Sus pasiones de juventud
BEISBOL Y ROCK AND ROLL A la corta edad de 13 años, Carlos tuvo que enfrentarse a un duro episodio: la muerte de su padre. Afortunadamente, su familia no tuvo que preocuparse en la cuestión económica porque don Julián los dejó bien cubiertos en ese rubro. Su niñez y juventud fueron normales y equilibradas. A Slim le encantaba jugar futbol americano y beisbol en el parque frente a su casa. “El reloj era el home –recuerda– y mi casa donde conectaba los home runs”. De adolescente, le tomó gusto a los coches y a echar carreras: “Una vez iba bajando por Palmas cuando me salió un camión y me volqué. Por poco nos matamos.” En 1955 ingresó a San Ildefonso, a la que llama “la prepa más bonita de México”. Ahí practicó el excursionismo y conoció muchos lugares del país. Era cuando la preparatoria duraba dos años y al terminarla, a los 17, Carlos decidió estudiar Ingeniería Civil en la UNAM. Muy pronto demostró la madera con la que estaba hecho y a los 19 años, aparte de ser alumno, se convirtió en profesor, actividad que ejerció hasta 1965: “Estaba entrando a tercer semestre y como salía muy bien siempre en álgebra y matemáticas, fui a ver al jefe de matemáticas para decirle que tenía interés en dar clases. Empecé de suplente y en cuarto ya era titular.” Fue en esa época cuando conoció a su hasta ahora inseparable amigo Ignacio Cobo. En ese entonces se bailaba cha-cha-chá, swing, rock and roll (su favorito) y el twist. A Slim se le ilumina la cara cuando platica de aquellos tiempos: “Había tés danzantes, que eran en la tarde y acababan temprano, y muchos lugares donde se bailaba, sobre todo en el centro; era música en vivo. Yo iba al Salón Riviera, al Prado Floresta, al Turcos, al Cuatro Rosas… También se organizaban fiestas en casas.”
Al terminar la universidad, el joven Carlos continuó su preparación y estudió una especialización en Programación Industrial en el Instituto Latinoamericano de Planeación Económica, en Chile. Hasta la fecha frecuenta a sus ex compañeros tanto de San Ildefonso (hacen una comida anual), como de Ingeniería. Pertenece a las sociedades de ex alumnos de ambas instituciones. “Con la generación de la UNAM tenemos muy bonita organización. En las cenas y reuniones que hemos hecho con esposas hemos juntado como 200. En el 2007 hubo festejos de los 50 años de haber entrado, hubo una fiesta de rock and roll. Hace poco fuimos a Veracruz…” Divertido, saca una foto actual de la generación y se le escapa un “mira, hay unos muy maltratados”.