Carlos Falcó vino a ser protagonista

Carlos Falcó y Fernández de Córdoba es un nombre que infunde respeto. Es de un viticultor reconocido internacionalmente y que proviene de una de las familias de mayor linaje en España, donde ostenta el título nobiliario de Marqués de Griñón. En su reciente visita a México, platicamos con él.

¿Cómo empezaste en este negocio?

Mi abuelo era propietario de una finca de finales del siglo XIII donde hacía vinos y aceite que se vendían a granel, sin marca. Me dijo: "Hay que cambiar esto. Hazlo tú, que ya soy mayor".

Perteneces a uno de los linajes históricos españoles...

Sí, lo cual implica muchas responsabilidades. Cuando alguien hereda un título nobiliario, éste suele venir acompañado de propiedades que llevan consigo muchos gastos y requieren de mucha pasión. Hay que mantener el paisaje y la ecología, y esto es algo que las familias antiguas españolas, como la nuestra y muchas familias españolas, tenemos como prioridad.

¿Tu familia se involucra en el negocio?

Mis hijos me han ayudado mucho, de hecho mi hija mayor es directora general de la compañía desde hace algunos meses. Esto me llena de orgullo porque además lo hace muy bien.

¿Cómo reflejas tu personalidad en tus vinos?

Entre los bodegueros se dice que "los vinos reflejan la personalidad de quien los hace". Y nunca he producido uno que no me guste.

¿Qué experiencia te ha marcado como viticultor?

Una fue la plática que tuve a los 15 años con mi abuelo, que te mencioné antes. Otra fue cuando vino un profesor francés a mi finca y me dijo: "Debes poner tu nombre en tus vinos, me gusta mucho lo que estás haciendo". Y así fue: en 1982 le puse Marqués de Griñón a las etiquetas, lo que fue un parteaguas en mi vida.

Texto publicado en la revista Quién edición 252.