La infancia de Juan Gabriel
Juan Gabriel nació preocupado. Si trae a la memoria sus primeros recuerdos, se ve a sí mismo haciéndose preguntas. Cuenta que se ponía a pensar: ¿qué será de mi madre?, ¿qué será de mí mismo?, ¿cuánto tiempo más estaré en el internado?
Con una vida itinerante, primero Parácuaro, después Apatzingán, luego Morelia y finalmente Ciudad Juárez, el niño Alberto Aguilera logró estabilidad manteniendo la cabeza firme. Su infancia fue muy corta. "De niño yo era viejo", declaró en una ocasión.
En su pueblo natal, el primero de la ruta, apenas pasó siete meses de su vida. Era el más pequeño de los 10 hijos de Victoria Valadez y ahí vivió su primera pérdida. Su padre, Gabriel Aguilera, quemaba un pastizal para luego poder sembrar maíz, pero un día el fuego se extendió al terreno de junto, lo que le produjo un golpe emocional del cual nunca se recuperó y tuvo que ser internado en el hospital psiquiátrico La Castañeda.
El resto son especulaciones. Algunos aseguran que don Gabriel escapó y buscó a su familia en Parácuaro, pero que nunca la encontró porque ya se había marchado a Juárez. Se dice, también, que al salir deambuló sin rumbo fijo. Otros más comentan que murió en el mismo hospital.
Ávido de libertad
Después de este doloroso suceso, comenzó el peregrinaje de la familia Aguilera Valadez, que terminó en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde el cantante, desde muy pequeño, se topó con su destino: "Mi mamá no podía conmigo, pienso que por eso me llevó al internado. Antes que ser madre era mujer y eran sus mejores años".
En ocasiones Victoria lo iba a visitar y lo llevaba a la casa donde trabajaba de sirvienta. Entonces Juan Gabriel le ponía seguro a la puerta del cuarto para que no pudieran salir y no lo llevaran más a ese encierro. Por cierto, cuando se volvió famoso, el cantante compró la vivienda.
Aunque los intentos del joven por recuperar su libertad fueron en vano, a veces lograba escabullirse y estar fuera por varios días, en los que trabajaba para poder subsistir. Lavaba coches, le cargaba la bolsa de las compras a las señoras... En fin. Poco le duraba el gusto porque en cuanto lo descubrían, lo llevaban de nueva cuenta al internado.
En una de esas escapadas, Alberto llegó a Parácuaro, a la tienda de don Efrén, un michoacano de ascendencia española que se sorprendió mucho con la presencia del muchacho, pues no sabía cómo había llegado hasta ahí. Sin embargo, de esos viajes tan largos, de Juárez a Parácuaro o a Acapulco o sabrá Dios a dónde más, pudo haber salido la canción "Denme raid".
En otra ocasión Alberto estaba en la entrada de la miscelánea leyendo una historieta de El Llanero Solitario cuando comenzó una balacera "y el muchacho no se movía hasta que lo jalé y le dije ‘vente para acá'", recuerda el tendero. Décadas después, el joven, convertido en Juan Gabriel, le mandaba a don Efrén postales con las fotos de los lugares que conocía, las cuales el viejo aún conserva.
Conoce a su benefactor
Pese a la resistencia de Alberto de permanecer en el internado, fue en este lugar donde encontró su vocación. Ahí tenía un maestro de nombre Juan Contreras que daba clases sobre cómo hacer artesanías. El hombre se estaba quedando sordo y los alumnos se reían de él, excepto Juan Gabriel: "Me daba pena. Cómo me iba a burlar, él me enseñaba cosas, me decía que yo no era como los demás niños", y de ahí nació una larga amistad.
Curiosamente Juan era aficionado a la música y en una hoja le dibujaba a Alberto las teclas de un piano, con eso le explicaba las notas musicales. También le enseñó a tocar la guitarra. Él fue el único que supo por boca del propio cantante la tristeza que éste sentía por la lejanía de su madre.
Una tarde, al sacar la basura del internado, Juan Gabriel decidió huir. Tenía 13 años. "Ya no aguanté. La libertad es un deber, por eso me salí." Desde luego, corrió a buscar a Juan Contreras, con quien se quedó a vivir. Ambos vendían artesanías de madera, mimbre y hojalata que ellos mismos hacían. Un año después, Juan Gabriel buscó a su madre y a su hermana Virginia, a quienes ayudó en el negocio de hacer burritas de tortillas de harina para ofrecerlas en el centro de Ciudad Juárez.
En estos tiempos, fue cuando Juan Gabriel compuso su primera canción: "La muerte del Palomo". Su hermano José Guadalupe no le creía que fuera de él. Lo de cantar estaba bien, pero ya escribir un tema le parecía una exageración de adolescente.
*Artículo publicado en la edición 114 de la revista Quién. Por Ana Ávila con colaboración de Jessica Sáenz, Katya Segura, Yessica Cancino López-Dóriga y Guillermo Alvarado.