Así es la faceta más desconocida de Madonna en su nuevo hogar en Portugal
El año pasado Madonna sorprendió al mundo entero al anunciar que se había comprado un impresionante palacete del siglo XVIII, en las inmediaciones de Lisboa. Poco después, la cantante hizo las maletas, cerró las puertas de su casa de Nueva York -su principal residencia en los últimos tiempos- y se mudó junto a sus cuatro hijos menores a Portugal.
Allí la cantante ha construido una nueva vida, al respecto habló para la edición italiana de la revista Vogue en la que prefirió abrir las puertas de su hogar para compartir un día de su rutina y revelar cuál es en la actualidad su principal ocupación: ser chófer las veinticuatro horas del día para su hijo David Banda, llevándolo y recogiéndolo de sus entrenamientos de fútbol en las categorías inferiores del Club de futbol Benfica.
"¡En cierto modo te obliga a renunciar a tu vida!", bromeó. "Resulta imposible hacer planes y entonces sientes que estás siendo injusta con el resto de tus hijos, y contigo misma".
El sacrificio, sin embargo, merece la pena con tal de ver a su hijo de 12 años tratando de cumplir su gran sueño: "Estaba desesperada por conseguir que entrara en el mejor equipo posible con los mejores entrenadores, pero el nivel en Estados Unidos es muy inferior que en el resto del mundo. Podía ver lo frustrado que se sentía, y al mismo tiempo también me pareció el momento adecuado para hacer un cambio".
Curiosamente, en un principio la artista pensaba en otros dos posibles destinos antes de decantarse por Lisboa: Turín y Barcelona. Tras mucho reflexionar, llegó a la conclusión de que Turín no era un lugar "adecuado" para criar a unos niños pequeños y que, por muy "divertida" que fuera Barcelona, nada podía competir con la paz que les ofrecía el campo portugués.
El resto de sus hijos -Mercy, también de 12 años, y las gemelas Stella y Estere, de 5- se han adaptado sin mayores dificultades al país, ya han aprendido el idioma y también se han interesado por distintos deportes, aunque su madre planea dejarles escoger su propio camino cuando llegue el momento.
"Lo único que quiero es que sean buenas personas y que traten a los demás con dignidad y respeto, sin importar su religión, su sexo o su color de piel", adelanta acerca de sus planes de futuro para su prole que no pasan, necesariamente, por convertir a David en el próximo Cristiano Ronaldo: "Si eso sucede, entonces sería la guinda del pastel", concluyó.