Ingrid Martz, una futbolista nada amateur

Terminando de grabar 'El Juego de la Vida' Ingrid Martz prometió que seguiría entrenando futbol soccer en algún equipo, tarea que no pudo cumplir, básicamente por falta de tiempo; es por eso que cuando le saco al tema el deporte que alguna vez rigió parte de su vida, los ojos se le iluminan, "A mí el futbol me gusta mucho, yo le agarré mucho cariño a partir de que hice la telenovela 'El juego de la vida', en la que yo era defensa."

Y una vez iniciado el tópico, Ingrid abre el frasco completo de sus memorias y entre risas no puede dejar de recordar curiosos momentos que vivió en la cancha. "Antes de empezar la telenovela nos tuvieron entrenando durante dos meses todas las mañanas, súper tempranito. Nos pusieron a un entrenador real. Todo." Y el entrenamiento es claro desde el momento en que la ponemos frente al balón y comienza a pelotear como una profesional. Pero para llegar a eso...digamos, no le fue nada fácil. "Lo que pasaba mucho en los entrenamientos -que era muy chistoso- era que todas gritábamos cuando la bola venía hacia nosotras. En vez de darle el cabezazo, el instinto era protegernos la cabeza. ¡Eran unos gritos! Era totalmente ridículo. Los entrenamientos eran de risa."

En el 2001, Ingrid compartió escena con Sara Maldonado, Ana Layevksa y Maki Soler; sus compañeras en el camino a convertirse en toda una 'David Beckham', cosa que, con orgullo, la actriz presume haber logrado: "Un día completo eran cabezazos, otro día patadas, otro día brincar junto con la pelota; entonces sí nos dimos buenos fregadazos, rodillazos, espinillazos, patadas y demás, pero al final lo logramos. Realmente sí terminamos jugando." Once años después, frente a la cámara y con un balón en las manos, lo único que ya no le resulta del todo fácil son las dominadas. ¡Pero, hey! De cualquier manera, sigue siendo la más entrenada de todos los presentes en la sesión de fotos.

Ahora ha ido perdiendo el contacto con el futbol, incluso con las transmiciones televisivas, sobre lo cual admite, "Prefiero jugarlo que verlo." A estas alturas, ya ni siquiera encuentra un equipo al cual entregarle su lealtad, "He pasado por todos, pero todos me van desilusionando. Siempre fui americanista, pero como por herencia familiar. Mi papá y mi hermano eran americanistas cuando éramos niños entonces íbamos a ver partidos y demás, pero ya no." El distanciamiento no se nota en nuestra cancha, no cuando, cada que patea la pelota, su representante tiene que correr metros antes de alcanzarla.

Curiosamente, aunque ese día la transformamos en futbolista, el deporte olímpico que practicó por muchos años fue la gimnasia, disciplina que -por causas de fuerza mayor- ahora sólo disfruta en la televisión, me platica: "Lo que sucedió fue que cuando estaba en esa época haciendo gimnasia olímpica me rompí una muñeca. Siempre es muy difícil que los huesos te vuelvan a soldar igual. Todavía hasta hace poco giraba la mano y me tronaba la muñeca. Entonces decidí dejar de hacerla."

Luego de dos cambios de vestuario y un cierre de sesión de fotos que involucró gritos de festejo y saltos con los puños en el aire (como toda buena celebración pambolera), Ingrid me asegura que ve medallas olímpicas para México en caminata y clavado. Pitonisa, por ahora, diría yo, dado que en efecto nuestros clavadistas ya han conseguido dos medallas de plata para el país. Pero su verdadera preocupación no se centra en quién va a ganar o perder, sino en las condiciones bajo las cuales se encuentran nuestros atletas antes de la competencia. "En otros países son los reyes y tienen a su nutriólogo y entrenador. Los rodean de doctores y les pagan increíble, viven espectacular y aquí los pobres, ves las entrevistas y es gente que viene de la nada haciendo un esfuerzo personal y único."

Antes de irse -directo a Oaxaca a otro compromiso- Ingrid me deja con una última reflexión: "¿Dónde está el gobierno, dónde está el apoyo a los deportistas en México? Esperemos que eso mejore en algún momento de la vida."

¡Mira el resto de las fotos de este photoshoot olímpico con Ingrid Martz!

Agradecemos a...

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