La imborrable plática con Eduardo Verástegui
La primera vez que hizo que no se me olvidara nunca fue cuando una amiga lo vio en la playa. ¿Estaríamos en secundaria? No sé pero pasó todo un recreo explicándome con punto y seña lo que hizo Eduardo Verástegui en la playa.
- Se estaba asoleando, abría los ojos, pestañeaba, saludaba a alguien. - Yo a decir verdad no podía creer cómo ver a un artista podía causar un impacto tan grande por más guapo que estuviera.
¡Tómala cachetón! El domingo en casa de Raúl Padilla cuando vi por primera vez a Verástegui sentí lo mismo que mi amiga y quiero usar este "recreo" para contarles.
Estaba en la salita de la entrada y el llegó por la puerta principal que estaba justo a donde estaba volteando. Tiernito, sus ojos profundos, ceja poblada, un gorro de rayas y no había nadie más... ¿Qué pensé? Necesito la foto increíble para Quién y que mi amiga tenía razón.
- Eduardo, quiero tomarte una fotito al rato pero ¿qué crees? no encuentro a mi fotógrafa, está adentro. ¿Al rato te puedo buscar?
- Claro que sí. - Se me hizo tan relajado, de esas veces que parece que estás platicando con un extraño y le pides la hora y te contesta.
Cuando lo vi le pregunté que si podía llevarlo a la salita de la entrada donde lo había visto. Se levantó y nos acompañó a Marifer y a mí. ¡Que emoción!
- ¿También te puedo hacer unas preguntitas?
- ¡Claro! - Ojo lectores, aquí fue cuando me di cuenta que detrás de un gran físico también había un enorme corazón.
En fin, a todo esto, ¿qué quieren que les diga la verdad o la mentira?
La verdad es que me conmovió de una manera sorprendente sus respuestas, creí que estaba con alguien que sabía lo que decía, lleno de convicciones, lleno de vida, lleno de inspiración y una pasión por promover los valores humanos, con unas grandes ganas de trascender en los demás no por la fama, sino por el hecho de lograr mover corazones.
La mentira sería que les contara que no se me borró la entrevista, porque sí se borró. Horas después subía las escaleras del depa de mi amiga Angie corriendo para enseñarle lo hermoso que había respondido este guapísimo actor cuando nos dimos cuenta de que seguramente le puse stop cuando comencé a "grabar" y rec cuando quise poner "stop".
¿Cómo usar sus palabras exactas? Sentí coraje, sentí mucho coraje, ansias, nervios, impotencia. A decir verdad había sido mi entrevista favorita y moría por llegar a mi lap a descargar esas preciosas respuestas.
¿Qué se hace cuando fallas? Lo primero que pensé fue no decir nada, total, me acordaba de todo lo que había dicho y podía ponerlo entre comillas puesto que era casi lo mismo con otras palabras que ni siquiera el propio Eduardo notaría, pero después recordé que eso sería no estar siendo honesta. No al cien por ciento.
Así que diré lo que me acuerdo, lo que trató de transmitirme que no se me ha olvidado aunque no tenga grabación alguna.
- ¿Qué es lo que más te gusta de ser actor? - Fue la primera y se rió en cuanto la dije. Se tomó las manos y las puso en su barbilla como gesto de que estaba pensando. En seguida habló de la causa de ser actor, no de actuar en sí:
¿Qué es lo que pretendo al actuar? Mover corazones, no hay nada más satisfactorio que saber que una película ha cambiado de algún modo la vida de alguien. Encontrarle la razón de ser a lo que haces, un motivo más a fondo.
Desde ahora tengo un interés diferente por la actuación como medio para dejar algo bueno a los demás... de hecho, ahora que me preguntas sobre "¿Qué es lo que más me gusta de ser actor?" O cuando algún otro reportero me hace una pregunta por el estilo que me invita a reflexionar de verdad sobre cuál es el objetivo de actuar recurro a la satisfacción de hacer películas con causa.
- Es por eso también que me gusta escribir. - Le interrumpí. Después... ya no estaba entrevistándolo, estábamos platicando, de frases de películas que nos han hecho llorar, de muchas sorpresas en puerta, de proyectos nuevos y hablaba de una manera tan acertada y conmovedora que cuando puse "stop" y no era "stop" sino "rec" me di cuenta que en la vida todos podemos cometer errores, como una reportera y su grabadora nueva, pero que siempre está la oportunidad de encausar lo que hacemos, de volver a tropezar, de buscar respuestas e incluso de sacar algo bueno de algo malo, de tener tiempo para reflexionar y sobre todo, de usar todas las cualidades con las que fuiste dotado para el bien, para, como dice Eduardo, mover corazones.
Tal vez mi amiga no puede olvidar su físico, (que válgame Dios, está precioso), pero me di cuenta que lo que a mí no se me borró fueron sus buenas intenciones, querer cambiar el mundo desde donde estás pisando, no necesitamos si quiera movernos y convertirnos en otra cosa, sino amar lo que hacemos y ahí en ese contexto, transformar.