Alicia sin su país de maravillas
Físicamente no se parecían en nada. Pero sin duda era Alicia Liddell, que en ese entonces tenía 10 años, en quien pensaba Charles Dodgson, mejor conocido como Lewis Carroll, cuando imaginó el personaje protagónico de su maravillosa y mágica historia. Alicia y Lewis se habían conocido en 1856, cuando ella tenía cuatro años y él 20. El padre de la niña, Henry Liddell, y el escritor inglés trabajaban como profesores en la escuela Christ Church, en Oxford, y en ocasiones Carroll acompañaba a la familia en algunos paseos.
El 4 de julio de 1862 en un viaje por el Támesis, Alicia le pidió a Lewis que le contara una historia a ella y a sus hermanas Lorina y Edith, quienes tenían 13 y ocho años respectivamente. Carroll creó en ese momento las aventuras de una niña que caía a la madriguera de un conejo y fue así que nació Alicia en el país de las maravillas. El cuento gustó tanto que Alicia, desbordada por el entusiasmo, le pidió que lo escribiera. El creador accedió y en la Navidad de 1863, la pequeña de pelo castaño recibió como regalo un manuscrito autografiado e ilustrado por el mismo Carroll. Era evidente que la niña y Lewis tenían una relación especial, al grado que escritores posteriores como Morton Cohen, Edward Wakeling y Karoline Leach lo calificaron como amor platónico o pedofilia. El autor era además un buen matemático y un aficionado a la fotografía; tenía un gusto especial por tomar imágenes de niños, las cuales incluían a las tres hermanas Liddell.
MARAVILLAS A LA VENTA Por razones desconocidas, luego de varios años de intensa amistad entre Lewis y los integrantes de la familia Liddell, la relación se enfrió. Cada quién tomó su camino. Carroll publicó el libro en 1865 con ilustraciones de John Tenniel y, debido a su éxito, la editorial le pidió una secuela que saldría a la venta seis años más tarde: A través del espejo y lo que Alicia encontró ahí. Por su lado, Alicia se dedicó al estudio y más tarde, en 1880, se casó con un compañero del colegio, Reginald Gervis Hargreaves, con quien tuvo tres hijos: Alan, Leopold y Caryl. A pesar del distanciamiento entre el autor y su musa, hubo algunas ocasiones en las que compartieron ideas por correo. La última carta de la que se tiene registro data de 1892. El creador permaneció soltero y sin hijos, finalmente murió en 1898 a los 65 años, cuando Alicia tenía 46.
Al paso del tiempo, la vida de Alicia no fue exactamente una maravilla. Sus hijos mayores se enlistaron en el ejército y murieron en la Primera Guerra Mundial. Caryl, el menor, despilfarró la fortuna de sus padres, por lo que la madre, quien había quedado viuda en 1926, vendió en la casa de subastas Sotheby’s el manuscrito que años atrás le había regalado Lewis. Como el fallecido autor ya era famoso mundialmente, el texto se vendió en 15,400 libras. Luego, en 1932, la invitaron al homenaje que realizó la Universidad de Columbia, Estados Unidos, por el centenario del natalicio de Carroll. Para entonces Alicia ya tenía 80 años y la institución la condecoró con un doctorado honoris causa. La musa que inspiró uno de los cuentos más maravillosos y enigmáticos de la literatura inglesa murió el 16 de noviembre de 1934, no sin antes confesarle en una carta a su sobrina Rhoda: “estoy cansada de ser Alicia en el país de las maravillas”.
Conoce las playeras que se lanzaron de Alicia en el País de las Maravillas.