El corsé una oda a la sensualidad
Yves Saint Laurent, el hombre que amaba a las mujeres, dio el poder suficiente para rechazar y enterrar el "bustier", pero en la década de los 80, la reina del pop, Madonna, lo resucit´ó y popularizó de la mano del genio y el talento del diseñador Jean Paul Gaultier, que presentó la íntima prenda con vistas al exterior. A medida que la mujer han ido afianzando su poder en la sociedad, la lencería se ha tornado mucho más sexy y seductora. "La vuelta del corsé se debe a la voluntad de la mujer de expresar y reafirmar su feminidad. Hoy, la mujer no se encorseta por imposición sino por voluntad propia", cuenta Maya Hansen, diseñadora de corsés.
Grandes diseñadores como Versace, Dolce&Gabbana, Jean Paul Gaultier, Dsquared, Alessandro Dell Acqua, Prada, Viktor&Rolf realizan un ecuación mágica, combinando dulzura con sensualidad hasta conseguir "looks" donde el corsé se entiende a la perfección con faldas vaporosas, chaquetas o pantalones pitillo. El corsé se ha instalado en el armario femenino para deleite de muchos, tras décadas escondido debido a su tiranía física. Prenda del pasado que regresa para imponerse como tendencia. Su historia se remonta al siglo XVIII cuando las damas de la corte francesa lucían pomposos vestidos metidos en cintura y voluptuosos escotes, escoltados por rígidas espaldas que apenas les permitían moverse.
Tiranía reflejada en la película "Lo que viento se llevó" en la famosa escena en la que Mami ciñe las cintas del corsé de Escarlata hasta dejarla sin aliento, que llegó a su fin cuando a principios del siglo XX Paul Poiret entierra el "bustier" femenino con la creación de un vestido de talle bajo y recto hasta los pies. De la misma opinión era Coco Chanel, que tachaba a dicha prenda de "innecesaria" y aconsejaba a la mujer que "se liberase de tanto artificio". Y así fue hasta que Christian Dior creó, en la década de los cuarenta, el estilo "new look", que requería las virtudes del corsé para meter en cintura a una elegante silueta femenina con fecha de caducidad.
PROTAGONISTAS DEL REGRESO DEL CORSÉ Actrices como PenÉlope Cruz, Nicole Kidman, Scarlet Johanson, modelos como Kate Moss y cantantes como Kylie Minogue, Rihanna o Britney Spears han contribuido a la normalización de esta íntima prenda. La glamurosa y refinada Dita Von Teese, habitual espectadora de los desfiles de moda más exclusivos del mundo y célebre por su provocadora estética inspirada en los años cuarenta, adora el corsé y hace gala de ello en cada una de sus apariciones. John Galliano, siempre atrevido y fetichista, en su último desfile de alta costura en París presentó el corsé bien a la vista sobre elegantísimas faldas largas en micro-tul con volantes y en gasa plisada y lentejuelas. Pero el "bustier" no llegó solo, sino que estuvo acompañado de la sensualidad que emana el liguero y las combinaciones de seda.
Firmas más democráticas como Zara, Sfera o H&M también cuentan con el corsé en sus colecciones actuales. La mayoréa de ellas son piezas para lucir con ropa más informal que no exigen ningún evento especial para salir a la calle. CUÁNDO Y CÓMO SE USA Hoy, el "bustier" se utiliza sin tirantes como prenda íntima, para sustituir al sujetador en los momentos que se lucen vestidos escotados o con aperturas en la espalda, "pero la mayorÌa de mis diseños se lucen como prenda exterior, con o sin tirantes, realizado con tejidos como la lycra, el raso, el encaje, el terciopelo o las telas brocadas, las mejores para soportar bien el grosor de las ballenas", explica Mayan Hansen.
El corsé es una pieza versátil. "Los más clásicos e íntimos se presentan barrocos repletos de encajes y ligueros, mientras que los modelos más sobrios y sencillos como los "underbust" -por debajo del pecho- puede lucirse sobre una camisa, con un esmoquin o perfectos para combinar con una falda o vaqueros", dice Mayan. "Creo que la mujer que se viste con un corsÈé tiene carácter y una fuerte personalidad, además de desear reafirmar y reducir la cintura, realzar el pecho y proyectar una imagen sexy y femenina. Ahora, la mujer no se enfunda un corsé para seducir a su pareja, sino para sí misma, para verse mejor, para gustarse", declara la diseñadora española. Habrá mujeres, las más feministas, que no vean con buenos ojos la instalación del corséen el armario femenino, pero es innegable que esta prenda desprende sensualidad, además de hacer un guiño al fetichismo y a la sexualidad.