Razones por las que te da hambre y no puedes parar de comer
1. Desayunas mal
El desayuno es la comida más importante del día, por lo que se supone debería ser también la más completa, por eso cuando desayunas sólo un café o cereal con leche, tu metabolismo lo interpreta como una crisis exigiéndote a lo largo del día más fuentes de energía.
2. No duermes lo suficiente
El simple hecho de dormir mal genera de inmediato muchos otros malos hábitos, entre ellos el deseo de ingerir carbohidratos debido a que el cansancio y el sueño que sientes durante el día estimulan el aumento de la hormona Ghrelin -también conocida como hormona de la obesidad-.
3. Te saltas comidas
Cuando dejas que tu estómago se quede vacío por un largo periodo, automáticamente habrá un incremento en la hormona de Ghrelin disparando tu apetito al máximo en tu próxima comida ¡Cuidado con estimular esta hormona!
4. Estás tomando medicamentos
Algunos fármacos estimulan el hambre, te recomendamos leer los efectos secundarios o preguntarle a tu médico si las medicinas que tomas afectan tu apetito para que estés al tanto y puedas controlarlo.
6. Estás deshidratada
Cuando parece que tu cuerpo te exige algo de comer, es probable que lo que en realidad necesita es agua, por eso cuando creas estar hambrienta trata de beber un poco de agua antes de correr por una botana.
7. Comes muchos dulces
Sabemos que son deliciosas, pero los carbohidratos simples que contienen tus dulces favoritos provocan un pico de azúcar en la sangre, ocasionando que tengas aún más ganas de este tipo de alimentos, a pesar de estar más que satisfecha.
8. Te faltan proteínas
Los alimentos ricos en proteínas tienen la capacidad de saciar tu apetito logrando controlar el hambre hasta tu próxima hora de comida sin visitas sorpresas a la nevera ni a la tiendita de la esquina.
9. Necesitas más alimentos grasos
Al igual que con las proteínas, las grasas buenas se relacionan con la sensación de saciedad. Por eso hagas la dieta que hagas, trata de no eliminar por completo los alimentos ricos en grasas sanas como el aguacate, frutos secos, etc.
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10. Comes muy rápido
Cuando te comes todos tus alimentos en un santiamén, a pesar de que hayan sido más que suficientes, no le das el tiempo suficiente a tu cerebro de enviar las señales de saciedad a tu estómago, por lo que continuarás sintiéndote hambrienta.
11. Una palabra: “foodporn”
¿Te la pasas metida en las redes sociales? Seguramente te estás exponiendo a un bombardeo de foodporn, es decir, imágenes videos y muchas otras cosas relacionadas con comida, generando en tu cerebro la necesidad de comenzar a comer ¡YA!
12. Tomas bebidas light
Si eliges estas bebidas para “cuidar tu figura” ¡Ten cuidado, estás engañando a tu cuerpo! Ya que al beberlas automáticamente se comienzan a enviar señales a tu cuerpo de que “viene comida” pero como ésta nunca llega, comienza a exigirla de inmediato.
13. Estás estresada
El estrés tiende a activar ciertas zonas del cerebro relacionadas con la sensación de hambre, por eso cuando te sientes ahogada entre tantas obligaciones, resulta mucho más fácil llevarte unas papitas a tu escritorio.
14. Estás aburrida
En esos momentos de aburrimiento, nuestro cerebro comienza a buscar un manera fácil y rápida de generar dopamina, llevándote automáticamente hasta la comida. Por esta misma razón cuando nos sentimos tristes, nos gusta disfrutar de un gran bote de helado mientras vemos películas.
15. Comes demasiado
Cuando te das esos atracones de comida, es probable que pienses que estarás satisfecha por un largo rato ¡Pero no! Lo único que logras es expandir tu estómago más de lo normal, por lo que la siguiente vez que comas -que probablemente llegará antes- tendrás un mayor espacio para más alimentos y con esto, más hambre.
16. Has bebido demasiado alcohol
Un estudio reveló que es más probable que introduzcas a tu cuerpo grandes cantidades de carbohidratos después de haber bebido mucho alcohol, ya que este tipo de bebidas te deshidratan, provocando que tu cuerpo entre en la confusión de “¿Tengo hambre o tengo sed?”
Aunque parece que absolutamente todo nos da hambre, te aseguramos que es más sencillo de lo que crees encontrar un equilibrio en el cual comas bien y a tus horas, solo es cuestión de evitar los excesos a como dé lugar.