Demian Bichir: ¿Crónica de una derrota anunciada?
El día de ayer miles de mexicanos sintonizamos la entrega número 84 del Oscar con la esperanza de ver ganar a Demian Bichir su primera estatuilla dorada. La mayoría sabíamos que la proeza era una tarea imposible de lograr, pero, como la esperanza muere al último -y último en este caso fue alrededor de las 10:15 de la noche-, igual nos conectamos, vuvuzelas en mano y verde, blanco y rojo en el corazón para apoyar con gritos de "¡Sí se puede!" y "Cielito Lindo" a nuestro estimado Bichir. ¿Perdimos el tiempo, mis queridos paisanos? ¿La victoria de Francia estaba tan cantada como las elecciones del 88? ¿Pudimos habernos ahorrado tres horas de Billy Crystal convirtiéndose lentamente en Barry Manilow? Probablemente...pero ese no era exactamente el punto, ¿o sí?
Si para algo somos buenos los mexicanos (y no es precisamente para preparar guacamole, mi Ryan Seacrest) es para brindar solidaridad. Eso sí, de lejos y a los nombres que son nombres, porque nada más vemos que el vecino se compró una mejor camioneta y empezamos a fraguar la manera de que "accidentalmente" la pierda en un barranco (todos hemos estado ahí, no mientan).
Que si Ana Gabriela Guevara va a las Olimpiadas, ahí estamos vendiendo a nuestro primogénito para poderla apoyar desde las gradas; que si Paulina Rubio conquista España y ahí estamos todos para sesear con ella y camuflajear su náhuatl; que si Demian Bichir es nominado a recibir el premio más importante del séptimo arte y ni tardos ni perezosos hacemos como que George Clooney y Brad Pitt son poquito menos que los gemelos Brenan y nos convencemos (y en el proceso convencemos a cuántos podemos) de que el Oscar ya se puede ir poniendo sombrero de "¡Viva México Cab***es!" porque viene a casa.
Pero ahora nos toca un baño de realidad a cubetazos. Y temo ser yo el que les limpie atrás de las orejas, pero en esta pileta los sueños guajiros se dejan como zapatos en casa japonesa, en la entrada y bien paraditos para que no se pierdan.
Vámonos desde el principio. "A Better Life", mejor conocida como la cinta que Corazón Films tuvo que reestrenar luego de que en su debut oficial en taquilla consiguiera alrededor de .2 grados de asistencia. ¿Por qué? Porque si Demian no hubiera logrado una nominación al Oscar , el mexicano promedio está más interesado en ver "Destino Final 3.1416" que una buena peli sobre la problemática de inmigración en Estados Unidos. Ahí la cuestión. ¿Cómo esperábamos que nuestro buen Bichir pudiera llevarse a casa a -y cito a Octavia Spencer- "al hombre más sexy del cuarto" cuando no pudo ni sacar de sus casas a los hombres sexys y no tanto y trasladarlos a las salas de cine?
OK, la asistencia no lo es todo. Dios sabe que Kathryn Bigelow no consiguió un Oscar por haber desbancado en taquilla a "Avatar". Siguiente problema, entonces: la competencia.
Jean Dujardin , Gary Oldman, Brad Pitt y el mismísimo envejecer-es-sexy George Clooney, todos en la misma cuadrilla, todos tan talentosos como populares y todos contra Demian Bichir en una batalla tan reñida que Leonidas consideró prestarnos a sus 300 espartanos, nada más para ver si así emparejábamos las posibilidades. ¿Qué si Bichir está a la altura de estos astros de Hollywood? ¡Claro que sí! A la altura y más. Cualquiera que lo haya visto tirar al oso Cirilo por el boquete del elevador en "Sexo, Pudor y Lágrimas" no tiene más que cuestionarse, ¿y cuál es el mérito de Brad Pitt además de criar a su propio equipo de fútbol interracial?
Pero seamos honestos con nosotros mismos. ¿Vieron The Artist? Jean Dujardin (enormemente ayudado por sus dos cejas con vida propia) te mantiene al filo del asiento riendo, enterneciendo y llorando sin decir una sola palabra por noventa minutos. El hombre viaja en el tiempo para convertirse en un franco acólito de D.W. Griffith y consigue transmitir toda emoción posible con el candadito que nos vamos a poner y el que se lo quite va a perder. Eso, claro, sin contar que se confabula con el perro Uggie como si de Ben Affleck y Matt Damon se tratara. Y todo eso no iba a pasar desapercibido ante los votantes de la Academia.
Es horrible conformarse con un segundo lugar, con un tercero o cuarto. Y si eres caballo y tu nombre es Seabiscuit más. Pero ni somos equinos, ni es este un hipódromo, ni nos ideó Suzanne Collins para sentir que se nos va la vida si no resultamos los absolutos triunfadores. En este caso y como diría mi Kristen Dunst al final de "Bring it on", la derrota de Demian se siente como el primer puesto.
Bichir dio batalla y puso el nombre de México en alto de una forma que no se había logrado en Los Ángeles desde que Adriana Barraza filmara "Babel". ¿Qué Jean Dujardin es el que tiene al hombrecito dorado de gnomo de jardín? ¡Bien por él! Dujardin se lo merecía, tanto como Demian merece sentirse todo un ganador y como todo mexicano merece darse la oportunidad de respirar victoria. Termino con una cita de José Antonio Vargas, periodista inmigrante ilegal viviendo en los Estados Unidos, sobre la nominación de Bichir para EW: "Bichir ha dedicado su sorpresiva candidatura en el Oscar a personas como yo. Ante nuestros ojos, él ya ganó Mejor Actor ".