El secreto mejor guardado del cine mexicano
Jamás imaginó que trabajaría en grandes producciones de cine. Tampoco que conocería a celebridades como Madonna, Sean Penn o Brad Pitt. Y mucho menos que recibiría una nominación al Oscar. Pero nada de esto es casualidad: Adriana es una mujer que desborda talento.
Desde niña le gustaba la actuación, pero no le veía un futuro prometedor. De hecho eligió estudiar Química, aunque disfrutaba cada ocasión que podía experimentar como actriz. Hizo teatro universitario por 15 años.
Enamorada, muy joven se fue a vivir a Chihuahua con su pareja de aquel entonces. A los 19 años tuvo a su única hija, Ana Carlina Balsagna, quien también le siguió los pasos como actriz. "Teníamos muchas carencias, realmente muchas, fuimos muy pobrecitas y yo le decía: ‘vamos a imaginar que tenemos una casa hermosa y que viajamos mucho'. Todo lo que imaginamos se nos cumplió, yo sigo imaginando y ella también", platica Adriana.
Tras separarse de su pareja, la actriz decidió regresar a la capital para buscar nuevos horizontes. Tuvo la fortuna de asistir a la productora Martha Luna, en proyectos como El Vuelo del Águila y Somos. Así fue que conoció al director Sergio Jiménez (quepd), con quien inició una amistad: "Mantuvimos una relación sentimental sólo cuatro meses, pero quedamos como buenos amigos. A él le ofrecieron hacer un taller de actuación y me llevo como su maestra adjunta. También impartí clases de acento neutro y tuve la oportunidad de hacer mi primera telenovela, Imperio de Cristal", nos contó.
Le falla el corazón
En el 2000, la vida de Barraza comenzó a acelerarse bastante: "En aquel año dirigí la telenovela Locura de Amor y en 2001 tuve varios proyectos muy importantes como Amores Perros y El Manantial. En la primera me dirigió por primera vez Alejandro González Iñarritu, pero en la segunda llegaron las malas noticias. Una semana antes de terminar de grabar la telenovela, me dio mi primer infarto. Aunque me recuperé y decidí hacer Cómplices al rescate, a los dos meses me dio un segundo infarto. Tuve que hacerle caso al médico y descansar", confiesa.
Fue entonces que decidió alejarse del estrés: "Me mudé a Argentina, ahí conocí a mi actual esposo, Arnaldo Pipke, con quien nunca pensé en casarme pero finalmente me convenció (risas). La boda fue divertidísima y fueron personas de México, Argentina y Colombia, entre muchos otros países."
Babel, cambió su vida
Trabajar con Iñarritu en Amores Perros le valió un segundo llamado con el director. Su participación en Babel fue más que sobresaliente, pues fue nominada al Oscar y al Globo de Oro como Mejor Actriz de Reparto. Sobre su experiencia de trabajar con Brad Pitt, recuerda: "La escena que grabé con él fue por teléfono, él estaba en Marruecos y yo en Miami. Lo conocí después, en el Festival de Toronto, platicamos y me llenó de elogios; la siguiente vez, lo vi en los Ángeles, ahí él se presentó con Arnaldo, mi esposo, y le dijo: "hola yo soy Brad Pitt", eso me hizo apreciarlo mucho, no tenía porque haberlo hecho".
Pero Barraza conoce a muchas otras celebridades. "A Angelina Jolie la conocí en los Golden Globes. Fue muy cortés y amorosa. Platicamos y hasta fuimos juntas al baño... ¡Ahí estaban formadas Cameron Diaz, Meryl Streep! Es una fila que parece imposible que exista (risas). Angelina incluso me preguntó si estaba triste por no ganar el premio del Sindicato de Actores de Estados Unidos y me dijo: ‘Los premios son un juego. Yo me saqué un Oscar y la gente no lo recuerda, finalmente lo importante es que en 100 años alguien va a ver tu película y se va a conmover y se va a dar cuenta qué tipo de mujer eras'".
Ahora es una pobre diva
En este momento la actriz compagina su rol de directora artística en la telenovela Eva Luna (Univisión-Venevisión) con su actuación en Monólogos de la vagina, en la versión que se presenta en Miami. También está estrenando en nuestro país la película Pobres Divas, en donde personifica a la tía Aurelia: "Me identifico con ese personaje porque es una mujer bien luchona, que está echando relajo, no tiene nada que no me guste. Acepté el papel porque es una película que retrata muy lindo al mexicano, como gente amorosa que somos, no necesariamente como delincuentes. En este país hay de todo, somos gente que sobrevive a como dé lugar".
Texto tomado de la edición 238 de la revista Quién.