Las voces De gritos y susurros
Denise Dresser no se quedó con las ganas. Quería ir por más y lo logró. La coordinadora del libro Gritos y susurros, que en su primera entrega reunió fuertes e íntimos testimonios de 38 reconocidas mujeres, acaba de publicar el segundo volumen de la obra.
“Vivimos en un país lleno de malas noticias y de incertidumbre, por lo que pensé en armar un proyecto que sólo tuviera cosas buenas, tal como fue en el primer volumen”, dice la reconocida académica y periodista, especialista en ciencia política.
Para la elección de mujeres en esta edición, la compiladora se basó en algo muy simple, visceral e instintivo: la admiración por cada una de ellas. “También busqué pluralidad, balance político y representatividad de profesiones con mujeres políticas, escritoras, actrices, chefs, cantantes y cabareteras, para que sea un libro que refleje la diversidad del país”. A continuación presentamos la experiencia de siete profesionales que participaron en un proyecto que la propia autora define como “un libro para que las mujeres se animen, sonrían y les quede una huella con cada testimonio”.
Cecilia Suárez
Actriz del cine mexicano. Es protagonista de Capadocia, serie de tv transmitida por HBO que está por estrenar su segunda temporada.
Lo más difícil para mí fue elegir el tema y cómo abordarlo. Decidí hablar de México, el país donde nací que pasa por un momento muy complejo, lleno de dificultades, pero que al mismo tiempo nos reclama que no perdamos la esperanza.
Escribí de cómo hacerle para encontrar nuestro lugar dentro del desastre nacional, para participar y hacer valer nuestra voz. Cuando terminé este artículo quedé muy satisfecha: tuve la sensación de estar haciendo algo desde esta trinchera.
Rebecca de Alba
Modelo y conductora de televisión.
Me costó trabajo participar ya que no quería caer en lo típico, en hablar de mi carrera. Quería compartir a la mujer que soy. Así que narré situaciones de mi vida que nunca he hablado, cosas que me marcaron durante la infancia y en mi formación. Hay pérdidas en mi familia, como la muerte de mi padre y de Patricia, mi hermana. Crecí rodeada de mujeres: una abuela revolucionaria y una mamá conservadora, siempre trabajadoras, que a la par llevaban tareas cotidianas sin problemas ni reclamos. Por ello hablo de mi abuela y del momento en que decido convertirme en una niña trabajadora. Mi texto se llama “Y no se me olvida”, porque son los momentos cruciales desde que fui pequeña.
La parte esperanzadora de mi texto es que hay que ponerse en el curso de las circunstancias, hacer algo al respecto y nunca ser la víctima. Hay cosas que nunca había revelado: cuántos hermanos tengo, cómo fue mi educación o quién fue la figura masculina más cercana a mi vida, pues no fue mi padre. Son cosas que quería compartir en un proyecto serio y con mujeres emprendedoras, profesionales, pensantes y con un mundo interior.
Diana Bracho
Actriz de cine, teatro y televisión.
Me es difícil hablar de mí misma y de mi intimidad porque toco terrenos muy personales. Cuando me habló Denise para invitarme a participar me emocioné mucho, porque es una mujer que respeto ampliamente.
Tuve que rascar. Fue fascinante y aterrador, y me dio pudor, pero a final de cuentas sabía que estaba en manos de una gran mujer, con inteligencia y sensibilidad para elaborar un excelente material.
Escribir es una de mis pasiones, pero debía encontrar el tiempo para pensar en cosas tan personales e íntimas. Al redactar mi testimonio me pasó algo muy curioso: tengo una hija de 30 años y dos nietas, Julia y María, que son el amor de mi vida; pero de la persona que más hablé fue de mi papá, quien murió hace tres décadas. Fue un hombre extraordinario, mamá y papá al mismo tiempo, un director de cine enamorado de la vida, de las mujeres y del placer. Era admirable. Me introdujo a un mundo maravilloso desde que nací. Al final me sentí muy satisfecha y asombrada ya que al principio quería hablar de las mujeres de mi vida, pero, al final, me ganó mi papá, Don Julio.
