OPINIÓN: ¿'Duck Dynasty' celebra la homofobia o la libertad de expresión?
Nota del editor: Iván Pasillas es el editor de especiales de Quién.com, experto Hollywoodólogo, cinéfilo de corazón y tv junkie por obsesión. Egresado de Comunicación por la Ibero, dedicado al periodismo de espectáculos desde hace cinco años.
Los reality shows jamás se han caracterizado por llenar la pantalla chica de virtudes y celebraciones a lo mejor de la raza humana. Ahí tienen 'The Simple Life' aplaudiendo la incompetencia, a 'Jersey Shore' como un escaparate del alcoholismo y los excesos o a 'Here comes Honey Boo Boo' sentada sobre el trono de la falta de educación y vulgaridad humana. No por nada les llamamos placereres culposos. Y yo me apunto culpable de darle su punto de rating a más de uno de ellos.
¿Pero en qué momento pintamos línea entre lo que es "entretenidamente desagradable" en nuestra programación o dañino a nuestra cultura? Yo tendría que voltear la mirada hacia esas clases de civismo en la primaria y recapacitar en quién es y cómo se la está pasando el afectado.
Que entre el acusado: 'Duck Dynasty'. El reality de A&E sobre una familia autorpocalamada "red neck" de Louisiana que hasta ahorita se había mantenido sanamente en la línea de lo adecuado para un horario familiar, acaba de pisar en terreno volcánico luego de que el líder de la compañía, Phil Robertson lanzara fuertes comentarios homofóbicos en una entrevista que publica GQ.
No es secreto que todos los miembros de 'Duck Dynasty' son ortodoxamente cristianos; de hecho, más de un episodio de la serie termina con ellos orando alrededor de la mesa. Y es precisamente en nombre de su religión que Phil expresa abiertamente su desprecio por el estilo de vida de la comunidad gay. Durante la entrevista, el amante de la ropa de camuflaje y las barbas a la Maximiliano suelta comentarios como los siguientes:
"Todo está borroso entre lo que está bien y lo que está mal. El pecado se vuelve correcto (...) Empieza con el comportamiento homosexual y síguelo de ahí. Zoofilia, acostarse con esta mujer y esta otra mujer y esta mujer y estos hombres. No te engañes. Ni los adúlteros, ni los paganos, ni los prostitutos, ni los homosexuales van a heredar el reino de Dios. No se engañen, no está bien".
O:
"Nunca juzgamos a alguien por quién se va a ir al cielo o al infierno. Ése es el trabajo del Todo Poderoso. Nosotros los amamos, les damos las buenas noticias sobre Jesús; aunque sean homosexuales, borrachos o terroristas. Dejamos que Dios se encargue de ellos después".
Y he ahí mi punto. Sí, está bien, MTV me tiene acostumbrado a ver a hombres y mujeres destruyéndose el hígado como si el paté estuviera en oferta; pero comparar a los homosexuales con zoofílicos y terroristas eso ya salta la barrera del "entretenimiento autodestructivo" y cae sin paracaídas en tierra de "afectando a terceros".
En respuesta a la polémica que las declaraciones de Phil Robertson han provocado en la red y las serias amenazas de boicot que está recibiendo la cadena, A&E tomó la decisión de suspender indefinidamente al patriarca de 'Duck Dynasty' y continuar las grabaciones con el resto de la familia.
Ahora, hay quien está llamando a esta movida un franco insulto a la libertad de expresión. Que no sería del todo correcto tomando en cuenta que ningún gobierno o autoridad están involucrados en esta toma de decisión, pero una empresa privada. Tal vez lo más acertado, entonces, sería llamarle "censura". ¿Pero lo es? Porque desde donde yo estoy parado, lo que está haciendo A&E suena muy parecido a lo que mi mamá me hacía de niño cuando le robaba sus juguetes a mi hermanito. "¡Una semana sin televisión! Vete a tu cuarto y piensa en lo que has hecho".
Phil Robertson, como el resto del elenco de 'Duck Dynasty' tiene un contrato firmado. Uno que, además de otorgarle una ganancia de alrededor de 200 mil dólares por episodio, estipula que la cadena está en todo su derecho de quitarle el tapete de bienvenida en caso de que alguna de sus acciones afecte negativamente la publicidad del show. Y si hacemos nuestras cuentas correctamente, eso es precisamente lo que ha sucedido.
Pero olvidémonos por un momento de lo semióticamente correcto. ¿Cuándo fue que la libertad de expresión se convirtió en un vehículo hacia el odio y la discriminación? Phil Robertson está en todo su derecho de tener una opinión --una que seguramente es compartida por muchos. Está en todo su derecho de practicar la religión de su elección y de llevarse a la habitación la clase de prácticas sexuales que mantengan su sello de aprobación. Pero no de olvidarse de su posición como líder de opinión. En el momento en que uno empieza a usar ese status para afectar la condición de otros, entonces se vuelve un problema.
Los argumentos que se han dado a favor de Phil han sido los siguientes. "¿Por qué se está persiguiendo a los cristianos?" y "¿Qué tiene de malo haber dado una respuesta honesta?" Contestemos ambas.
Cuestión uno. Nadie está persiguiendo a los cristianos. De hecho, lo único que se está pidiendo aquí es una libertad en ambos sentidos. Así como los cristianos piden que se respeten sus creencias en lo que es un comportamiento adecuado y que no lo es; el homosexual pide que se le permita una autonomía en su vida sentimental y sexual. Si el uno no se mete con el otro y todos fuman la pipa de la paz, la libertad permanece intacta. Nadie está persiguiendo a nadie.
Punto número dos. El que ha leído la entrevista completa sabe que Phil Robertson no contestó "honestamente" la pregunta, dado que en ningún momento fue cuestionado sobre la homosexualidad, sino sobre lo que está mal con Estados Unidos. Lo que implica que el tema gay fue total y completamente propiedad de su ronco pecho, como también lo fue la siguiente declaración sobre el movimiento civil anti-esclavista en Louisiana:
"Yo nunca vi que se tratara mal a ninguna persona negra. Ni una vez. Los negros trabajaban para los granjeros. Yo recogía algodón con ellos. Yo estoy con ellos porque somos white trash. Vamos en los campos y ellos van cantando felices. Nunca escuché a ninguno de ellos, ni un negro decir, 'Oye, estos malditos blancos' ¡Ni una palabra! Eran felices".
Si eso no les suena a ustedes a un franco retroceso en todo tipo de avance pro-minorías que ha tenido la sociedad desde principios de siglo, a mí sí. Y pese a que cargo con la bandera de libertad de expresión y anti-censura, tengo que decir que mi mamá tenía razón. Luego de una semana sin televisión y estar encerrado en mi cuarto pensando en lo que había hecho, salía de ahí con todo el respeto que los juguetes de mi hermano podían merecer. Si un tiempo fuera del aire inyecta en Phil Robertson lo que Benito Juárez nos enseñó a los mexicanos a través de los libros de la SEP -El respeto al derecho ajeno es la paz- entonces tengo que que decir...A&E está siendo un gran padre, no un verdugo censurador.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Iván Pasillas. (@Iv_Moony)