Elsa Pataky y Chris Hemsworth revelan una faceta desconocida de su hija
Si hace unos meses Elsa Pataky presumía abiertamente de la estrecha amistad que su marido Chris Hemsworth había forjado con los majestuosos caballos de una granja australiana en la que habían decidido pasar el fin de semana, la madrileña ha querido demostrar ahora que el fornido actor no es el único miembro de su familia capaz de ganarse con rapidez la simpatía de cualquier clase de animal.
Tanto es así, que la orgullosa madre de India Rose (5) y los mellizos Tristan y Sasha (3) no ha tardado en compartir una foto de su primogénita durante una reciente visita a un santuario de aves salvajes, una estampa en la que la pequeña aparece alimentando con maestría a uno de estos pájaros, que no duda en comer tranquilamente de su mano desde el hombro en que está posado.
"Mi pequeña encantadora de animales", ha escrito la intérprete en su perfil de Instagram para describir tan llamativa imagen, un título similar al que empleaba en su momento para poner de manifiesto la buena sintonía que existía entre el actor australiano y uno de los equinos que había caído rendido a sus encantos: "El hombre que susurraba a los caballos".
Teniendo en cuenta que hace solo unas semanas Elsa presentaba en las redes sociales al imponente "nuevo miembro de la familia", una yegua llamada Dolly de la que, sin embargo, se desconoce si procede del mismo establo que visitaron este año, no resultaría descabellado pensar en la posibilidad de que a la madre o a la hija se les haya pasado por la cabeza -aunque sea solo durante unos segundos- la idea de llevarse a casa uno de estos exóticos pájaros.
Es más que probable que su sentido del civismo y de la responsabilidad las haya alejado eventualmente de esos pensamientos, o el mero hecho de que en su finca de Byron Bay (Australia) el clan Hemsworth-Pataky ya cuenta con una amplia colección de animales salvajes que no dudan en colarse en sus dominios.
Sin ir más lejos, hace unos días Elsa publicaba en sus redes una foto de una rana de grandes dimensiones que se había asentado en la ventana, una presencia mucho más apacible que la de las numerosas serpientes que han venido colándose en su cocina desde que se mudara a la propiedad.