dos muestras de ello son los trabajos de Everardo González La libertad del Diablo y Tempestad de Tatiana Huezo. El primero reconocido con el premio de Amnistía que se entrega en el marco del Festival de Cine de Berlín y el segundo con distinciones en diversos festivales especializados y con premios como el Fénix a lo mejor del cine iberoamericano.

Closing Ceremony - Inside - 73rd Venice Film Festival
Andrei Konchalovsky y Amat Escalante ganadores del León de Plata del Festival de Cine de Venecia.

El otro extremo, el del denominado “cine comercial” definido por apelar directamente a la taquilla, la historias es también de éxito. Figuras como la de Eugenio Derbez, Martha Higareda, Karla Souza, Mariana Treviño y Luis Gerardo Méndez han logrado conquistar a un público que había abandonado las salas donde se exhibe el cine realizado en México. Consolidando a piezas como No se aceptan devoluciones, Nosotros los nobles y No manches Frida a la cabeza de las cintas más taquilleras de la historia.

Señalamientos pueden haber varios. La presencia de las mujeres en los roles de dirección y producción o la disputa eterna de los creadores con las exhibidoras que sacan de las salas las películas mexicanas a solo dos semanas de su estreno. Lo cierto es que el momento por el que atraviesa el cine mexicano goza de una vitalidad expresada, no sólo en los temas y formatos e, incluso, sus presupuestos; también (no siempre, pero sí con mayor convicción) en su salida de los lugares comunes.

A diferencia de la Primera Época del Cine Mexicano, esta Segunda Época dorada de la que aparentemente somos testigos, se nos presenta como una mucho más interesante, mucho más repleta de historias comunes, cotidianas, cercanas, íntimas, diversa, inclusivas. Atrás quedaron las historias que buscaban resaltar el nacionalismo con elementos de conquista fácil a través del folclore como los grandes sombreros de charro, los vestidos de china poblana y los paisajes idílicos del campo mexicano para plantear desde otras perspectivas otra forma de ser y pensar México.

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