Stefanía Fernández recién llegada a NY
Con una sonrisa amplia y una dulzura de niña, Stefanía Fernández rememoró los últimos momentos del certamen Miss Universo, que conquistó al año siguiente que su compatriota, Dayana Mendoza, en un acontecimiento sin precedentes para el certamen universal de la belleza.
"Cuando entre las 15 (finalistas) me nombraron de última dije, 'Todo puede pasar' ... Después entre las cinco me sentía muy satisfecha ... Y cuando ya quedo con República Dominicana la felicito (asumiendo que ella ganó) y ella me dice, 'No, tú también te lo mereces, que sea lo que Dios quiera''', relató a la AP el lunes en las oficinas de la Organización Miss Universo.
Recordó haber visto al presidente de la Organización Miss Venezuela, Osmel Sousa, tan emocionado que le dijo: "'¡Osmel, que no te vaya a dar un infarto que no quiero ser yo la culpable!'''. Y afirmó que el triunfo los agarró completamente por sorpresa.
"Eso es lo que le faltaba a él en su carrera", expresó del hacedor de reinas que han destacado constantemente por décadas en los principales certámenes internacionales de belleza.
Ataviada con un vestido satinado a la rodilla de Karen Miller y altísimos tacones con los que casi llegaba a los dos metros de altura, consideró que el triunfo de las Misses venezolanas se debe no sólo a una estricta preparación sino a la alegría que las caracteriza.
"Yo que tuve la oportunidad de conocer 83 mujeres de 83 países diferentes me di cuenta que cada mujer es única y especial", dijo con un hablar rápido que acompañó con sus manos. "Creo que lo que nos identifica a nosotros los venezolanos es que siempre andamos con una sonrisa en la cara a pesar de cualquier problema ... Le sacamos el chiste y le damos la vuelta a las cosas y ... nos hacemos sentir adonde llegamos. Todo el mundo voltea a ver, '¡Llegó Venezuela! Es como esa alegría que siempre llevamos por dentro".
Sin embargo, el estilo de las concursantes ha ido evolucionando desde que se coronó a su primera Miss Universo en 1979, Maritza Sayalero, y en los últimos años la organización ha sido señalada por los supuestos arreglos cosméticos a los que se someten sus aspirantes.
"Lo bueno que tiene Osmel Sousa es que él reinventa una Miss con la personalidad que ya tiene la Miss... Él te recomienda, '¿Te quieres hacer esta cirugía? Se te vería mejor'. Pero en tus manos está si quieres o no quieres (hacértela)", asegura Fernández.
"No es como muchas personas piensan, que Osmel las obliga a operarse. Mentira, eso es totalmente falso. Aparte lo único que te hace es cambio de look, de cabello, maquillaje", añadió la beldad, quien llevaba el cabello suelto y no lució la corona al momento de la entrevista.
"Conmigo planificó un estilo completamente diferente, de los años 50 ... Me dijo, 'Tú y Dayana son totalmente diferentes. Dayana es más leona. Tú eres más elegante, más clásica, más tranquila ... Siempre trato de mostrarlas diferente, de acuerdo a su personalidad'''.
El 18 de septiembre Fernández viajará a su país por primera vez desde que ganó el Miss Universo y tiene grandes expectativas.
"Yo siempre me preguntaba, '¿Y si gano cómo será mi fiesta en Venezuela?' Porque a Dayana le hicieron un homenaje muy bonito", dijo. "(Pero) no me quiero ni imaginar, espero que me sorprendan".
Nacida en la ciudad occidental de Mérida de padre español y madre de ascendencia rusa y polaca, estudió en un colegio de monjas "muy estricto" del que egresó a los 16 años con la idea de estudiar Comunicación Social en Caracas.
Como sus padres se opusieron en un principio a que se mudara sola tan jovencita, pensó estudiar Turismo y Hotelería, pero dicha profesión exigía un mínimo de 18 años y para no aburrirse entró en el mundo de los concursos de belleza. "Una cosa llevó a la otra" y terminó, precisamente, sola en la capital con 16 años.
"Al principio fue difícil", reconoce Fernández, quien llegó sin conocer a nadie y se alojó en un hotel. "No estaba papi, no estaba mami que me ayudara, no tenía familia en la misma ciudad".
Por esa misma razón enfrenta con ánimo su mudanza a Nueva York, donde siente que el ritmo es similar al de Caracas. "Obviamente es otro país, otra cultura, otras leyes, otro idioma", dice dejando escapar una risa. "Pero uno se adapta".
"Este fin de semana sí tuve unos ratos libres pero tenía clase de inglés y gimnasio", dijo la espigada belleza a pocos días de arribar a Nueva York tras su histórica coronación en las Bahamas. "Me fui a caminar un poquito pero no a conocer como tal".
Siendo ella menor de edad (la edad mínima para beber en Nueva York es 21 años) y tras una serie de escándalos que han protagonizado algunas Misses locales en años recientes en este sentido, ¿le han puesto alguna chaperona?
"No, para nada. (Hasta el momento) estoy con nuestro asesor, que está con nosotras siempre para arriba y para abajo ... Y como yo tampoco con el idioma son muy diestra ... siempre ando con alguien de la organización, nunca estoy sola".
Lo que sí le asignaron es un profesor de inglés que le da dos horas diarias de clase, con lo que espera pronto poder conversar en ese idioma, que ya dice entender bastante.
"Cada día le meto un poquito más al inglés", concluyó entre risas.