María Teresa Priego
Estudió letras hispánicas. Es cuentista, editorialista de diversas publicaciones y colaboradora de la revista Nexos. Tuve una larga necesidad de contar la verdad de cosas en mi vida que fueron extremadamente difíciles. Que tuve que callar en su momento por no tener la fuerza, el coraje ni las palabras. Con el tiempo me di cuenta de que me dañaba más el silencio y que debía darme el derecho de hablar de esa parte de mí, de lo que me hicieron, de lo que fui cómplice.
Tengo la esperanza de que no sólo sea el último paso de mi sanación, sino que sea importante para transmitirle a otras mujeres que hay cosas que creemos que nunca nos van a pasar y sí ocurren. Y tenemos derecho a nombrarlas y contarlas. Tolerar, permitir y vivir la violencia es duro, pero avergonzarse de aceptar que te pasó no debe suceder. Hay que hablarlo, cada una tiene derecho a sus palabras. Mi texto es una manera de sentirte acompañada por una mujer que ya no soy, pero sí fui.
María Elena Morera Galindo
Fue presidenta nacional de la organización México Unido contra la Delincuencia A.C., de 2002 a febrero de este año.
En cuanto Denise me invitó a formar parte del proyecto no lo dudé. Era el momento de hacerlo y me pareció divertido e interesante. Mi reflexión estuvo basada en tres puntos: lo que he hecho con mi vida, lo que me ha tocado hacer y lo que sigue. Siempre hay retos y todos tenemos oportunidad de llevar a cabo muchas cosas, de atrevernos y de hacer cada una de distinta manera.
Hablé del secuestro de Pedro, mi esposo, que representó la época de más dolor. Mi participación en Gritos y susurros fue una experiencia que me ayudó a descubrir que hay cosas que pude haber hecho desde hace años y que simplemente las he ido postergando.
Lydia Cacho
Periodista y escritora mexicana, autora del libro Los Demonios del Edén, donde denuncia la pederastia en México. Me vi forzada a escribir un texto sobre las cosas que más me han conmovido y transformado. Evidentemente elegí capítulos que tienen que ver con dos cosas que me marcaron: la muerte de los seres que más he querido en mi vida y, por otro lado, el amor y el hecho de reencontrarlo constantemente en mi vida.
Estoy muy contenta porque fue un texto muy nutritivo. Escribí y recordé que hay otros espacios de mi vida llenos de luz, a pesar de todo lo que pasa alrededor. Reviví viejos momentos que veía de manera distinta cuando tenía 17 años, cuando murió mi abuelo paterno en mis brazos por circunstancias de la vida. Fue una manera de entender que la vida se termina y hay que vivirla con mucha pasión. Ahora, a mis 45 años, al recordar esa historia revelé muchos sentimientos encontrados. Fue una experiencia hermosa en el sentido más amplio de la palabra.
Dulce María Sauri
Fue la primera mujer gobernadora del estado de Yucatán, de 1991 a 1993 y presidenta nacional del pri de 1999 a 2003.
Hice una lista de sentimientos de temor e incertidumbre en diferentes etapas de mi vida y ubiqué los momentos más intensos que he vivido y cómo los había resuelto. Llegué hasta mi etapa juvenil, cuando tuve que decidir si me quedaba con el rol tradicional de una joven mujer en Mérida, en espera del príncipe azul, o si me iba a la ciudad de México a estudiar y empezar una aventura. También recordé episodios de mi carrera política.
Otra experiencia íntima y dolorosa es la de mi esposo, quien estuvo preso a mes y medio de que nos habíamos casado y salió hasta siete años después. En la política pocas veces te preguntan sobre tus sentimientos como ser humano. Por lo tanto yo quise transmitir mis experiencias con el mensaje de que pude salir adelante, que soy una mujer feliz y que vivo en paz. Lo conté, lo sentí y, a final de cuentas, me pregunté, a mis 57 años, qué haré con el resto que me queda por vivir.