El hechizo de la fama
Es un hechizo muy particular, paradójico y, a veces, cruel, lo mismo lleva a la cima del mundo, como hunde en el peor de los abismos... ¡la fama!, efímera, codiciada y por aquellos que la alcanzan, mil veces desacreditada, porque parece que deja más sinsabores que buenos y mejores sentimientos.
En el milenio pasado, parecía que para ser famoso había que "trabajar duro", vender millones de discos, conseguir un rating apabullante, ofrecer en cada filme actuaciones dignas de Oscar, pero poco a poco se cumplió aquella temible predicción de uno de los padres de la cultura Pop: "En el futuro todos tendremos quince minutos de fama"; Andy Warhol.
Rostro bello, figura envidiable, voz medianamente aceptable, la tecnología tras el telón, la imaginación para inventar un huevo, en el que incubas varias horas para aparecer en el tan anhelado tapiz rouge, la dualidad en los gustos sexuales, sensualidad, erotismo, apellido encumbrado... son algunas características que, ¿aseguran la fama instantánea en el siglo XXI?
Se trata, a caso, de una atracción mágica, qué tiene Kim Kardashian que allá donde va, capta la atención, lo mismo porque es amada u odiada con la misma intensidad; qué enamora de Paris Hilton, quien se hizo famosa por la suerte de haber nacido en una cuna, que la convirtió apenas nació en heredera de un imperio hotelero, y su arrebatador protagonismo se forjó a base de escándalos.
Qué merito tiene conseguir la fama ex profeso por una boda con un Príncipe de la vida real y que sigan los pasos de Kate, lo mismo primero por paciente y ahora, para alabarla o criticarla por vestirse con ropa barata, cuando tiene la posibilidad de utilizar a los mejores y más caros diseñadores, y para Guillermo, haber nacido con "sangre azul" tiene que ser sinónimo de convertirse de inmediato en un hombre ejemplar, que no puede ni estornudar en público.
En la música sus hijos predilectos, ¡sufren!, sí, esa es la palabra, porque viven asediados, basta que den un paso para que miles de paparazzi estén sobre ellos, lo mismo Justin Bieber, Britney Spears, Selena Gomez, Demi Lovato o Miley Cyrus han renegado de su condición de celebridad, por la falta de privacidad y la constante exposición de su vida íntima ante el mundo entero, pero el éxito, el dinero y la popularidad, debían tener un precio.
La fama es un humanismo, una fantasía de la construcción cultural: idéntica al amor o la literatura, y es un hecho que no es para todos, a pesar de que cualquiera ha soñado con disfrutar de los excesos, lujo y placer, que culturalmente se le asocia, pero, habrá que estar dispuestos a pagar el alto precio que cobra por instalarse en la vida.
Y tú, ¿has querido alguna vez ser famoso?, o mejor aún, ¿tienes lo que se necesita?