El fenómeno de la serie de Luis Miguel fue perfectamente planeado

Cada que concluye un episodio de Luis Miguel, la serie, cientos de fans del cantante analizan a detalle la veracidad y congruencias histórica de los hechos que se representaron.

Se genera un fenómeno en el que incluso figuras públicas que forman parte de esta historia como personajes —Stephanie Salas y Roberto Palazuelos, por ejemplo— se unen a la conversación pública, ya sea mediante sus redes sociales o a través de los medios de comunicación, para aclarar si lo que vieron millones de personas el domingo por la noche fue o no cierto.

Este fenómeno —la controversia y el ruido mediático que genera la delgada línea entre ficción y realidad de la bioserie del cantante más famoso de México— es algo que no sorprende para nada a Carla González Vargas, coproductora de Luis Miguel, la serie.

“El programa está hecha justamente para causar este efecto. Lo que está pasando fue planeado”, explica en exclusiva a Quién.

Vargas, presidenta de Desarrollo de Gato Grande, casa productora que realiza la serie en conjunto con Netflix, aclara que cuando recurren a licencias narrativas —entiéndase eventos que no sucedieron o que acontecieron en diferente momento— es con el fin de conseguir el objetivo principal de la serie: mostrar qué le pasaba por dentro a Luis Miguel.

“Todo lo que está ficcionado ha sido para ilustrar un punto emocional en la vida de Luis Miguel. Las anéctotas que son ficcionadas, lo único que tienen como propósito es mostrar cómo era una relación o el tono de esa relación. Si los detalles fueron verdad o no son sólo recursos narrativos para llegar a lo que queremos decir con esos elementos. Se trata de capturar la dinámica familiar, la personalidad, lo que él estaba viviendo. Eso es lo que es auténtico y lo que más importa”.