Sophia Loren cumple 75 años
En la escuela le decían "palillo". Pero después de su transformación durante la adolescencia, pocos se acordarían de la escuálida Sofía Villani Scicolone, una tímida niña que nació en Roma el 20 de septiembre de 1934. La futura diva creció en Pozzuoli, un poblado a las afueras de Nápoles, cobijada por su abuela, su madre y su hermana menor.
De sus primeros años comenta: "Tuve dos ventajas en mi vida: haber nacido inteligente y haber nacido pobre." Reconoce que la falta de recursos hizo más creativas a las mujeres de su familia. Su abuela se las arreglaba -a mediados de la Segunda Guerra Mundial- para preparar platillos con poco dinero y alimentar a nueve familiares, entre ellos Sophia, Ana María -su hermana pequeña- y la madre de ambas, Romilda Villani. Esta última, deslumbrada por las luces del cine, siempre quiso que su hija mayor actuara. Así, cuando Sophia cumplió 14, la impulsó para ir a la capital italiana y probar suerte en la industria. Aunque tímida, Sophia accedió y emprendieron el viaje. Llegaron a los estudios Cinecittà en Roma y fueron contratadas como extras. Poco a poco comenzaron a conocer a gente importante y a tener contactos en el mundo del cine.
¡ESO ES AMORE!
A los 16 años Sophia participó en Miss Roma, donde obtuvo el segundo lugar. El juez Carlo Ponti -productor de cine-, fijó su atención en ella por su gran talento y quiso conocerla. Poco después, él le ayudó a conseguir papeles como su primer protagónico en La favorita. Cuando tenía 17 años le presentó al afamado director Vittorio de Sica, quien se alistaba para empezar El oro de Nápoles. "En ese entonces Carlo se preocupaba por que conociera a gente clave para mi carrera. Él estaba casado y nuestro amor no fue a primera vista, fue algo que creció con el tiempo... lo cual siempre es mejor. Era una relación muy bonita: yo necesitaba de su ayuda y él siempre fue muy tierno conmigo," comentó en la emblemática entrevista que le hizo Charlie Rose para CBS en los años noventa.
La estrella en ascenso continuó trabajando en el cine italiano y, hambrienta de éxito, viajó a Estados Unidos para protagonizar su primera película en Hollywood: El niño y el delfín. Su participación fue un éxito y de inmediato hizo El orgullo y la pasión, al lado de Cary Grant. Desde un principio, el actor inglés se mostraba atraído hacia ella y esa atención provocó que Sophia sintiera algo también: "No perdí la cabeza por él, pero sí me enamoré... y valió la pena".
Al enterarse de esto, Ponti tramitó el divorcio de Giuliana Fiastri, su primera esposa y con la que tuvo dos hijos, Alex y Guendalina. Le propuso matrimonio a Sophia y se casó con ella por medio de un representante legal mexicano, pues él se encontraba en nuestro país por cuestiones de trabajo, mientras ella estaba en Los Ángeles. Esto sucedió el 17 de septiembre de 1957, pero en 1962, cuando regresaron a Italia, la Iglesia Católica no validó su matrimonio e incluso lo anuló. Ponti fue acusado de ser bígamo. La pareja, muy enamorada, se mudó a Francia y cambió su nacionalidad junto con Giuliana Fiastri para finalmente obtener, en 1966, un divorcio y un matrimonio válido.
UNA VITA FORTUNATA
Dos años después, regresaron a vivir a Italia como extranjeros. Loren y Ponti se establecieron en la Villa Premium y, por fin, después de tres abortos naturales, Loren pudo embarazarse y tener a su primer hijo, Carlo. Más tarde, en 1973, tuvo a Edoardo. La italiana se enfocó en su papel de madre -le encanta cocinar y es muy hogareña-, pero se esforzó en no dejar la actuación e incursionar en otras áreas.
En 1982 vivió un año muy complicado: hizo una pausa en su carrera pues fue condenada a la cárcel durante 18 días por evasión de impuestos. Superado este tope, un par de años después, lanzó el libro Women and Beauty, en el que compartía sus secretos de belleza. Aprovechó su impulso en la industria literaria y también escribió Recetas y recuerdos, un libro de cocina en el que relacionaba los aromas y sabores con sus memorias de la infancia, sus experiencias y sus viajes por el mundo.
En los últimos 10 años ha seguido activa no sólo en la pantalla grande sino que se dedica a obras de beneficencia. También lanzó una línea de lentes oscuros y fue elegida como imagen de Damiani, una de las marcas de joyería italiana más reconocidas del mundo. En 2007, por complicaciones pulmonares, perdió a Carlo Ponti, el gran amor de su vida. Aunque fue un golpe tremendo para la diva italiana, ha continuado con la cabeza en alto. Precisamente ella considera su fortaleza como una de sus mayores virtudes y causas de su atractivo, el cual, al cumplir 75, conserva sin lugar a dudas.