Las selfies, las nuevas egotecas
Era la noche del Oscar, Ellen DeGeneres se estaba luciendo como presentadora de la entrega 68 de los Premios de la Academia, cuando de pronto se acercó a las primeras filas de los asistente; le pidió a Meryl Streep que se tomará una selfie (autorretrato) y la actriz aceptó siempre y cuando se unieran más personas. El resultado: la foto más retuiteada en la historia, 4 mil retuits en tiempo récord. Y es que en ese momento todo mundo quería verla, tomarla, subirla a sus redes por ello el sistema de Twitter se cayó por un par de minutos.
Ya varios famosos se han divertido con esta forma de mostrar su momentos íntimos frente a un espejo o estirando el brazo, pero está en verdad fue épica pues en la foto estaban Jared Leto, Brad Pitt, Meryl, Lupita Nyong'o, Bradley Cooper, Angelina Jolie, Kevin Spacey y Ellen.
En la edición 305 de la revista Quién publicamos como artículo principal "Facebook, Twitter, Instagram... El paraíso de los narcisos", dedicado a este nuevo fenómeno en las redes sociales. Y aquí te lo compartimos.
I LOVE MYSELF!
Los autorretratos existen desde hace siglos, pero hoy, gracias a los smartphones, es más fácil que nunca hacerlos, publicarlos y mostrarlos al mundo. El académico Genaro Lozano (por cierto muy fan de hacerse selfies) nos explica este boom en redes sociales. Además, te mostramos quién es quién en las egotecas virtuales de la sociedad en México.
Mírame, estoy tomándome una selfie con el iPhone. Nadie me retrata como yo a mí mismo.
Yo tengo el control de mi imagen. Agrego unos cuantos filtros en Instagram y espero a ver cuántos likes caen. Conecto mi cuenta de Instagram con la de Facebook y Twitter o viceversa, y entonces el efecto puede ser viral. Se genera una conversación, la pose se vuelve multimedia e interactiva. Me pueden ver mis cientos o miles de seguidores, mandarme alguno que otro mensaje directo con propuestas indecorosas, o algún mensaje a mi inbox de Facebook. Es el mantra de las redes sociales. La era de la egoteca digital.
Selfie, la palabra del año 2013 según el Oxford Dictionary, que la define como "a photograph that one has taken of oneself, typically one taken with a smartphone or webcam and uploaded to a social media website" y agrega: "occasional selfies are acceptable, but posting a new picture of yourself every day isn't necessary".
Traducción: selfies son autorretratos digitales... y por favor no compartas obsesivamente y a cada momento tu obsesión contigo mism@.
Pero who's listening? De acuerdo con el sitio BuzzFeed, cada 60 segundos se suben 208 mil 300 fotos a Facebook, 27 mil 800 fotos a Instagram y se generan 278 mil tuits, muchos de ellos con selfies.
LOS ANTEPASADOS DE LAS SELFIES
Las selfies no son nada nuevo. Su precedente está en el Renacimiento italiano. En el Cinquecento, cuando Raffaello Sanzio, El Parmigianino y Andrea Mantegna empiezan el género del autorretrato. Además de haber pintado sus mado-nnas, Raffaello es célebre por un pequeño cuadro que hoy cuelga en el Louvre titulado "Autoritratto con un amico", tal vez la primera selfie casual. La historiadora del arte Joanna Woods-Marsden analiza precisamente el género del autorretrato en un libro titulado Renaissance Self-Portraiture: The Visual Construction of Identity and the Social Status of the Artist. Para ella el autorretrato tiene eso, una ansiedad por el estatus del artista.
Ese género pictórico se perfecciona a lo largo del tiempo. En él caen Rembrandt y sus oscuros autorretratos, Velázquez y su aparición en Las meninas, pero los reyes del autorretrato moderno son Vincent van Gogh y Frida Kahlo. Ambos artistas incomprendidos en su época, pero convertidos en figuras de culto cuando se entendió que en sus autorretratos había dolor y vida, la pulsión de eros y tanatos, y sí, también una elevada dosis de narcisismo.
La aparición de la cámara fotográfica revoluciona todo. A fines del siglo XIX, el francés Gaspard-Félix Tournachon, alias Nadar, nos regala la que tal vez sea la fotografía madre de las selfies del siglo XXI: su Autorretrato giratorio, de 1865. La foto cumple con algunos de los aspectos de las selfies: presenta al autor desde todos los ángulos, además es interactiva para su momento. Raffaello, Van Gogh, Nadar y Frida son los padres y madre de las selfies, pero son las plataformas digitales del siglo XXI las que hacen el fenómeno viral e interesante, y que le quitan también el lado artístico, aunque Lady Gaga piense que sus selfies son "artpop"...
EL FENÓMENO VIRAL
Selfie aquí y selfie allá, en el avión, manejando, en pose casual, con duck face, la que te tomas frente al espejo, la de la playa, la de las partes del cuerpo, las de chica mala, las que te tomas con el famoso que viste en el aeropuerto. Hay varios tipos de selfies y cada segundo se inventa tal vez uno más. Es un género fotográfico en constante evolución. Todo es culpa de los millennials, esos jóvenes veinteañeros que, según la revista Time, son la generación más narcisista y autorreferencial de la que se tenga registro.
