Carey Mulligan: la belleza detrás de `Gatsby´
FOTOGALERÍA backstage de `El gran Gatsby´
Cortinas vuelan con el aire dentro de la sala de una inmensa mansión, en una espectacular escena que parece sacada de un sueño. Aparece una mano diminuta con un anillo que haría suspirar a muchas y segundos después, ahí está Daisy Buchanan, la rubia que vuelve loco a Jay Gatsby. Y es que Carey Mulligan, quien hace el papel de la apasionada pero voluble Daisy, es tal vez la pieza más llamativa dentro de la colección de joyas que Baz Luhrmann presenta en "El gran Gatsby", la esperada película que se estrena hoy en las pantallas de todo el país. A pesar de esa mirada naif, no es la primera vez que Carey se encuentra bajo la mira de una enorme cámara de cine. La vimos como una estudiante confundida en "An Education", también acompañar a Ryan Gosling en "Driver" y con Michael Fassbender en el drama "Shame". No es ninguna primeriza pero éste sí es si primer gran film de estudio.
"Cuando me preparaba para hacer el papel de Daisy, encontré que la producción había dejado en mi habitación un iPod precargado con vídeos y fotos de los años 20, para inspirarme, y pensé, `¡Estoy en una película de estudio!´ Es la película más glamorosa que he hecho", nos platicó la actriz en Londres, sonriente -y mucho más clara y segura de lo que uno pensaría por esa tierna imagen que proyecta-. "El vestuario, la joyería, el maquillaje y la peluca son sólo 50 por ciento de la batalla, especialmente cuando estás filmando una película de época. Todo está hecho de forma exquisita y son bellos, los usas, te cubren el joyas Tiffany y de pronto cambia la forma en que te mueves y cómo te paras". Visualmente, la experiencia de "El Gran Gatsby" es un lujo. Los sets fueron diseñados por la talentosa Catherine Martin de forma tan espectacular que a primera vista parecen irreales. Los colores, las fiestas y hasta las escenas de pelea parecen salidas de un sueño y el vestuario no podía quedarse atrás. "Daisy y Tom son, como lo dice el libro "ricos estilo Rockefeller", así que tienes que parecerlo. Usé millones de dólares en joyas en diamantes, tan sólo en mis manos, nunca me había puesto algo así. Es magnífico, le da una grandeza especial al momento".
Aparecer en `El gran Gatsby´ era su destino. Fue precisamente en la premiere de "Never Let Me Go" -película que protagonizó junto a Keira Knightley y cuya fiesta nos confiesa ha sido la más divertida de su vida- donde conoció a quien le daría el cotizado papel de Daisy: Baz Luhrmann. "Mi asistente me decía que ya nos fuéramos y lo le decía "¡Shh! Es Baz Luhrmann! Él me dio una valiosa lección: `las premieres son como una boda: tienes que encargarte de que todos se diviertan, no de divertirte tú´. Me pareció un detalle interesante y me quedé platicando con él por un buen rato´. Lo dice Luhrmann, quien claramente sabe de diversión. Las películas del australiano suelen caracterizarse por ser exuberantes, alocadas, mágicas. "Trabajar en un set suyo no se parece en nada de lo que haya hecho antes, obviamente. La escala de lo que hace es inmensa comparada con las otras cintas que he hecho." Y aunque tras la aparición en Gatsby su nombre podría llevarla a que millones más la conozcan, Carey no es la típica estrella que pueda dejarse arrastrar por la fama. Casada con el músico Marcus Mumford -de la premiada banda Mumford & Sons- desde hace un año, su estilo es mucho más "indie" que "starlet" y el brillo efímero de Hollywood no la saca de balance:"Ese lado de las cosas es sólo una pequeña parte de mi vida. Ir a una premiere es trabajo y el resto trato de hacerlo lo más normal posible. Es el compromiso profesional que me hice".