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La casita de muñecas de Antonia

A sus tres años, la hija de Issabela Camil y Sergio Mayer nos invitó a conocer el increíble regalo que le dieron sus abuelitos, el cual está equipado con sala y cocina.
mar 22 diciembre 2009 05:00 PM
A sus tres años, la hija de Issabela Camil y Sergio Mayer nos invitó a conocer el increíble regalo que le dieron sus abuelitos, el cual está equipado con sala y cocina.
Issabela Camil A sus tres años, la hija de Issabela Camil y Sergio Mayer nos invitó a conocer el increíble regalo que le dieron sus abuelitos, el cual está equipado con sala y cocina. (Foto: Jaime Martín)
La mini residencia está en el rancho El Camino, propiedad de los Camil.
La mini residencia está en el rancho El Camino, propiedad de los Camil.

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Desde niña, a Issabela Camil le encantaba jugar a la casita. Tanto, que desde que nació Antonia, la hija que tiene con Sergio Mayer, siempre quiso regalarle una de ensueño. Compartió la idea con su mamá, Toni Camil, y juntas emprendieron la búsqueda. Jaime Camil papá se enteró del plan e hizo una oferta irresistible: el juguete sería un regalo de él y Toni –los abuelos– para Antonia.

Después de varias opciones, encontraron Lilliput Play Homes, un sitio en internet donde el cliente elige el diseño y los accesorios. Issabela y sus cómplices escogieron una casa blanca con techo de dos aguas, con las ventanas y la puerta en rosa. La casa de muñecas está ubicada en el jardín del rancho El Camino, propiedad de los Camil, en Xalatlaco, Estado de México. Aquí la familia cría caballos, borregos y patos, entre otros animales.

Le gusta reunir a sus muñecos y amigos para jugar a la comidita con ellos.
Le gusta reunir a sus muñecos y amigos para jugar a la comidita con ellos.


LA RESIDENCIA DE LOS SUEÑOS Antonia , que recientemente cumplió tres años, entiende a la perfección que es la dueña de esta mini propiedad. Al tocar el timbre de la casita, es ella misma quien abre la puerta e invita a pasar a sus visitas. Le fascina mostrar el interior de su pequeña residencia, la cual cuenta con un piso principal y un tapanco con balcón.

El interior está lleno de detalles: al entrar sobresale un clóset con impermeables, chamarras y botas para la lluvia, listos para cualquier emergencia. Enfrente descansa el elegante piano, adornado con un florero lleno de rosas multicolor —del rosal que tiene su abuelita— con las que logra darle un toque cálido a la estancia. Su mesa para comer tiene cuatro sillas, ocupadas todas por peluches con los que juega todo el tiempo.

La cocinita es uno de sus sitios consentidos. Ahí, Antonia adora jugar a preparar toda clase de platillos, los cuales sirve a sus muñecos en una vajilla con diseño de vaca.

Un par de sillones contiguos invitan a leer uno de sus múltiples cuentos que colecciona desde pequeña. Aún no aprende a leer pero se divierte con las ilustraciones durante horas.

Vale la pena ver las fotos una por una. Hay de ella cuando era bebita, con su papá y su abuelito Jaime, entre muchas otras.

EL JARDÍN ES INFINITO En el exterior, la construcción está rodeada por hortensias azules, rosas y blancas. Un par de sillas y una sombrilla adornan la entrada de la casa. Es el lugar perfecto para sentarse a disfrutar de la increíble vista que ofrece el rancho.

A unos pasos están dos pequeños corrales que albergan a sus animales consentidos: Antonia es dueña de dos ponys, Rey, de color café y muy mansito, y Miss Contiki, de color gris, que es un poquito más nerviosa. Los juegos también son de cuento. Tiene una resbaladilla, columpios, pasamanos y hasta un arenero. Todo está pensado para que tanto Antonia como sus invitados la pasen increíble.

La casita no sólo es disfrutada por la pequeña, pues Issabela y su mamá también suelen revivir fantasías que tenían en su niñez. Además es costumbre que cada vez que la familia sale de viaje, traiga algún regalo para decorarla.

El clima frío es contrarrestado con la calidez de Toni, Issabela y Antonia, quienes nunca dejan de sonreír a quienes visitan el rancho. Quizá lo único que no planearon es la hora de partir, pues cuando deben dejar el lugar para regresar al df, les invade la nostalgia. Finalmente, este lugar fue hecho para hacer realidad sus sueños.

La sala está totalmente equipada; el sillón fue regalo de su papá Sergio Mayer, quien lo compró en Pottery Barn Kids.
La sala está totalmente equipada; el sillón fue regalo de su papá Sergio Mayer, quien lo compró en Pottery Barn Kids.

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