Los detalles de la boda de Charlene y Alberto de Mónaco
Fueron tres días de celebración, comenzando el jueves con un concierto de The Eagles en el Estadio Louis II de Mónaco, la boda civil se realizó el viernes y finalmente el gran día ocurrió el sábado 2 de julio en punto de las cinco de la tarde. La boda del príncipe Alberto es la primera que se celebra en Mónaco desde el enlace entre sus padres, ya fallecidos, Rainiero de Mónaco y la actriz estadounidense Grace Kelly , que se casaron en 1956. Así que este era el evento más esperado por los monegascos quienes anhelaban que su soberano eligiera Princesa. La ceremonia religiosa se realizó en el Palacio Real de Mónaco, en presencia de reyes, presidentes y empresarios. En total fueron 800 invitados quienes pudieron ser testigos de esta unión entre Alberto y Charlene Wittstock, que ahora se ha convertido en Su Alteza Serenísima la Princesa Charlene.
Con un breve "oui" ("sí"), Wittstock confirmó los votos matrimoniales, despejando así los rumores publicados en los últimos días, en los que se dijo que la princesa estuvo a punto de cancelar el enlace la semana pasada. Alberto guiñó un ojo al deslizar la argolla en el dedo de Charlene, quien mostró una amplia sonrisa cuando hizo lo mismo al Príncipe. Durante el acto religioso celebrado en el patio principal del Palacio, que fue habilitado como iglesia para la ocasión, los contrayentes expresaron su rechazo "al pecado", en un juramento inicial, así como su creencia en Dios, después se besaron, una única vez, al darse la paz.
La princesa, de 33 años, 20 menos que el Príncipe, se hizo católica romana recientemente, de acuerdo con los medios franceses. Anteriormente profesaba la religión protestante. La ceremonia comenzó en punto de las 17:00 (hora local) con la entrada de los novios en el patio del palacio, mientras se escuchaba una pieza musical compuesta por el ex Beatle Paul McCartney. La novia lució un vestido blanco con una larga cola , diseñado por el modisto italiano Giorgio Armani, y decorado con piedras preciosas, mientras que el príncipe vistió un uniforme militar blanco de carabinero monegasco. En primera fila de la improvisada iglesia se sentaron las hermanas de Alberto II , las princesas Carolina y Estefanía, así como los hijos de ambas y los padres de la novia.
La hija mayor de Estefanía, Pauline Ducruet, leyó el primer texto de la misa, amenizada por la Sinfónica de Mónaco, y a continuación lo hizo la hija mayor de Carolina de Mónaco, Carlota Casiraghi. Al principio del acto religioso, encabezado por el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi, con una veintena de sacerdotes, uno de los curas leyó un saludo en el idioma de Sudáfrica, y después de que los novios se colocaran los anillos cantó una artista del país africano. Al evento asistieron varios monarcas europeos, como los reyes de Bélgica, Suecia y Luxemburgo, empresarios, el actor británico Roger Moore, quien rodó en Mónaco uno de los filmes de la saga de "James Bond", así como el presidente francés Nicolas Sarkozy.
También asistió al acto, de una hora y media de duración, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, y los diseñadores Giorgio Armani, Karl Lagerfeld y Roberto Cavalli, así como la modelo Naomi Campbell. No asistió al acto religioso, como se había anunciado, el rey Juan Carlos de España, quien se recupera de una reciente operación quirúrgica. La misa concluyó con la firma por parte de los príncipes de unos documentos en la capilla palatina, y con un concierto del cantante italiano Andrea Bocelli. Al salir de la boda religiosa, los ahora esposos se dirigieron a la iglesia de Santa Devota, donde la novia dejó el ramo.
A la recepción, llevada a cabo en el Palacio, asistieron 800 invitados, quienes disfrutaron de la cena preparada por el chef francés Alain Ducasse, considerado uno de los más prestigiados del mundo. Fue a media noche cuando el espectáculo de fuegos artificiales dio inicio y con el que el cielo de Mónaco se iluminó para concluir la celebración por esta boda tan esperada. Se dice que el gobierno del Principado de Mónaco se gastó alrededor de cuatro millones de euros (5.75 millones de dólares). Además, varias firmas y el propio palacio de Mónaco aportaron cantidades económicas que no fueron reveladas.