Gael muestra en Sundance el rostro cruel de la migración

Gael García Bernal viajó al Festival de Cine de Sundance para compartir la trágica historia de un inmigrante hondureño muerto en la frontera con Estados Unidos. El mexicano produjo el documental ¿Quién es Dayani Cristal?, en el que también actúa como el inmigrante Dilcy Yohan Sandres.

Bernal y el director Marc Silver quisieron revelar el misterio de un cadáver encontrado en el desierto de Arizona en agosto de 2010. El hombre tenía un tatuaje en el pecho que decía "Dayani Cristal".

La película mezcla entrevistas y segmentos de documental con los viajes de Bernal por Honduras, Guatemala y México para desvelar las circunstancias que llevaron a que Sandres viajara 3 mil 200 kilómetros para terminar en el desierto. Y da una triste respuesta cuando revela la identidad de Dayani Cristal.

Bernal y Silver dijeron que su intención era darle un rostro humano a uno de los cientos de inmigrantes anónimos que han muerto en el desierto de Arizona buscando una vida mejor en Estados Unidos.

Los estadounidenses suelen pensar que el viaje de los inmigrantes comienza en México, al sur de la frontera, pero la película relata sus peligrosos trayectos en balsas, por caminos peligrosos y sobre trenes donde los inmigrantes pueden quedarse dormidos y morir al caer. También enfrentan pandillas que les roban, los secuestran o los matan y el miedo a ser descubiertos y deportados a sus países de origen, donde, como le dice un inmigrante a García Bernal, todo vuelve a empezar.

"Nos enteramos de esto desde la distancia, pero es muy raro que podamos conocerlo de primera mano", dijo García Bernal al público tras una proyección ayer, un día después de su estreno como parte de la selección inaugural del festival.

El documental cuenta la historia de Sandres, un hombre casado y con tres hijos pequeños que trabajaba cultivando maíz y frijol y que viajó varias veces a Estados Unidos para tratar de mejorar la calidad de vida de su familia. Y retrata una ironía cruel.

Una vez que Sandres es identificado, el cadáver es enviado en avión a Honduras en un vuelo pagado por el gobierno hondureño, un viaje de unas pocas horas en comparación con los 58 días que le tomó llegar a Arizona.

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