La bebé de Serena Williams debuta en portada (y no de cualquier revista)
Apenas dos semanas después de protagonizar su regreso a las pistas en Abu Dabi, cuatro meses después del nacimiento de su primogénita Alexis Olympia y tras casi un año apartada del tenis, Serena Williams protagoniza ahora la portada de la revista Vogue como toda una profesional, posando orgullosa con su pequeña en brazos para hablar de sus planes de futuro y sobre qué hay de cierto en los rumores de que ha pensado en retirarse para dedicarse en cuerpo y alma a cuidar de su pequeña.
Thrilled to cover @voguemagazine's February issue with my daughter! This is a moment I will never forget: https://t.co/aQ6ZpxZeB4 pic.twitter.com/iTwDMoGZf7
— Serena Williams (@serenawilliams) January 10, 2018
"Para ser completamente sincera, la idea de mudarme a San Francisco y dedicarme a ser solo mamá tiene algo que me resulta muy atractivo. Pero aún no", aclara sobre la posibilidad de instalarse en la mansión que su marido, Alexis Ohanian, y ella adquirieron recientemente en Silicon Valley y dejar atrás el circuito profesional. "Puede que no haga falta ni mencionarlo, pero creo que es importante que lo diga alto y claro: Quiero más Grand Slams, sin duda. Soy muy consciente de las cifras en los libros de récords, y no es ningún secreto que tengo la vista puesta en 25", afirma sin pudor.
Pese a que, de cara al exterior, pueda parecer que la deportista ha compaginado de una manera magistral la llegada de su niña con su carrera, ella admite que en ocasiones se ha sentido sobrepasado por las circunstancias.
"A veces me siento algo baja de ánimos, y me digo que no puedo hacerlo. Se trata de la misma actitud negativa que en ocasiones tengo en la pista. Supongo que simplemente forma parte de cómo soy como persona", reconoce, antes de abogar por una mayor comunicación y sinceridad a la hora de comentar los aspectos más negativos de la maternidad como forma de apoyarse entre las primerizas. "Es que nadie habla de los momentos malos, de la increíble presión que sientes o de la sensación de fracaso que te embarga cada vez que escuchas al bebé llorar. Yo ya he perdido la cuenta de todas las veces que he perdido los nervios", apunta.