Una Eva sin su adán en Mazatlán
La habitual tranquilidad de Mazatlán fue interrumpida a las dos de la tarde con la llegada de un avión Grumman G3. A bordo venía una "esposa desesperada", aunque sin su novio Eduardo Cruz, hermano de Penélope. Por el contrario, Eva Longoria llegó con un séquito de amigos, no de guaruras como acostumbran muchas celebrities.
Se fueron al centro de la ciudad, donde Eva no se resistió a comprar un platón grande de ensalada. El dueño de la tienda le pasó el tip de que también hacían helados artesanales y la actriz acabó probando varios, entre ellos los de aguacate, arroz con leche y cacahuate.
La siguiente parada fue en la plazuela Machado, un lugar lleno de puestitos con pulseras, collares y otros souvenirs mexicanos. Mientras tanto, un bar tender del Emerald Bay les preparaba margaritas en la villa donde se hospedarían.
Cuando el gobernador Mario López Valdez se enteró de que Eva viajaría a Mazatlán, se organizó con la secretaria de Turismo, Oralia Rice, para ofrecer una cena en petit comité donde sólo había tres mesas. Entre langostas y rib eye, Eva les habló de su fundación, Eva's Heroes, para niños con necesidades especiales, y del tema de los migrantes.
Entre risas y buenas vibras los invitados se despidieron. Como un buen gesto, el gobernador le prestó su helicóptero a Eva y su comitiva para que llegaran sin contratiempo al aeropuerto para tomar su vuelo a Los Cabos, donde pasarían los siguientes días.