Demanda paz la sociedad mexicana
La cita fue a las 18:30 en el Ángel de la Independencia, pero una hora antes ya no cabía un alma; niños, jóvenes, adultos y viejos, todos vestidos de blanco caminaban hacia el Zócalo de la Ciudad de México.
Había quienes tomaban Gatorade para no deshidratarse, otros con carreolas con niños grandes y algunos más con ropa deportiva y acompañados de perros. Había de todo, hasta un olor penetrante a puro, pero todos iban con la misma meta.
"Si nos perdemos nos vemos en el Sanborns de los azulejos", le decía una madre a sus dos hijas. Varios de los manifestantes hacían una "escala técnica" en un restaurante frente a la Alameda central, los comerciantes se unían a la manifestación, el guardia de seguridad de la librería Gandhi gritaba a la gente: ¡Únanse!
"Mira que bonito papá, ¿podemos entrar?", le comentaba un niño a su padre mientras pasaban frente al Palacio de Bellas Artes.
Al llegar a la calle Francisco I. Madero el contingente se hizo más compacto, la energía positiva se sentía en el aire, la indignación casi se palpaba y fue ahí donde iniciaron los gritos, donde empezaron las súplicas, donde explotaron los ánimos.
¡Méeexico, seeeguro!, se escuchaba a una sola voz y constantemrnte durante las más de dos horas de recorrido. Al momento que la noche comenzaba a caer, las luces de las velas alumbraban el camino.
Las 20:30 horas en punto. El contingente todavía no llegaba al Zócalo, la espera era larga pues la gente era mucha, y sin ponerse de acuerdo se escucharon los primeros coros del Himno Nacional: "Al sonoro rugir del cañón", gritaba una niña en los hombros de su padre.
La vibra era tal que en ese momento no importaban clases sociales, las diferencias habían quedado a un lado, los unía el mismo clamor: paz para un México que lo necesita.
Un secuestro detona el movimiento
La marcha de este sábado pasado fue convocada pocos días después de que se informara del secuestro y homicidio de Fernando Martí, hijo del empresario mexicano Alejandro Martí y ex dueño de las tiendas deportivas Martí y los gimnasios Sport City. El joven de 14 años, fue secuestrado a inicios de junio en un falso retén policiaco al sur de la Ciudad de México, y dos meses después fue encontrado muerto. Aunque sus familiares pagaron el rescate, los secuestradores nunca devolvieron a la víctima.