Kate Middleton se queda con las ganas
Kate Middleton cumple 30 años este lunes, pero los seguidores de la realeza británica que esperaban una fiesta pródiga de cumpleaños por el acontecimiento se sentirán desilusionados.
La celebración de cumpleaños de la Duquesa será "un acto discreto y privado", dijeron las autoridades palaciegas.
Esta aseveración al parecer anula las versiones de prensa de que Middleton tendría una despedida de veinteañera con una fiesta ambientada en la década de 1980, con karaoke y todo, en una remembranza de sus días de soltera despreocupada.
La decisión de que la fiesta sea discreta parece apropiada: Después de todo, la duquesa no ha comenzado la cuarta década de su vida, pero ha emprendido su carrera como futura reina, encargada de renovar una monarquía que se ha oxidado algo con la edad.
"(Middleton) lo ha hecho bastante bien, ha interpretado un buen papel de apoyo para el príncipe Guillermo y lo ha complementado como parte de un equipo", dijo el comentarista Robert Jobson en referencia a los meses iniciales de ella como integrante de la familia real.
"No la hemos visto mucho, pero cuando se presenta en público actúa con aplomo", afirmó Jobson, autor del libro "Guillermo y Catalina: La historia de amor.
En 2010, Middleton vivió cambios memorables: una boda de cuento de hadas con el Príncipe Guillermo, viajes alrededor del mundo y presentaciones glamorosas que marcaron su transformación de una plebeya a la princesa más comentada del mundo y símbolo de la moda.
Kate ha recibido críticas muy favorables por su chispa personal, su estilo elegante de vestir y su trato sencillo con la gente.
La prensa, que ansiaba una integrante de la realeza joven y bella, documenta cada movimiento de Middleton y la elogia ampliamente, pero ahora que ha disminuido la algarabía en torno a la gran boda de Middleton, todos esperan que ella se ajuste a sus deberes reales.
En cuanto a 2012, se espera que Middleton asista a la Reina Isabel II a celebrar su Jubileo de Diamante, sin quitar protagonismo a la monarca en el momento de gloria de la misma, y desempeñar un papel secundario durante los Juegos Olímpicos.