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Joan Sebastian está orgulloso de La Calera

Su mayor debilidad, lo reconoce, han sido las mujeres, pero asegura que ya aprendió muchas lecciones, desde su más reciente adquisición, La Calera.
dom 22 mayo 2011 11:00 AM
Su mayor debilidad, lo reconoce, han sido las mujeres, pero asegura que ya aprendió muchas lecciones, desde su más reciente adquisición, La Calera.
La Caldera Su mayor debilidad, lo reconoce, han sido las mujeres, pero asegura que ya aprendió muchas lecciones, desde su más reciente adquisición, La Calera. (Foto: Israel Hernández)
El cantate mostró a la revista Quién, en su edición 240, cómo es la hacienda que tiene en Guadalajara.
El cantate mostró a la revista Quién, en su edición 240, cómo es la hacienda que tiene en Guadalajara.

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Da empleo a cientos de trabajadores como manera de agradecer a la vida por su suerte. Sus canciones las ha vivido y le han dado el éxito. Y son varias las mujeres que lo han seducido. Carismático, encantador, excepcional conversador, Joan Sebastian nos recibe en La Calera, su hacienda tapatía, una vetusta joya del siglo XVIII.

El señor

La casa donde nos encontramos tiene una larga historia y un amplio jardín. Fue expropiada a la familia Navarro (que era cristera) y tiempo después perteneció a la hija de álvaro Obregón, Carmen Obregón Tapia (fue un regalo de boda de su padre).

El lugar es grande, con varios patios, capilla, salones, recámaras y una hermosa cocina. En cada esquina hay un tesoro: coches de caballo antiguos, muebles, pinturas y porcelanas de museo. Joan la conoció hace mucho tiempo porque a menudo pasaba por la carretera que la bordea y siempre le intrigaba.

Finalmente, pasados unos años, se decidió a llamar a la puerta. El guardián que abrió lo reconoció al instante y le dejó pasar a verla. "Todo me estaba impresionando, pero cuando pasé de la capilla a la sacristía, vi un enorme cuadro de San Sebastián, que es mi patrón artístico. Me giré y vi una Virgen de la Asunción, que es parte de mi nombre real, José Manuel de la Asunción." Estas señales y otras terminaron por provocarle un escalofrío en el cuerpo. Se decidió a hacerla suya.

"Los dueños y yo nos agarramos del chongo para negociar, pero llegamos a un acuerdo", comenta. "Yo les di un adelanto y quedamos en que el resto se los pagaría en equis tiempo. Pero cuál sería mi sorpresa que me vinieron problemas graves de dinero, por lo que les dije que, lamentándolo mucho, ya no podía comprarla."

Aun así los dueños le dieron la oportunidad de ir pagando poco a poco. Entonces, en cada palenque que tocaba, guardaba una parte para la hacienda. El problema gordo sucedió cuando los dueños le quisieron cobrar los intereses. Joan fue demandado. "Finalmente, después de pagar un dineral más, la hacienda es mía, pero la sufrí en serio", comenta.

Lo más factible es que se convierta en un hotel boutique dentro de unos años. Mientras tanto, la disfruta de vez en cuando con sus amigos y familia.

CALOR DE HOGAR. Aunque no vive aquí, Joan le tiene un cariño especial a la hacienda La Calera, en Jalisco.
CALOR DE HOGAR. Aunque no vive aquí, Joan le tiene un cariño especial a la hacienda La Calera, en Jalisco.


El músico

La entrevista tuvo lugar en uno de los dormitorios de La Calera, los dos sentados al borde de la cama y con la grabadora sobre el burro de planchar. Hace una broma al respecto y admite que nadie le ha entrevistado en una cama antes. Conoce bien mi oficio, por lo que caballerosamente pide a un muchacho que cierre la puerta que da al jardín para que los ruidos del exterior no interfieran con mi grabación.

Al escucharle se reconoce al instante que el hombre es músico y poeta, por la manera en la que mide las palabras, que seguramente no son improvisadas.

Por otro lado, hay algo de candidez en su ser, una ternura y humildad que hacen eco de su origen campesino. "Yo crecí en un ámbito rural, en un pueblo que a la fecha no rebasa las mil personas, sin electricidad ni agua entubada (seguramente mucho mejor que muchas aguas entubadas de hoy en día). Fue el ambiente ideal para crecer como lo hice, soñador y libre."

