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Flores otomíes para Etro

Cuando una marca italiana, una fundación que ayuda a las comunidades indígenas y un recinto cultural se unen, resultan cosas buenas, bonitas y vistosas.
vie 01 julio 2011 11:00 AM
Cuando una marca italiana, una fundación que ayuda a las comunidades indígenas y un recinto cultural se unen, resultan cosas buenas, bonitas y vistosas.
Flores otomíes Etro Cuando una marca italiana, una fundación que ayuda a las comunidades indígenas y un recinto cultural se unen, resultan cosas buenas, bonitas y vistosas. (Foto: Claudia Cuevas y César Toledo)

Si hablamos de reciclar y producir grandes ideas con pocos recursos, proyectos como el de Etro, el del Museo de Arte Popular (MAP) y de la Fundación Tláloc se llevan las palmas. O las flores, como las que elaboraron a mano un grupo de mujeres de la comunidad otomí de San Mateo Capulhuac, en el Estado de México.

La marca italiana, el MAP y la fundación dirigida por Carlos Mendieta uniron fuerzas y le pidieron a las artesanas otomíes realizar docenas de vistosas flores. Los pétalos en su mayoría estaban hechos con telas de Etro, importadas de Italia, y con las hojas de los catálogos de las colecciones pasadas.

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"La idea nació hace poco más de un año en Italia y fue una forma de buscar cómo reutilizar todas las telas y catálogos que sobraban de cada colección de la marca" , dice Mariana Paliza, directora de Etro.

En Europa, la labor era realizada por el equipo de diseño de la compañía y la motivación principal era evitar el desperdicio de material. Las flores que producían se utilizaban para decorar todas las boutiques de Etro.

Sin embargo, a fines de 2010, la marca decidió hacer lo mismo en México y el equipo local le dio un giro al plan original: "Por qué no (buscar) que las flores las hagan artesanos mexicanos, su trabajo es hermoso y muchas veces poco reconocido", cuenta Paola Noriega ejecutiva de Marketing de Etro.

Con ese propósito se pusieron en contacto con directivos del Museo de Arte Popular (MAP), quienes les ayudaron a buscar a las personas indicadas para este proyecto que implicaba ya no sólo reciclar, sino apoyar a los que menos tienen. Por medio de la Fundación Tláloc llegaron a una población cerca de Toluca con altos índices de marginación. La asociación se enfoca en el trabajo sustentable y también a promover el desarrollo personal y profesional de las mujeres sin que tengan que abandonar a sus familias o perder su cultura, idioma y tradiciones.

Marié Thèrése Arango, Margie Ortiz y Alice de Oriani
Marié Thèrése Arango, Margie Ortiz y Alice de Oriani


Por un México Sustentable

Como respuesta al problema ambiental, la comunidad otomí, apoyada por la Fundación Tláloc y la organización Somos Mundo, ha venido construyendo capacidades de diferente índole, durante los últimos seis años, y en 2009 iniciaron un proyecto productivo de costura para fabricar y comercializar bolsasreutilizables que permitieran disminuir el consumo de las de plástico. Al principio fabricaban el producto con costales, pero el diseño evolucionó a las llamadas buxas (bolsa en otomí), elaboradas a partir de retazos de tela que de otra manera serían desechados. Hasta ahora han sido muy exitosas, a la gente le gustan y las compran.

"Sin embargo, (este programa) requiere consolidarse y ampliar el grupo de mujeres participantes para que tenga la oportunidad de llegar a grupos más amplios de la sociedad", platica Carlos Mendieta, director de Fundación Tláloc. Para eso se necesita apoyo económico, se quiere seguir capacitando a la gente en la elaboración de artículos que cubran las necesidades de diferentes sectores de la sociedad y asimismo mejorar los procesos de elaboración y comercialización.

La elaboración de las flores

Después de que la marca visitó la comunidad, se convenció de que estas mujeres debían elaborar las flores. El trabajo, el amor y la dedicación de estas señoras al hacer las bolsas, conmovió a Etro. Al principio se juntaron ocho personas y, entre todas, tardaron un día en armar una sola flor. Después se motivaron otras más y al final, 15 amas de casa realizaron 150 flores en aproximadamente dos semanas. Ana María Cesareo -una de las costureras pioneras de las bolsas de tela- tiene un pequeño taller en su casa que pone a disposición de las demás participantes. Algunas de las mujeres trabajan ahí, sin embargo, otras, con el dinero que han ganado de las buxas, han podido adquirir su propia máquina de coser y por lo tanto realizan el trabajo desde su casa. Una vez listas las flores, Etro realizó una venta de beneficencia en su boutique de Polanco, en Masaryk, y las artesanas llevaron personalmente sus productos y estuvieron ahí para apoyar la causa.

Alice de Oriani, Fanny Vinet, Francia Téllez, Ana María Cesareo (una de las costureras otomíes) y Nachieli Correu.
Alice de Oriani, Fanny Vinet, Francia Téllez, Ana María Cesareo (una de las costureras otomíes) y Nachieli Correu.


Recaudar fondos

La marca italiana pagó todas las flores a las artesanas, se vendieran o no, y además buscaban obtener más recursos para que un porcentaje de ese dinero se destinará a apoyar la construcción del Centro Holístico de Capacitación de la comunidad de San Mateo Capulhuac, en donde se pretende dar talleres de costura, artesanía, cómputo. La construcción tendría también un salón de usos múltiples y un invernadero.

"Me gusta mucho hacer las buxas pero las flores también, porque aprendes a hacer cosas nuevas y eso siempre es bueno, al principio sí fue difícil porque te tardas mucho en cortar las telas y los catálogos, pero ya después vas mejorando", dice Claudia Luis, una de las mujeres otomíes. Maríe Thèrése Arango, presidenta del MAP, no dejó de manifestar su orgullo por haber podido apoyar a Etro en su objetivo, de hecho hasta cree que las flores y las buxas se pueden vender en la tienda del Museo y espera seguir apoyando obras de éste estilo.

"El proyecto me pareció maravilloso, sobre todo para que las mujeres hagan algo diferente. Además es muy importante el mensaje social que se da con este tipo de cosas, pues les damos la oportunidad de explotar su talento y al mismo tiempo mejorar su calidad de vida, que tengan mejor sus casas, las escuelas de sus hijos, mejor salud, entre muchas otras cosas más", dijo Maríe Thérèse.

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