Son jóvenes que usan las redes sociales para pasar del anonimato a convertirse en trendsetters digitales, a coleccionar likes, más de 100, más de mil, más de 10 mil. Los que presumen el cuerpo trabajado en el gimnasio, los nuevos ricos que te avientan en la pupila su riqueza, los vuelos en jets privados, los mirrreyes y sus lobukis, en sus versiones asiáticas, europeas y estadounidenses, y alguna que otra hija de un líder sindical petrolero mexicano. Son también las diosas y los dioses socialités de siempre, posando en los viñedos de Baja California, emulando a Blair Waldorf y sus entourages. Es la era ya no de los 15 minutos de fama de Warhol, sino de las cibercelebridades, efímeras también, pero con mayor resonancia.
No son sólo los personajes ignotos. Son también las estrellas del mainstream. Es Belinda que se toma sus selfies con su maquillista y la celebran sus más de 700 mil seguidores en Instagram. Es ese maquillista que se monta en la fama de los otros y acumula seguidores. Es Madonna y su lucha por sobrevivir en el firmamento, tomándose selfies como si fuera veinteañera. Son las socialités mexicanas como las hermanas Ortiz Monasterio que suben sus selfies a Facebook y Twitter para promocionar sus proyectos de comida gourmet.
Es Ivonne Cohen, una presentadora de E! y sus 13 mil seguidores que le regalan pocos likes cuando presume sus Louis Vuitton, Hermès, Valentino o Chanel en Instagram, posando su ansiedad por el estatus, Alain de Botton dixit. Es Ana de la Reguera en selfies más minimalistas y donde muestra su sonrisa etérea o promociona a su amado Veracruz. Es el diseñador Mancandy promocionando sus colecciones de ropa. Son también las estrellas de El Canal de las Estrellas que aprovechan el fenómeno de las selfies para tener el control de su imagen, o eso piensan. Como argumenta el académico Jeff Jarvis en su libro Public Parts, la privacidad en la era de las redes sociales no existe. Ni siquiera para los socialités que tienen sus cuentas en modo privado. Instagram, Twitter y Facebook tienen los derechos de todo lo que se suba en sus plataformas.
La egoteca no es privada. La privacidad es una ilusión. En internet todo es público.
LA POLÍTICA
Narciso nos seduce a tod@s. Tod@s somos selfies. Son los políticos en campaña que necesitan conectar con los votantes jóvenes y sus formas de comunicarse, de conversar en las redes. Es Peña Nieto que se toma una selfie con una militante del PRI en un evento de la campaña de 2012. Es Barack Obama en una parada en Iowa que carga un bebé, le pasan un iPhone y se toma una selfie para regresarle el infante y el smartphone a la madre. Es Chelsea Clinton que convence a su madre Hillary de tomarse una selfie juntas y compartirla en redes sociales. Es el polémico ex congresista estadounidense Anthony Weiner, quien se tomó una selfie de "su selfie", la subió a Twitter y tuvo que renunciar a su cargo legislativo. Es la senadora mexicana Gabriela Cuevas y sus selfies posando en su trabajo, pero también las que se toma con la ex Kabah Daniela Magún.
Es la otra panista, Mariana Gómez del Campo, y sus selfies con sus hermanas en sus clases de box, pero también las que se toma para enseñarnos que sí trabaja, o que al menos sabe posar. Es el gobernador Manuel Velasco y sus selfies con Anahí, buscando reconocimiento de nombre a nivel nacional y de paso presumiendo su hombría.
Pero las selfies políticas no son sólo las que se toman los políticos con fines electoreros o de difusión. Las selfies, además de vanidad, también pueden tener una intención política desde los ciudadanos, célebres y no.
En esta era autorreferencial acudo a una. En 2012, durante la visita del anterior Papa, Joseph Ratzinger, a México, me tomé una selfie en la que yo aparecía sin camisa, la subí a Twitter con el hashtag #DesnúdateparaelPapa para celebrar la sexualidad, la diversidad sexual y el derecho a decidir ante la cerrazón del Vaticano frente a estos temas. El hashtag se hizo tendencia mundial. Como este, abundan los ejemplos de "selfies con causa". Rebecca de Alba y sus selfies para hacer conciencia sobre la lucha contra el cáncer y todo el apoyo de sus amigos, como Sofía Aspe, que sube una selfie para sumarse al Octubre Rosa. Los estudiantes que subieron miles de selfies con su credencial universitaria a las redes sociales para apoyar al movimiento #Yosoy132, durante 2012. Esta intersección de vanidad, política y causa es tal vez lo más interesante de las selfies, por las conversaciones que generan, los apoyos que logran, trascendiendo fronteras físicas y de idioma.
Como bien dice el epígrafe, nada como el autoelogio, nada como el amor a uno mismo. Nada como ese humano deseo de sentirnos halagados o que nos "echen porras" cuando lo necesitamos. Nada como esa vanidad grupal, reflejo de estos tiempos. Nada como la seguridad y las posibilidades que nos dan las selfies. ¡Clic!