"Ser papá sí me llama muchísimo la atención": Luis Gerardo Méndez
Luis Gerardo Méndez es el mayor de casi una centena de primos y por la convivencia con ellos sabe que quiere experimentar en algún punto de su vida la paternidad.
“Sí, (la paternidad me atrae) muchísimo”, revela Luis Gerardo en entrevista durante la promoción de Cigüeñas: La historia que no te contaron, película animada actualmente en cartelera.
“Mira… aparentemente mis abuelos no tenían nada qué hacer”, bromea el actor de 34 años. “Entonces, del lado materno tengo 13 tíos y del paterno, otros 9: soy el mayor de 85 primos y crecí cargando bebes y jugando con niños. Me la paso realmente bien y ser papá sí me llama muchísimo la atención”.
Es justamente ese instinto, aunado a querer complacer a sus muchos familiares, el motivo por el que decidió doblar a Junior, personaje principal de esta comedia animada que aborda el tema de la paternidad.
“Son ellos una de las razones por las que me gusta doblar este tipo de películas. Mis 40 primos más jóvenes son niños, entonces no pueden ver mis películas ni mis series porque no son aptas para menores. Cuando hago este tipo de película es lo máximo porque mis primitos van en bola a verla. Es algo que me gusta hacer porque sé que ellos disfrutan mucho”.
El también protagonista de la serie de Netflix Club de Cuervos es uno de los actores con mayor demanda de la industria nacional y también comienza a abrirse camino en el cine estadounidense en películas como Rebirth (disponible en Netflix) y Sundown.
Proveniente de una familia fuera del contexto de la industria del entretenimiento ⎯sus padres son médicos⎯, Luis Gerardo desarrolló su pasión por la actuación para generar un sentimiento de pertenencia.
“Cuando empecé, actuar venía de un lugar muy elemental. Era como un güey ‘buleado’ en la secundaria y cuando entré al taller de teatro eso cambió. La gente me decía ‘lo haces muy bien’ y yo me sentía muy cómodo”.
-¿Fue la actuación, entonces, una válvula de escape para Luis Gerardo?
“Sí, pero también fue como un lugar donde me sentía cómodo y donde conocí gente con mis mismos intereses”.
Sin embargo, tras una carrera de más de una década en la que figuran obras de teatro (Hoy no me puedo levantar) y series de televisión (XY), su motivación ha cambiado.
“Sería trágico que, a mis 34 años, ésa siguiera siendo la razón por la que actúo”, explica. “Cuando empiezas a estudiar actuación de una manera más rigurosa y entiendes de qué se trata esto, te das cuenta que es un arma poderosísima y que el arte te da la opción de espejear al otro. Todo se vuelve más complejo e interesante. Ya no actúo porque me gusta que los compañeros de la secundaria me aplaudan; ahora lo hago porque me provoca algo cuando leo un guión bueno”.