Guadalupe Loaeza presenta nuevo libro
El libro "surgió de la manera más natural, junto conmigo en el Hospital Inglés el 12 de agosto de 1946", explicó Guadalupe Loaeza, al referirse a su reciente volumen, "La música que llegó para quedarse", donde recoge historias musicales que son el propio devenir de su existencia. Al hacer una bien detallada retrospectiva a través de sus años de infancia, adolescencia, juventud, edad madura y su vida actual, la escritora y periodista fustiga a las clases pudientes del país y señaló que "del hospital nos fuimos a nuestra casa de la Colonia Juárez, donde mi madre pedía a gritos encendieran su vitrola". "Personalmente, yo no puedo vivir sin música. Después del chocolate y del sexo, es mi mejor alimento", señaló la autora. Los Beatles, Alma Reed, Marlene Dietrich, Bob Dylan y otros artistas del panorama musical desfilan por las páginas del libro, donde se cuenta su vida, anécdotas y aspecto musical. En conferencia de prensa destacó que en el hogar paterno se escuchaba sólo "música culta", composiciones de artistas afamados, en las voces de los más destacados intérpretes. En ocasiones, dijo, "Vivaldi o Bach, pero, sobre todo, música de moda francesa, pero nunca de los nuncas oí música mexicana". Para ella no existieron, en su infancia y juventud, Agustín Lara, Lucha Reyes, los tríos románticos que cantaban boleros. "Jamás escuché esas cosas! Eso sólo lo oía en los taxis", señaló casi asustada, para agregar que en sus años de primera juventud dedicaba su tiempo a la música del hit parade y nada más. Luego viajó a Canadá, donde siguió influenciada con la música europea y, básicamente, de Estados Unidos, pero nada popular y menos de origen mexicano. "En 1952 regresé a México y entonces descubrí a Jorge Negrete y las canciones como `Pénjamo" y el corrido de `Juan Charrasqueado", agregó. Pero su hermana, llamada Lola, cantaba canciones de arrabal, como "Amorcito corazón" y hasta bailaba el "Mambo Número 5", de Dámaso Pérez Prado., que en ese entonces estaban prohibidos en su casa. "Yo era una chica fresísima y seguía escuchando lo más selecto de la música en el idioma francés", recordó. Con el paso del tiempo, Guadalupe Loaeza descubrió que cada quien lleva dentro de sí una historia musical, conformada con canciones, compositores e intérpretes, "que a lo largo de los años van dejando huella imperecedera en el alma, el corazón y la mente de cada individuo y por eso, escribió este libro". Se trata, explicó de un viaje bohemio por las canciones que acompañaron importantes acontecimientos sociales, políticos y culturales en México y el mundo. En "La música que llegó para quedarse"; explicó, cuenta por qué el arte musical es alimento esencial para el alma y el cuerpo de todos nosotros.