Quién era el padre Maciel
Marcial Maciel Degollado nació en el seno de una familia muy católica, en Cotija de la Paz, Michoacán, el 10 de marzo de 1920. Su padre, Francisco Maciel, era comerciante y tenía algunos ranchos; su mamá, Maurita Degollado, se dedicó al cuidado de sus 19 hijos, según informa su página web oficial. Marcial siempre fue muy apegado a su madre. Maciel llegó al Distrito Federal con 16 años, abriéndose paso en el mundo del sacerdocio. Su inteligencia y sus ganas de fundar una congregación pudieron más que cualquier piedra en el camino. Juntó a un pequeño grupo de jóvenes con gran vocación y en enero de 1941, con apenas 20 años, estableció un pequeño seminario formado por algo más de una decena de adolescentes. En ese momento nacieron los Legionarios de Cristo. Tras una vida llena de logros eclesiásticos, Maciel falleció el 30 de enero de 2008, a los 87 años de edad, en Estados Unidos. Sus restos descansan en Cotija, su pueblo natal. Personalidad arrolladora El don que tenía Maciel para cautivar y transmitir confianza a las mujeres se extendía hasta algunas de las benefactoras de La Legión, quienes, a petición suya, hacían de buen agrado cuantiosos donativos. Tal fue el caso de la regiomontana Flora Barragán de Garza. Flora conoció a Maciel en 1951 en Roma, cuando ella era una viuda joven de 41 años y él un apuesto joven de 31. Los contactó la cuñada de ella, María Garza de Clariond, quien quería que Flora conociera a un padre mexicano que había fundado hacía poco una orden religiosa. “Ese fue el comienzo del encantamiento”, dice a Quién Flora Garza Barragán, hija de una de las grandes benefactoras de la obra de Maciel. Flora había estado casada con Roberto N. Garza, quien había fallecido tres años antes, heredándole un imperio: IMMSA, empresa dedicada a la fabricación de carrocerías, 110 terrenos de cientos de hectáreas en Monterrey y numerosos edificios. “Cuando papá murió, tenía uno de los tres capitales más grandes de la República Mexicana”, cuenta Flora hija.
Los bienes de Flora Barragán se fueron consumiendo paulatinamente con sus generosas contribuciones a la orden del padre Maciel. “Ella entregó casi todo el capital de mi papá… Estaba completamente ciega con ese punto, nadie podía tocarle ese tema”, platica su hija. “Llegó a donar 50 millones de dólares. Fue una cosa impresionante… No había quien la parara… A pesar de ello, mamá nunca terminó de subir al cielo para él”, continúa Florita. Finalmente, cuando doña Flora ya era mayor, sus dos hijos pudieron intervenir y rescataron los pocos bienes que le quedaban, evitando así que ella quedara en la calle. Ese fue el parteaguas en la relación de Maciel con Flora, pues desde entonces y en sus últimos doce años de vida, ella no volvió a tener ningún tipo de comunicación con aquel encantador sacerdote que conoció un día en Roma. ¿Qué tenía el padre Marcial Maciel que influía a tal grado en tantas personas y en particular en la mujeres? Flora hija contesta: “Su manera de hablar, de caminar, de expresarse, lo guapo que era… él tenía muchas maneras de poder conquistar a las mujeres”. Maciel y el Vaticano El padre Marcial Maciel llevaba varios años de haber fundado los Legionarios de Cristo cuando visitó por primera a Pío xii en Roma. En 1946 fue recibido por el Papa, quien vio con muy buenos ojos este nuevo proyecto y no dudó en darle su bendición.
Durante el pontificado de Juan Pablo ii, la relación entre los legionarios y el Vaticano fue muy estrecha. Maciel acompañó al Papa en todos sus viajes a México y recibió de su parte varios nombramientos en organizaciones eclesiásticas. En 1991, con motivo del 50 aniversario de la fundación de La Legión, el Papa ordenó en la Basílica de San Pedro a 60 nuevos sacerdotes legionarios. El 19 de abril de 2005 Benedicto xvi es elegido Papa. En ese entonces ya se había destapado el escándalo que señalaba a Maciel de haber abusado sexualmente de algunos jóvenes. A raíz de esto, el 19 de mayo de 2006, la Santa Sede difundió un comunicado en el que se invitaba al padre Maciel a “una vida reservada de oración y penitencia renunciando a todo ministerio público”. En marzo de 2009, el papa Benedicto xvi organizó una visita apostólica a los Legionarios de Cristo, con el fin de revisar a fondo el funcionamiento de la congregación y las posibles irregularidades a nivel interno. Para poder arrancar con la investigación, en mayo de 2009, la Curia Romana dio a conocer la comisión encargada de este proceso, integrada por cinco obispos, que incluyó al mexicano Ricardo Watty Urquidi. Al cierre de esta edición, se sigue a la espera de que el Vaticano dé a conocer los resultados de los informes después de 10 meses de trabajo, así como las medidas que tomará el papa Benedicto xvi respecto a los Legionarios de Cristo y todas las instituciones relacionadas con la congregación.