Marycarmen López se confiesa

El encuentro es en el hotel Distrito Capital. Al llegar, Marycarmen se maquilla y ajusta su peinado. A su corta edad, la ex alumna de Comunicación en la Ibero y directora de Relaciones Públicas de Grupo Habita, ha logrado mucho por mérito propio. Marycarmen es joven, trabajadora, querida por su gente y, desde hace casi un año, soltera de nuevo. Detrás de su seguridad, hay nostalgia de la relación de siete años que tuvo con el hermano de Luis Miguel, Alejandro Basteri. ¿Cómo empezó la historia con Alejandro? Nos conocimos en el Hipódromo en una de las ventanillas. De la nada, mi hermana le dijo “Hola, cuñado”. Él se nos quedó viendo, como diciendo “No tengo ni idea de quiénes sean”, pero mi hermana le había dicho eso porque le había gustado para mí. Fue ella quien le dio mi teléfono. Yo tenía 19 y él, 29. Coincidimos un par de veces más; me llamó y empezamos a salir. En ese momento yo acababa de entrar a la Ibero y él trabajaba en CIE. Nos volvimos inseparables. ¿Qué opinaban tus papás de que anduvieras con el hermano de Luis Miguel? Nunca sentí que andaba con “el hermano de Micky”, quien es talentoso y canta padrísimo, pero para mí fue solamente Alejandro. Mis papás lo adoraban. ¿Cómo era Alejandro en aquel entonces? Un niño muy alegre, simpático y adaptable. Donde lo pongas se la pasa bien. Eso es lo que más me gustaba de él, además de su alegría. Le admiraba las ganas de buscar siempre salir adelante.

Algunos medios han manejado que supuestamente es alcohólico, ¿es cierto? No. Se revienta como cualquiera, pero definitivamente Alejandro no es alcohólico. ¿En alguna ocasión hablaron de matrimonio? Varias veces. Hacíamos bromas, pensábamos en los testigos y jugábamos muchísimo, pero nunca pusimos una fecha. Nunca hubo un anillo.

¿Él quería tener hijos? Sí, claro. Decíamos que si teníamos niño le pondríamos Alejandro y si fuera niña, Marcela. ¿Por qué terminaron? Él cambió muchísimo. Dejó de tratarme como lo hacía, de valorar la relación; y cuando ya no admiras a la otra persona es tiempo de decir adiós. Estaba fastidiada. Al final los dos entendimos que era mejor tener un bonito recuerdo que seguir echando piedritas. ¿Ustedes dos son celosos? Él sí, aunque decía que no. Yo me hice más celosa de lo que realmente soy. No falta la persona que se le acerque. No me gustaba eso. Hoy disfruto de mi tranquilidad emocional, pues la relación se desgastó, me sentía angustiada y en algún momento hizo sacar lo peor de mí. ¿Visualizas a Alejandro casado? No sé, ojalá que en algún momento encuentre a alguien, sea una persona muy feliz y tenga su familia. Ya no lo extraño, lo único que puedo desearle son cosas buenas. Mi corazón está sanado, ya no hay cicatrices. Hasta hace poco él me seguía buscando, pero ya no. A RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO Durante gran parte de su noviazgo con Marycarmen, Alejandro estuvo distanciado de Luis Miguel. La falta de una familia la llenaba con su novia, pero cuando los hermanos se reencontraron en 2007, ya no se separaron. El reencuentro que impulsaste, ¿te alejó de él? Sí, probablemente. Pero estoy muy contenta porque ahora está con su hermano. Esto es algo que él siempre quiso y buscó. Me da mucho gusto que por fin lo esté disfrutando, pues siempre pude ver ese vacío y esa necesidad en la vida de Alejandro. ¿Cómo fue convivir con Luis Miguel? Es muy normal, no es un extraterrestre. Es una persona que impone por quién es, por su carrera, pero al final es una persona como cualquiera. ¿De sus papás que te decía? Creo que tiene el mejor concepto, la mejor imagen de ellos. Los extraña pero creo que ya lo superó. ¿Cómo era Alejandro como tío de Miguelito? Lindo, porque le gustan los niños y tiene un ángel muy especial con ellos. A Danielito también lo ha de estar disfrutando mucho. ¿Hay alguien en tu vida ahorita? No. El amor llega solo y por ahora me la estoy pasando increíble soltera. ¿Te gustaría casarte? Sí, quiero tener una boda linda y divertida. Quiero entrar a la iglesia del brazo de mi papá. ¿Cómo es el hombre perfecto para ti? Alguien a quien admire y que me ame. Debe haber química; me gustaría simpático, con valores parecidos a los míos y que me consienta mucho.