En las noches de luna, mientras desgranaban los elotes secos, sus padres cantaban canciones folklóricas, "a dos voces, muy gritadas." Ése fue su primer contacto con la música. Para los 10 años, ya componía, y a los 17 empezó a grabar.

Una de las primeras canciones que grabó fue una que compuso a una edad muy temprana. Me la recita: "Esta penita que traigo voy a confiársela al viento, a ver si el viento me ayuda, a ver si él sabe de sufrimiento. A orilla de un río crecido sembraron un limonero, y dicen que da limones sólo el 30 de febrero. A mí me pasó lo mismo, sembré mi amor en la arena, jamás coseché ni un beso, sólo me quedó esta pena."

Siente un cariño especial por muchas de sus canciones, "las que he vivido, las que no inventé. Desafortunadamente, como muchos compositores, tuve la necesidad de inventar canciones. A éstas les agradezco que trajeron agua a mi molino, pero ni me satisfacen ni me dejan un bonito recuerdo. Sin embargo, las que nacieron de una necesidad espiritual, de decirle o reclamarle algo a alguien, ésas las sigo cantando y se me sigue aguando la boca del sentimiento aquél, y el alma sigue gozando." Entre las más de 500 que tiene, las preferidas del maestro son composiciones como "Tatuajes", "Veinticinco rosas" y más recientemente, "Eso y más."

El actor y el jinete

Ya dejó la actuación definitivamente. En la última ocasión que trabajó como actor, hace tres años, mientras rodaba la novela Amor sin maquillaje sufrió los embates de un terrible cáncer de huesos. "Afortunadamente, por segunda ocasión vencimos y salimos adelante", declara en primera persona del plural, consciente de que fue el esfuerzo de sus seres queridos y sus doctores lo que ayudó a que se curara. Joan Sebastian ya había superado otro cáncer de huesos ocho años atrás. "¡Me quitó 13 centímetros!", comenta.

Por esa razón, ya no monta tanto como quisiera. Además de la música y la construcción, la pasión del cantante son sus caballos, que adora y que incorpora a su espectáculo. "Ya de pequeño me di cuenta de que a caballo era yo más hombre, no tenía miedo. Mi primera encomienda, cuando era yo chiquito, era ir a recoger la leche de una familia de vecinos para juntarla con la nuestra e ir a venderla a Taxco. Tenía yo que cruzar un bosque donde en alguna ocasión me topé con coyotes y culebras. Si me bajaba de mi caballo sentía mucho miedo." Cuando empezó a cantar como baladista dejaba sus botas y su sombrero en el camerino. "Con los años, me dejé las botas y el sombrero puestos y al subirme a mi caballo me sentí más admirado por mi público, más integrado con mi esencia. Arriba del caballo, hasta guapo me siento."

CASTA. Su hijo Julián quiere dedicarse a la música. Heredó su maravillosa voz.
CASTA. Su hijo Julián quiere dedicarse a la música. Heredó su maravillosa voz.


El amante

Definitivamente es coqueto el hombre. Tiene los ojos claros, azules, y la mirada directa. No es necesario que se suba a un caballo para verse apuesto. Dice no haber sido esclavo de ningún vicio en su vida, pero admite una gran debilidad: "He de confesar que si algo me puso los más duros golpes en la vida fueron mis ataques de testosterona. Estando yo muy enamorado de una mujer me iba con otra, y me costó mucho doblegar ese potro en mi vida. A mis 60 años no digo que sea una paloma blanca, pero soy un hombre más controlado. He aprendido muchas lecciones." Aunque no lo dice, cabe mencionar que algunos medios lo relacionaron sentimentalmente con la joven cantante guatemalteca Margareth Lanuza.

Joan Sebastian tiene ocho hijos con cinco mujeres diferentes. "Es difícil juntar a la familia, sí, eso es uno de los dolores, pero también tengo que agradecer que todos mis hijos se llevan bien." Mantiene una relación desde hace 15 años con la mamá de sus dos hijas más chicas, Aline Espino. "Es la que ha roto el récord, un amor muy especial, sin más ataduras que el sentimiento mutuo y el cariño por nuestras hijas."

