James alegra la noche capitalina
Y la nostalgia les ganó a todos en el concierto de James anoche en la Arena Ciudad de México. Tanto la banda británica como su público fiel se dejaron llevar desde el inicio, cuando después de hora y media de espera comenzaron a tocar a las 22:30 horas en un foro que si bien no se llenó, no paró por energía de la gente y de la banda.
La banda de Manchester liderada por Tim Both se echó a gente a la bolsa sólo con aparecer en escena, pero el baile y los coros no pararon desde la segunda canción, Born of Frustration, la clásica con la que los conocimos en México en los años 90, cuando competían con Blur o tenían como teloneros a Radiohead.
Pero a diferencia de esta última banda en sus conciertos de la semana pasada en México, James estuvo de complacencias e hizo una buena mezcla entre lo reciente y las canciones que todo mundo quería escuchar, bailar y corear.
"Say something", "Heavens", "Seven", y la gente seguía sin parar a Tim en las pantallas de súper alta definición o directamente en el escenario, sobre todo los que estaban en la pista, aunque los que compraron boleto en lo más alto de la Arena coreaban y bailaban como los de abajo.
El vocalista se movía con su típico baile mevleví enfundado en su ya característica forma de vestir: gorra, camisa y pantalones holgados que le permiten moverse frenéticamente mientras canta o toca maracas u otros instrumentos.
El trompetista cuando no tocaba hacía coros y cuando tocaba enloquecía a los fans con un sonido limpio. Quizá también influía su camiseta de la selección mexicana de futbol con el nombre de James en la espalda.
El guitarrista hacía sus riffs y le daba, como siempre, el toque característico a la banda. Baterista, bajista y segundo guitarrista complementaron el sonido perfecto de un grupo cuyo estilo marcó a una generación. Además, claro, de la buena acústica de la Arena, que la distingue definitivamente del Palacio de los Deportes, su competidor directo, a pesar de su ubicación nada convencional en Azcapotzalco.
Tim Booth, Jim Glennie, Larry Gott, David Baynton-Power, Saul Davies, Mark Hunter y Andy Diagram no necesitaron un escenario descomunal, pantallas increíbles, menos imágenes alucinantes ni ser considerados músicos de culto para mostrar a una buena banda de rock que no pierde vigencia por su energía y hasta buena vibra, pero sobre todo por su calidad lírica y musical a prueba de años y tendencias.
Una calidad que culminó en un gran encore con "Sometimes" y "Laid" y hasta una más fuera de programa, el gran final de "She's a star".