`Todas nos sentimos gordas´: Eiza González
Ser hija de Glenda Reyna tiene un gran peso, y más si tu proyecto de vida está basado en una carrera en la que lucir bien lo es todo. De esto nos habla Eiza González, la actriz de 23 años que en entrevista exclusiva rechaza tener anorexia. Eso sí, reconoce que la presión social y mediática por lucir delgada es tremenda y nos revela cómo hace para enfrentarlo. En todo esto, una cosa es cierta: qué delgada se ve... Pero qué otra cosa esperar de una chica de genes norteños que han dado al modelaje mexicano figuras como Liliana Domínguez, Montserrat Oliver y la top model Elsa Benítez. En este medio de modelos, de belleza y delgadez, ha crecido Eiza hasta encarnar toda su belleza en 1.70 metros y 57 kilos, lo cual la pone en las mismas ligas que Katie Holmes o Keira Knightley.
La estrella de la telenovela Amores verdaderos se considera una joven perfeccionista, siente que el hecho de estar en el medio la incita a sobresalir como a muchas otras niñas de su edad, pero lo mismo sucede con todas las demás. Su forma de ser, relajada, y haber crecido en la industria de la moda hacen que se mueva con naturalidad frente a la cámara: es traviesa, coqueta y lo sabe. Sin embargo, no sólo enfrenta la fama por su nombre o su trabajo. En un medio en el que la imagen lo es todo, su línea delgada ha llevado a muchos a hablar de trastornos alimentarios. ¿Anorexia? Su esbelta figura talla XS ha sido la base de tales versiones. Pero un trastorno así no sólo se caracteriza por el bajo peso. Como los expertos afirman, hay otros factores que impiden diagnosticar a simple vista si alguien padece anorexia. Eiza dice que ella es de lo más sana.
Eiza, ¿eres anoréxica?
No, para nada. A ver, dime tú si no me has visto comer todo el día de hoy. (Hablar de anorexia es) muy grave pero a mí me preocupa menos eso; (me preocupa) más el bullying de la gente. No me importa y me da risa lo que me escriben, pero a alguien que sí la sufre, si la atacas y le dices estás enferma, sí puedes causarle graves daños.
Aquí hay que decir que desde que llegó al Live Aqua Hotel México, muy tempranito un domingo, Eiza le entró al juguito, al café y al pan dulce. Luego, casi a mitad del día, entre cambios de ropa y poses en las diferentes áreas de la suite del hotel, pidió unos chilaquiles verdes (sus favoritos) para ganar energía y continuar la sesión. Cuando llegaron, confesó que la comida mexicana es su debilidad, mientras disfrutaba feliz de su brunch y lo abandonaba a ratos para seguir trabajando como lo haría cualquiera de nosotros, totalmente despreocupada.
Y eso es algo que abona a su favor al negar este desorden. Como dicen los expertos, lucir delgada, o muy delgada, no es el único síntoma, hay perfiles muy delineados que indican el padecimiento, afirma Marcela Arzaluz, coordinadora del departamento de Nutrición de la Fundación Ellen West. "La distorsión de la imagen en las mujeres es una de las características de la enfermedad, pero debe estar relacionada con un cierto perfil psicológico, producto de una baja autoestima y una historia de vida conflictiva", dice la experta de este centro en donde tratan trastornos de la conducta alimentaria.
¿A qué edad comenzaste a darle verdadera importancia a tu cuerpo?
Fue exactamente cuando terminé Lola: érase una vez, durante 2008. Yo nunca tuve presión en cuanto a mi físico en mi familia, jamás. Es a partir de que termino la telenovela a los 18 años, en mi papel de Lola Valente, cuando me entró la vanidad. Ahí empecé a decir: "Oye, aunque ahorita tragué chilaquiles (risas), no los puedo seguir comiendo a diario". Después dije: "¡Ay, me los puedo comer pero moderado!" Y ahí es cuando empiezo a cuidarme. En lo personal, yo viví una adolescencia sin presiones en comparación con mucha gente del medio que me decía lo contrario.
¿Crees que en el mundo del espectáculo es más fácil dejarse influenciar por lo que dicta un espejo?
Yo creo que es mucho más fácil dejarse influenciar por lo que dice la gente, no un espejo. Como dicen: "I embrace myself", o sea, en todas mis etapas desde que estaba chobicita en Lola hasta ahorita me quiero y me valoro. Yo siempre he sentido mucho amor por mí, porque he recibido mucho amor.
UN MODELO DE MAMÁ
¿Cómo fue vivir con una mamá que era una modelo y trabaja creando más modelos?
Vivir con mi mamá ha sido increíble. Toda la gente de la moda me conoce desde muy chiquita, Óscar Madrazo, Elsa Benítez y muchos diseñadores... Ha sido un proceso impactante. Nosotros venimos de una familia muy humilde de Sonora, muy numerosa y ella no tenía dinero para vivir en la ciudad y vino acá y trabajó. Tiene una maestría, es odontóloga, fue maestra, ¿sabes? Crecer con ella ha sido impresionante porque hemos sufrido muchísimas pérdidas, mi padre murió en un accidente de moto cuando yo tenía 12 años, se llamaba Carlos. Ella y yo hemos sido como esa mancuerna, junto con mi hermano, que tiene 34 años, sólo nos tenemos a nosotros.
