Lindsay Lohan se niega a admitir su alcoholismo
Aunque su abogado trata de usar su adicción al alcohol para evitar que la actriz vuelva a ingresar en prisión, pena que podría aplicársele por el accidente de coche que protagonizó el pasado verano en Los Ángeles, la atribulada estrella ha rechazado un acuerdo que casi estaba cerrado entre la defensa y los fiscales del caso para salvar a Lindsay de la cárcel.
La alternativa a la prisión consistía en que la pelirroja intérprete debía completar un programa de desintoxicación en una clínica de rehabilitación, una propuesta que la propia artista ha descartado categóricamente al considerar que no sufre ningún tipo de problema con la bebida.
La descoordinación manifiesta entre el letrado Mark Heller y su mediática cliente se debe precisamente al optimismo que muestra Lindsay sobre el resultado final de su proceso judicial, que incluye cargos de obstrucción a la justicia, resistencia a la autoridad, entrega de documentación falsa a un agente de policía y conducción temeraria . Aunque a la controvertida intérprete se le acumulan los delitos por los que está acusada, ella está convencida de que "no sufrirá castigo alguno por algo que no ha hecho" y por ello ha declinado incluso la segunda oferta de la fiscalía que reducía a la mitad los 60 días que, inicialmente, podría haber estado en rehabilitación.
A pesar de su negativa a admitir su polémica relación con el alcohol, algunos medios de comunicación publicaron recientemente que, en el vehículo siniestrado que conducía la actriz, la policía encontró una botella de alta graduación alcohólica que había sido consumida. El olor que desprendía la artista, supuestamente, era un claro indicio de que Lindsay se encontraba bajo los efectos de esa sustancia cuando estrelló su coche, pero como ella insiste en que no había bebido antes de ponerse alvolante, Lindsay deberá reaparecer en el juzgado el 18 de marzo para continuar con el juicio.
RMV