Paulina Dávila: Del otro lado del lente

La fotografía siempre ha sido una constante en la vida de Paulina Dávila. Es más, durante mucho tiempo ésta fue más importante para ella que la actuación. Por eso estudió artes visuales y pasó incontables horas revelando fotos en el cuarto oscuro. Iba a todos lados con cámara en mano, pero de pronto se presentó la posibilidad de actuar y empezó a pasar más tiempo del otro lado del lente.

Ahora Paulina sonríe cuando en entrevista se le subraya el hecho de que los dos personajes que la han popularizado en el país, Mariana Yazbek en Luis Miguel, La Serie, y Elisa en la serie política Aquí en la Tierra, sean fotógrafas. “¡Sí, es verdad! Curiosamente han venido a mí estos dos personajes, muy distinto el uno del otro, pero que comparten esa pasión conmigo. Yo creo que es una coincidencia… o de pronto es un mensaje de la vida para que retome la fotografía”, dice Paulina una mañana de mayo en el restaurante Blanco Colima.

El éxito que la actriz colombiana ha tenido en el país ha sido justamente por hacer un buen retrato de Mariana Yazbek , el primer amor de Luis Miguel en la serie de Netflix. "Es una mujer muy independiente, que tenía bien claro qué quería para ella y su carrera. Su crecimiento y evolución profesional eran muy importantes y no se sentía deslumbrada por el mundo de Luis Miguel en lo más mínimo. Al contrario, éste la apabullaba”.

Aunque ya no está tan conectada con la fotografía como antes, cada vez que viaja —su actividad favorita— lleva consigo una Polaroid. “Hace poco las junté y tengo muchas. Es un registro muy bonito. Son imágenes íntimas, preciadas, que no subiría a Instagram, fotos de los lugares en los que he estado, del desorden que queda detrás de una fiesta… Tengo una colección gigante y algo tengo que hacer con ella”.

No es de aquí, ni de allá
Paulina nació en Medellín hace 29 años, en el seno de una familia alejada del mundo del espectáculo: su madre trabaja en una fundación que apoya a niños de escasos recursos y su padre se dedicó a sus fincas de café, plátano y piña.

Sin embargo, Paulina es una actriz hecha, literalmente, en México. En la universidad actuó en algunos cortos, pero su primera actuación formal fue en Rezeta (2012), drama independiente sobre una modelo que arriba a la Ciudad de México en la que ella tuvo un rol secundario gracias a la invitación del director Fernando Frías. “No sé si yo decidí ser actriz, como que la vida me fue llevando. Y seguí mi intuición y aquí estoy”.

Tras filmar la película, volvió a Bogotá y trabajó en una agencia de publicidad. Al principio, la experiencia le pareció interesante, pero este medio la fue desgastando. “Me parecía increíble que pudieran pasarse horas en una junta debatiendo si el color de la espuma de una cerveza era el correcto o no”, recuerda. Pero ella sabía que era un empleo temporal que le permitió ahorrar para hacer un viaje de cinco meses por India y otros países del sudeste asiático.

Cuando regresó, supo que estaba en desarrollo la adaptación de Que viva la música (2015), novela que fue un fenómeno de la literatura entre los jóvenes colombianos, escrita por Andrés Caicedo, quien se suicidó a los 25 años. Paulina quedó fascinada por ese libro y su personaje principal: sabía que tenía que interpretar a como diera lugar a María del Carmen, una joven rubia que vivía al máximo la vida nocturna del Medellín, la rumba de los años setenta.

Lo consiguió y, aunque lo lógico habría sido consolidar su carrera en Colombia con la exposición que le daría esta cinta, que formó parte del Festival de Sundance, hizo las maletas para probar suerte en México.
“He crecido mucho aquí y no me siento una extranjera en esta ciudad, pero tampoco nunca me he sentido estrictamente de un lugar. Todos los lugares que he habitado me modifican y me vuelvo rápidamente una nativa”.

Sinvergüenza
Entre toma y toma, Paulina se acerca a la fotógrafa Ana Hop para ver en la pantalla sus retratos. Hace comentarios sobre el encuadre y la luz, y vuelve a posar. Lo hace sin pena alguna y, al verla en acción, queda claro que se siente cómoda en ambos lados de la cámara.

La vergüenza es un tema que le intriga a Paulina, al grado que su tesis para graduarse en artes visuales, en la Universidad Javerniana de Bogotá, fue una serie de performances y experiencias explorando este concepto. Paulina, por ejemplo, se puso a prueba en una serie de ejercicios para emanciparse de la vergüenza. Entre ellos, le propuso a una reconocida revista colombiana una sesión fotográfica posando desnuda en una barbería. Su intensión era afrontar sus miedos y poder confrontar miradas masculinas que pudieran juzgarla. “Los ejercicios no fueron cien por ciento efectivos porque sigo sintiendo vergüenza de algunas cosas… aunque cada vez menos”.

Otra constante en la vida de Paulina ha sido Shakira, y ésta estuvo relacionada de manera indirecta en su tesis. “Ella siempre ha estado presente en mi vida, yo desde chiquita la amaba. Imagínate, era la cantante exitosa de la ciudad vecina porque yo crecí en Santa Marta y ella es de Barranquilla”.

Infinidad de veces le han pedido autógrafos porque la confunden con la cantante pop. Tal es su parecido, que incluso una vez Paulina sacó provecho de su semejanza para entrar a un exclusivo bar en Barcelona, cuando cursaba un año de intercambio en España.

Este evento sirvió de génesis para otro de sus temas de tesis y, en conjunto con la revista, años después se vistió lo más parecido a Shakira y fingió ser ella un día entero en Bogotá, acompañada de un séquito de asistentes y guardaespaldas. Adonde quiera que iba era el centro de atracción, los paparazzi la persiguieron y escribió una crónica sobre esta experiencia. “Siempre me dicen que me parezco pero pues ya no me importa. Yo lo que pienso ahora es que ojalá hagan la serie de Shakira pronto para que yo pueda interpretarla”, bromea.

Tras figurar en 2017 en la película Tres Idiotas y la serie El Comandante, Paulina confiesa que tiene a Los Ángeles en la mira; sin embargo, ese deseo de "vivir como nómada" ha disminuido y tras cinco años afincada en México —en el barrio Condesa— le gustaría permanecer aquí, el lugar que considera su casa. "Ahora la vida me pide otra cosas, que tienen que ver más con el arraigo… pero claro que pienso en Los Ángeles, me interesa por su industria, pero por ahora me gustaría hacer un puente y que esta ciudad sea mi base. No me quiero desconectar de México porque creo que es un buen momento aquí para los actores, porque se están contando buenas historias”.

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