Esta fue la fascinante historia de vida de Gonzalo Vega, el eterno galán
Galán de cuna, actor, productor, coleccionista de autos antiguos, distribuidor de medicinas en la industria farmacéutica, Gonzalo Agustín Vega y González nació el 29 de noviembre de 1946 en la colonia Roma de la Ciudad de México dentro de una familia trabajadora. Su padre Agustín Amador Vega fue un comerciante español y su madre, Raquel González Medina, ama de casa.
Su niñez, según sus palabras, fue “feliz”. Creció con el ejemplo del trabajo y el esfuerzo de su padre, quien trabajaba 16 horas diarias. Don Agustín, siempre estuvo enamorado platónicamente de Silvia Pinal, situación que ponía muy celosa a su madre, doña Raquel, lo cual provocaba pleitos en casa de los Vega. Gonzalo fue el único hijo varón, creció en medio de sus hermanas Guadalupe y Raquel, quienes le decían que era el consentido de su madre. Desde pequeño le encantaba disfrazarse, pero fue hasta 1964, poco después de terminar la preparatoria, que Gonzalo comenzó a interesarse en el teatro. Mientras estaba inscrito en la carrera de Comercio, frecuentaba la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM a escondidas de su padre, pues no estaba de acuerdo en que su hijo se convirtiera en actor.
El arte siempre estuvo en las venas de Gonzalo Vega, ganaba concursos de oratoria, de poesía e incluso se lanzó al ruedo como torero. Hasta que debutó en teatro, fue que su padre se enteró, no estuvo de acuerdo y cortaron la relación durante cinco años. Gonzalo buscó varias veces una reconciliación en vano, por lo que decidió marcharse de su casa. El 4 de marzo de 1968 debutó en el cine con Los recuerdos del porvenir, del director Arturo Ripstein.
Pasaron nueve meses antes de que lo volvieran a contratar en algún papel. Su situación económica, de por sí precaria, se recrudeció cuando se entera que sería padre por vez primera. El 9 de octubre de 1968 nació su primera hija, Gabriela Tovar, producto de una relación efímera que Gonzalo tuvo en secreto con María Eugenia Tovar, estudiante de medicina, a quien conoció en la universidad. La noticia la recibió de mala manera, pero se tuvo que casar, para poco tiempo después divorciarse. Don Agustín, padre de Gonzalo, fue quien se hizo cargo de Gabriela consintiéndola y educándola.
OFELIA GUILMAIN, SU MUJER MÁS CELOSA
Después de su divorcio, Gonzalo inició una relación de cuatro años con Ofelia Guilmain, una mujer de fuerte personalidad, de origen español, 27 años mayor que él y que conoció en 1968 durante los ensayos de la obra La ronda de la hechizada. Gonzalo en su momento así explicó su enamoramiento: “era una señora con una conversación maravillosa, con unas amistades fantásticas, con todos los grandes actores de México y yo babeaba. Me bebía los vientos de Ofelia. Ella se sintió atraída por la juventud. En ese tiempo ella peleaba mucho con Pepe Gálvez (también actor y en aquel tiempo pareja de Ofelia) y conmigo encontraba paz, alegría y un descanso”.
La relación con Ofelia le trajo a Gonzalo una época de nulo trabajo. Vega supuso que era porque en aquella época había un rechazo hacia su relación con una mujer mayor; pero años después se enteró que “Ofelia no quería que trabajara. Me sentí traicionado, porque nunca supe de esto. Yo llegaba a la casa muy feliz con mi libreto y ella me decía: ¡Ah! ¿Con quién te vas a besar? ¡Uffff. Esa sí era celosa y no historias! Me cortaba las alas constantemente”.
Vega declaró que se llevaba bien con Lucía Guilmain y con Juan Ferrara: “La Mona (la tercera hija de Ofelia) le dio muchos problemas a su madre y yo le colaboré a ayudar a Mona a que saliera de eso. Problemas graves como cárcel, a mi me tocó visitar a Mona con Ofelia y eso une a la gente para siempre”.
Yo busqué que me quisieran. Hacer bien mi trabajo para que me quisieran.
Y LLEGÓ LA FAMA...
