Las 15 cosas que no sabías de Tony Curtis
Su verdadero nombre fue Bernard Schwartz
Sus padres fueron inmigrantes hungaros de origen judío.
Nunca ganó un Oscar, pero estuvo nominado por su papel como convicto fugado en Los fugitivos.
Fue considerado como el primer hombre que usó los estereotipos de la belleza femenina en su imagen: cejas depiladas, pestañas largas para resaltar sus ojos azules y labios gruesos.
Fue amante de Marilyn Monroe cuando ella estaba casada con el escritor Arthur Miller.
Su última esposa, Jill Vandenberg, era 46 años menor que él.
Cuando abandonó el sueño de la estatuilla dorada, se entregó a su verdadera pasión, la pintura, y a apoyar a su última esposa en un proyecto para rescatar a caballos de los mataderos y los maltratos.
Para Curtis, actuar era una distracción para alejarse de su adicción a la heroína y su dolor por la muerte de su hijo mayor, que falleció a los 23 años por una sobredosis de drogas.
Un fatal accidente acabó con la vida de Julius, su hermano inseparable, cuando él tenía tan sólo 12 años. Curtis tuvo que identificar al cadáver.
El singular peinado de cola de pato que Tony hizo famoso en los años 50, fue copiado e inmortalizado por Elvis Presley.
Su madre sufría ezquizofrenia y frecuentemente golpeaba a él y sus dos hermanos, Julius y Robert.
Participó en la segunda guerra mundial a bordo de un submarino.
En 1951 se casó con Janet Leigh -su primera esposa de seis matrimonios que tuvo- y la pareja se convirtió en la favorita de las portadas de revistas.
Le sobreviven sus hijos: Kelly Lee Curtis y Jamie Lee Curtis, las dos mujeres que tuvo con Janet Leigh; Alexandra Curtis y Allegra Curtis, sus otras dos hijas que tuvo con Christine Kaufmann y Benjamin Curtis, con Leslie Allen.
Su última aparición en pantalla fue en 2008, en David y Fátima, una película independiente en la que interpretó un pequeño papel (Mr. Schartz)