En la plática, se revela que Eiza está consciente del precio que hay que pagar en el showbiz y la batalla por ser la más preparada, obtener los mejores papeles o conseguir las oportunidades más importantes. Sacrificios, ejercicio, dietas, cirugías... Eiza acepta una mínima intervención.
¿Has recurrido a las cirugías?
Sí, me operé la nariz y ya, no me operaría nada más. Me han adjudicado miles (de operaciones). Pienso que me tiene que dar igual todo lo que inventen, porque la realidad la sé yo y si me hubiera operado algo más, te juro que lo digo. Las que no se operan es porque no quieren o no pueden.
Yo no tengo un issue con eso si hay algo que a ti no te gusta. La diferencia es que se vuelva una adicción y una obsesión.
¿Crees haber sufrido sobrepeso?
No sé si lo considere sobrepeso. Es muy chistoso porque mi historia de vida a nivel público empieza a los 17 años en Lola y toda la gente tiene ese concepto de que esa soy yo. Lo que a mí me pasó es que cuando muere mi padre yo caigo en una depresión grave y me voy a Italia. Ahí le entro durísimo a la comida y, literal, (estaba) comiéndome mis sentimientos para absorber su pérdida. Es ahí cuando me descuido, entro a este medio con ese peso y luego me estabilizo.
¿Vas con algún nutriólogo?
Sí, de hecho todo este proceso en el que la gente me acusa ha sido bajo un cuidado completo. Yo empecé la telenovela y bajé cinco kilos con una dieta increíble de cinco comidas al día con porciones personalizadas. Esa es la diferencia entre hacer dieta y aprender a comer bien: encontrar equilibrio para que tú te mantengas. He subido. Ahorita peso 57 kilos y mido 1.72 metros y estoy en un peso bastante correcto, bajé cinco para la novela y ahora subí siete kilos. Obvio, en Lola pesaba 60, nada más que estaba más chiquita, no había crecido.
¿Qué pensaste cuándo tuiteaste aquella controversial foto? ¿Cómo te sentiste con los comentarios?
Realmente no lo pensé, o sea estaba en Acapulco me tomé una foto y la subí, equis. La realidad es que ninguna mujer me va a poder decir que no, pero somos muy buenas y nos truqueamos muy bien en las fotos, esa es una realidad. Estoy delgada, pero lo que me sorprende es que me ven al aire y ven fotos y se dejan ir por fotos y no por lo que ven en la tele. Obvio, sí fue una reacción muy grande, me sentí atacada porque la gente es muy cruel, no se da cuenta de las cosas que dice; o sea, gracias a Dios yo no sufro ninguna enfermedad, pero imagínate que sí y ese bullying que hacen.
¿Es una obsesión de las mujeres estar al pendiente de la báscula?
Yo oigo a todo el mundo decir lo mismo. El otro día estaba sorprendida porque una chiquita de no más de 11 años decía: "Es que, mamá, me siento gorda con este vestido". Y yo: "Nooo, o sea, ¿cómo?" Todas las mujeres, hasta las más guapas, lo piensan, siento que es una inconformidad social que tenemos. No creo que sea realmente una enfermedad pues todas decimos:
"Ay no, es que con estos jeans me veo gorda". Siento que las jóvenes ya lo adoptamos como una frase, es como decir wey... No sé cómo explicarte, ya se ha vuelto cotidiano. La misma sociedad te vende esto y yo también soy parte de ella, a mí también me venden todo esto de la imagen, no podemos mentir, tenemos que ser honestos. No creo que exista una mujer que nunca haya dicho: "Ay, me veo gorda".
Kilos de menos que pesan más
Según Marcela Arzaluz: "Hay una delgada línea entre lo que es vivir de manera saludable y caer en la anorexia. Empiezas por cuidarte y puedes perder el control". Bajo esa premisa, es un error decir que cualquier mujer que se cuida es víctima latente de un trastorno y el peligro de cruzar hacia el lado de la obsesión depende mucho de la autoestima. "Una persona haciendo dieta tiene riesgo de tener anorexia. Sin embargo, debe existir todo un cuadro clínico".
¿Qué aconsejas a chicas que te admiran y que podrían tener algún problema por una baja autoestima?
Es que puede pasar de ambos lados, con una baja autoestima te puedes ir tanto a la obesidad como a la flacura. Es un hecho que hay un patrón en la sociedad de hacernos menos todo el tiempo y decir: "Ella está más guapa, yo no estoy tan bonita". Yo lo que recomiendo es buscar un equilibrio.
¿Buscar la perfección puede ser causa de infelicidad?
Claro que sí. Mi ley es disfrutar día a día las cosas que valen la pena, tu físico no significa todo en la vida.