En 1971, Vega comienza a ser reconocido, gracias a cuatro películas que se estrenaron casi simultáneamente. Misión cumplida con Fernando Soler, Las pirañas aman en cuaresma con Isela Vega, La agonía de ser madre con Marga López y ¿Por qué nací mujer? con su ex pareja Ofelia Guilmain. Ese mismo año debutó en televisión en la telenovela Sublime redención, en donde volvió a compartir créditos con Guilmain. En 1973 regresó al cine y comenzó una relación con la joven cantante de 17 años Bertha Elisa Noegguerath Cárdenas, mejor conocida como Dulce. Un día, Vega pasó por un bar y escuchó a una chica, se asomó y dijo: “un día vendré”. Días después se conocieron en la sala de espera del foniatra Gonzáles Parra. Vega se presentaba con la cara cubierta con un pasamontañas. Dulce platicaba con él sin saber quién era ese hombre misterioso, “pero me gustaban sus ojos y su voz. Hasta que un día le pregunté, ¿tú eres el del poster del cine Latino? Yo era su fan”, declaró Dulce.
La madre de Dulce se opuso a su romance, pues Gonzalo le llevaba 10 años. Así que todas las noches, Gonzalo le dejaba a Dulce una rosa en el portón y le gritaba: “Dulce, te amooooo”, lo cual le dio fuerzas para abandonar su hogar pues se enamoró perdidamente: “cuando él no estaba en casa, me encerraba a oler su ropa, era una locura de amor por ese hombre. Con Gonzalo conocí el cielo y la gloria, pero también conocí el infierno”. Sobre esto, Vega dijo: “lo mío fue muy lento y lo de ella muy rápido. Un día dijo me voy, había gente muy poderosa interesada en ella. Y se fue. Los dos queríamos tener un hijo, pero no llegó el embarazo. Yo sentí que ella se me fue de las manos, nunca me dijo porqué y qué bueno. Me dolió en el alma”. Tuvo que pasar mucho tiempo para que el galán encontrara otra pareja, pues no era fiestero, se definía como “solitario”.
En 1977, Vega regresa al cine para realizar El lugar sin límites dirigida por Arturo Ripstein, considerada una de las 100 mejores películas del cine mexicano, que escandalizó a la sociedad por tocar el tema de la homosexualidad. Vega le dio vida a Pancho, un joven seducido por La Manuela (Roberto Cobo), el travesti del pueblo. Para darle confianza en una escena de beso, entre Pancho y La Manuela, Arturo Ripstein tuvo que darle un beso “furibundo” a Vega para hacerle entender que no pasaría nada. La escena fue repetida 19 veces, ante la preocupación de Vega que pensaba que su carrera se iba a hundir. Pero fue todo lo contrario, la cinta fue un éxito, incluso tiene el honor de estar en el Museo de arte moderno de Nueva York.
A finales de los años 70, Vega conoce a la actriz española Leonora Sisto en el Claustro de Sor Juana, pero ella estaba casada desde los 17 años. Vega se presentó a hablar con Eugenio Sisto, padre de Leonora y ex director del Museo Franz Mayer: “Me dijo, tengo entendido que ella tiene interés en ti. Sólo les pido que se esperen hasta que ella se divorcie”. Así estuvieron un año. El 14 de agosto de 1983 Gonzalo y Leonora se convirtieron en padres de Marimar: “Fue una niña deseadísima. Muy diferente a lo de Gaby, mi primera hija, con quien he hablado todo esto y nos hemos reído. Mis tres hijos, Marimar, Zuria (1989) y Gonzalo (1994) han sido producto de un gran amor”, declaró.
En teatro, Vega participó en Bodas de Sangre de Federico García Lorca y posteriormente Julissa le ofrece el papel de un travesti en El Show de Terror de Rocky: “se me fueron los ojos, yo quería hacer algo así en teatro. Fue un escandalazo, estuvimos un año. Después Isela Vega me ofreció Las apariencias engañan y también la hice. Vieron algo sexual y erótico que yo no había descubierto en mí, pero ellos sí”. Vega siempre recordaba con cariño la película Ya nunca más que hizo al lado de Luis Miguel en 1984: “Tuvo una gran publicidad y distribución”.