Cuando le pregunto si ha sufrido mucho en su vida, contesta que no tanto como ha gozado. "Mi máximo dolor en la vida han sido los asesinatos de dos de mis hijos (Juan Sebastián y Trigo)", ambos de su primera mujer, Teresa González. "Hasta la fecha no puedo entender por qué sucedió así, pero yo agradezco al Ser Supremo, a la vida, que me los dejó gozar a uno hasta los 27 y al otro hasta los 30. Aunque sufrí mucho su pérdida, gocé más su existencia. Por eso digo que he sufrido mucho en la vida, sí, pero no tanto como la he gozado."

Declara no practicar ninguna religión, pero se considera un ser espiritual. De joven estuvo cuatro años en un seminario con la idea de hacerse cura, pero no le parecía congruente el celibato con el servicio al prójimo. "Y sigo pensando así. Creo que cuando la iglesia cambie esto, habrá más y mejores sacerdotes."

El cantante está agradecido por su suerte, a pesar de los sufrimientos.
El cantante está agradecido por su suerte, a pesar de los sufrimientos.


El constructor

Al final de la entrevista, después del típico "¿algo más que quieras añadir?", Joan Sebastian aprovecha la ocasión para hacer una petición a todos los mexicanos: que busquemos nuestros mejores rasgos y presumamos de ellos, y que, sin nunca olvidarlas, no pongamos tanto énfasis en nuestras tragedias y potenciemos lo bueno que tenemos para aportar al país y al mundo. De hecho, en su último álbum dedica una canción a la Miss Universo 2010, la mexicana Ximena Navarrete, aunque no la conoce.

Desde hace ya más de 30 años, aparte de seguir su carrera de músico, compositor y actor, en cuanto tiene tiempo libre lo dedica a construir. "Es el placer más grande y más satisfactorio que he podido comprar con dinero, el de dar empleo a mucha gente. En estos momentos tengo un promedio de 400 a 500 trabajadores en mis proyectos de construcción", comenta.

Cuando él era pequeño y sus padres emigraron del campo a la ciudad, lo pasaron muy mal, peregrinando de casa en casa porque no podían pagar la renta. "Cuando doy empleo a un padre de familia, pienso en mi infancia y en que hay unos niños que no van a tener que pasar por eso. Para mí fue una maldición de la que afortunadamente pude salir gracias a la música."

El cantante podría convertir el lugar en un lujoso hotel boutique.
El cantante podría convertir el lugar en un lujoso hotel boutique.


La despedida

La sesión de fotos y entrevista terminan con canciones y tequila bajo uno de los enormes laureles de las indias frente a la hacienda. Joan Sebastian está acompañado de su hijo Julián, de 16 años (fruto de su relación con Maribel Guardia), de su comadre, de la amiga de la comadre, la hija y el hijo de la comadre, y la hija de la amiga de la comadre, entre otros familiares y empleados del artista.

Escuchamos cantar a Julián, que tiene una voz digna del hijo de un artista, y también a su ahijada. Luego se arranca Joan con un par de temas que hacen derretir a las mujeres alrededor de la mesa (sus amigas y nosotras, las integrantes del equipo de Quién).

En la mañana llegó tarde a la cita, pero pidió una amable disculpa imposible de resistir, y ahora en vez de salir corriendo, se queda para disfrutar un rato de la compañía familiar y de los desconocidos que acaban de entrar por unos momentos en su mundo.

Añade unas últimas palabras a la entrevista: "Sigamos de pie, luchando por este hermoso país. Los mexicanos damos la mano al desvalido. Yo he escuchado el chiste ése de los cangrejos, pero no manejo ese concepto. Crecí en un ámbito muy sincero, y para llegar a donde llegué no tuve grandes padrinos, pero sí una lista interminable de gente que a lo largo del camino me dieron la mano y me compartieron un taco. Los mexicanos abrimos el corazón para abrazar a quien lo necesite. Y eso es algo que presumir."

El tema de los caballos es recurrente, como en la talavera de este pasillo (Izq). Aunque ya está tapado, remite a la relevancia del agua en la casa (der).
El tema de los caballos es recurrente, como en la talavera de este pasillo (Izq). Aunque ya está tapado, remite a la relevancia del agua en la casa (der).

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