La "travesura" del Papa que desconcertó a todo su equipo
Primero, el Sumo Pontífice le pidió a su chofer salir del Vaticano, ¡sin escolta!, para acudir a la sede de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) sin avisar, en un gesto calificado en un relato oficial como una travesura nunca antes cometida por un Papa.
"Soy el Papa; no te preocupes que estamos en las manos de Dios"; le dijo Francisco a su chofer poco después de las 09.00 horas al indicarle su deseo de salir del territorio pontificio sin guardaespaldas.
El chofer cumplió las órdenes y condujo el auto del Papa hasta la Via della Conciliazione, avenida que une la Plaza de San Pedro con Roma. En cuanto llegaron, Francisco bajó del auto, subió al elevador que lo llevó hasta el cuarto piso y, como cualquier otra visita, tocó el timbre.
Una de las empleadas de la CAL abrió la puerta y se quedó impactada al ver parado ahí al mismísimo Papa quien le dijo "Buenos días, ¿puedo pasar?", a lo que la mujer, totalmente sorprendida respondió: "Santo Padre, ¡qué increíble sorpresa!".
Cuando el Santo Padre llegó, los dos sacerdotes y las mujeres que prestan servicio allí, estaban en una reunión con el secretario, Guzmán Carriquiry, amigo de años atrás del Papa Francisco, y fueron interrumpidos por otra de las empleadas que llegó a toda velocidad a decirles "¡el Santo Padre, rápido, el Santo Padre!". Los ahí reunidos, apenas tuvieron tiempo para reaccionar cuando se escuchó la voz del Obispo de Roma acercase por el pasillo, entonces Carriquiry salió a recibirlo en la puerta de su despacho, mientras el líder de la Iglesia Católica lo interrumpió para preguntar "Buenos días, ¿tienes un tiempo para conversar un poquito?". Ambos dialogaron varios minutos en privado, mientras afuera todos estaban aún sorprendidos por la inesperada situación.
El relato continúa narrando que los presentes le preguntaron al chofer qué había ocurrido y él les explicó que el Papa dispuso salir sin escolta, demostrando una vez más su carácter libre y espontáneo al saltar todos los protocolos correspondientes. Dijo que, después de su visita al dentista,dentro del Vaticano, Francisco le pidió desviarse y él le respondió que era complicado pero él insistió. También dijo que al ver salir el vehículo por la puerta de Santa Ana, los guardias Suizos solo atinaron a hacer un saludo solemne.
Parecía una acción completamente natural, la primera travesura de este tipo, añadió el escrito.