Su carrera en televisión despegó hasta los años ochenta, pues nunca fue del agrado del productor Valentín Pimstein, quien no quiso darle una oportunidad en la pantalla chica: “me maltrató. Me decía: mientras no te operes la nariz... Un señor detestable, falto de sensibilidad”. Fue hasta 1983 cuando Raúl Araiza le ofreció la telenovela La traición con Helena Rojo y Emilio “El Indio” Fernández que debuta con éxito en los melodramas. En 1986 el escritor Carlos Olmos y el productor Carlos Téllez ponen sus ojos en Vega para que encarne a Juan Carlos Larios en Cuna de lobos, historia que lo catapultó a la fama.
LA SEÑORA PRESIDENTA LE COBRA EL ÉXITO...
Durante las grabaciones de la telenovela En carne propia, Vega y el productor Carlos Téllez inician un proyecto teatral llamado La señora presidenta, sin imaginar el éxito que tendrían. Se estrenó el 8 de junio de 1991 y permaneció en cartelera 17 años. El éxito trajo consigo la mimetización con el personaje: “a veces Marimar me decía: Ay, Papá te estás sentando como La señora Presidenta, pero yo no me daba cuenta. El mayor elogio que me pudieron dar fue preguntarse quién daba las gracias, si Gonzalo o la señora presidenta”.
En enero de 1997, y al conseguir las 2 mil 600 representaciones, La Señora Presidenta ingresa al Libro de Récord Guiness, como la puesta con mayor número de escenificaciones y cambios de vestuario (36 mil veces). Pero el éxito teatral también le trajo el fin de su matrimonio: “me equivoqué, me confundí y caí en las redes de una persona que no era bien intencionada, que no valía nada al lado de lo que tenía y vino el divorcio. Fue muy doloroso. Según ella (Leonora) me perdonó, pero yo creo que no. Sufrí como un perro porque se fueron de casa”. Luego de su separación con Leonora, a finales de la década de los 90, en una audición para La Señora Presidenta, conoció a una actriz estadounidense de nombre Andrea Sisniega Campbell, con quien llevó una relación hasta el final de sus días (16 años). El flechazo fue inmediato. “Primero fue difícil, Zuria no la aceptaba. Después se los ganó”.
En 1999, luego de haber realizado en Televisa sus dos últimas telenovelas, El vuelo del águila en 1994 y Alondra en 1995, Gonzalo entró en una pausa en la televisión que lo obligó a emigrar a Televisión Azteca. En mayo de 1999 firma contrato para protagonizar La vida en el espejo. El 10 de noviembre de 2000 estrena como productor Te Amo, Eres lo Máximo, Pero Cambia”. En 2003 al éxito de La señora presidenta se sumó el de la película La tregua, basada en la novela de Mario Benedetti, dirigida por Alfonso Rosas Priego y de la que se habló mucho debido a las candentes escenas que Gonzalo realizó con la actriz Adriana Fonseca.
LE DIAGNOSTICAN SÍNDROME MIELODISPLÁSICO
Gonzalo Vega decidió descansar un tiempo del cine y la televisión, hasta el 2008, cuando regresó con la telenovela Tengo todo excepto a ti. A los pocos capítulos la historia fue reescrita, lo que provocó el enojo y la renuncia del actor. En diciembre de 2010 decidió hablar del Síndrome mielodisplásico en las tres líneas de la sangre con sideroblastos en la médula ósea. Los síntomas son anemia, hematomas, infecciones que no se curan y cansancio crónico. “Empecé a tomar medicamentos que te van disminuyendo. Un doctor mexicano me recomendó arreglar mis cosas porque no iba a estar bien los próximos meses. Mis hijas me mandaron a Houston, era un dineral, pero queríamos tener una segunda opinión. En Houston me diagnosticaron que mi enfermedad ya había evolucionado a Leucemia aguda mieloide. Yo quería vivir, nunca me quebré. Me aconsejaron que me trataran en México, por el costo, así que ingresé al Hospital de nutrición en donde me dijeron que sólo tenía el 3 por ciento de células cancerígenas en la sangre, y no el 20 por ciento que me habían dicho que me habían dicho en Houston”. El hospital nunca se hizo cargo económicamente de su error.
Al notar que su salud mejora notablemente, Vega acepta el papel principal de la película Nosotros los Nobles en 2013, con un rotundo éxito. Y también participa en la obra Don Juan Tenorio, obra a la cual también le tenía un especial cariño. Gonzalo Vega siempre dijo que nunca buscó la fama: “Yo busqué que me quisieran. Hacer bien mi trabajo para que me quisieran”. Y logró su objetivo. Descanse en paz uno de los actores más queridos de México.