Luis Gerardo y otras personalidades apoyan a estudiantes Sirios
Con el hashtag #EnMéxicosepuede escrito en una cartulina, el actor invitaba a todos sus seguidores a unirse al Proyecto Habesha. Como él, otras personalidades han decidido apoyar con su imagen o de forma más activa esta pequeña plataforma solidaria. Entre ellos están el filósofo Fernando Savater, el Padre Alejandro Solalinde, el periodista Javier Solórzano, el escritor Alberto Ruy-Sánchez, el mayor experto en refugiados Kilian Kleinschmidt, el ex embajador Luis Ortiz Monasterio y otros en activo como Diego Gómez Pickering, embajador de México en Reino Unido. El objetivo es muy claro: lograr que 30 jóvenes sirios terminen sus estudios universitarios que por causa de la guerra los hayan tenido que abandonar. “Es un gesto simbólico. ¿Qué son 30 estudiantes en el mar de esta tragedia?”, comenta Liliana Oliva, miembro fundador de Habesha que, desde Madrid, España, promueve esta iniciativa.
Y tal vez tenga razón. Ante el drama de los más de 7.5 millones de personas que han tenido que abandonar Siria a causa de la guerra, estos 30 futuros becarios es un número irrisorio. Pero este grupo de 25 ex alumnos de la Universidad Panamericana de Aguascalientes simplemente “quería hacer algo concreto”. Precisamente en esta universidad del centro del país y en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México será donde continúen con sus estudios, gracias a las becas que han ofrecido de momento estos dos centros.
TRÁMITES Y MÁS TRÁMITES Sin ánimo de lucro, laico y apolítico, este proyecto solidario ha basado la selección de candidatos sólo por su perfil académico y por “su capacidad de adaptación a una sociedad como la mexicana”. Como explica Liliana, “son chavos muy seculares, estudiantes de ciudad como lo fuimos nosotros, que hablan dos idiomas, pero que han tenido que huir”. Es el caso de Essa Hassan, de 26 años, que habla cinco idiomas y que llegará el próximo 17 de septiembre para proseguir su carrera de ingeniero.
“Essa va a aterrizar en el aeropuerto de la Ciudad de México, pero primero tendrá que pasar por Roma, luego Ecuador, para poder llegar a México. Administrativamente no había posibilidad de hacerlo llegar de forma más directa por las visas”, comenta Liliana. El entramado burocrático, los trámites, y “la falta de vehículos administrativos para poner en marcha una colaboración fluida entre el Gobierno e iniciativas de la sociedad civil como ésta” han ralentizado el proyecto. “Llevamos dos años y apenas va a llegar el primero, no lo podemos creer. ¡Por fin!”, concluye Oliva.
El proyecto Habesha calcula en un millón de pesos el costo anual de estos 30 estudiantes (manutención, cursos propedéuticos, traslados y trámites), que irán llegando al país a lo largo de este año y 2016. Aunque cuentan con el beneplácito de las más altas instituciones de ayuda al refugiado, como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) o la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), los responsables de Habesha buscan apoyo en donativos, que canalizan a través de su web www.proyectohabesha.org .