Enrique Peña Nieto El viudo de oro
Se rompe el silencio. Enrique Peña Nieto entra a la casa de gobierno del Estado de México, ubicada en Toluca, enfundado en un traje negro y corbata de rayas color vino. Sus zapatos, que parecen lustrados hasta la suela, chocan con fuerza sobre el mármol blanco. Con su séquito de ayudantes detrás, cruza el vestíbulo tapizado con paredes de madera, en las que, desde diciembre de 2005, cuelgan dos cuadros del mismo tamaño: a la izquierda una fotografía oficial del primer mandatario mexiquense con la bandera nacional y a la derecha una de su esposa Mónica Pretelini Sáenz (q.e.p.d.).
El "verdadero góber precioso", como le llama Margarita Neyra, su directora general de imágen, ingresa al salón de juegos, donde llevamos 45 minutos esperándolo. Basta una sonrisa (con todo y hoyuelos en las mejillas) para que se nos olvide ese detalle.
De cerca, Enrique Peña Nieto no es tan alto. Mide 1.72 metros que reparte en 69 kilos. Tiene ojos café claro enmarcados por unas inmensas pestañas, nariz respingada sin poros abiertos (usa productos Clinique), boca pequeña que retuerce cuando se sonroja y el pelo perfectamente relamido –el mismo peinado desde hace 20 años–.
"NO LOGRO ADAPTARME A SER PAPÁ SOLTERO"
Muy poco tiempo después de Enrique, llegan de la escuela sus tres hijos: Paulina, de 12 años, Alejandro, de 10 y Nicole, de siete. Suben a su cuarto a cambiarse el uniforme y alcanzan a su papá en el comedor; la mesa puesta para cuatro. "Todo lo que digan podrá ser utilizado en su contra", les advierte Peña Nieto más en serio que en broma en cuanto se encienden las grabadoras.
"Dijiste que ya no íbamos a dar entrevistas", le reclama Alejandro entre dientes y molesto.
"No, si ustedes no van a dar ninguna entrevista. Ellos vienen a entrevistarme a mí. Ahorita sólo nos van a tomar fotos mientras comemos", responde sereno el Gobernador.
"¿Y tampoco fotos?", le dice Paulina.
"Bueno, pues si no quieren salir en las fotos, no salgan. No los voy a obligar. Apúrate a comer ese espagueti que se va a enfriar."
"Yo sí quiero papi. Contigo, contigo, contigo", exclama entusiasmada Nicole, con lo que le arranca una sonrisa a su papá.
"Pues sí, pero mira, ya se te cayó la catsup en la playera. Límpiate con cuidado mi amor, ¿o así quieres salir en las fotos?"
"Sí", responde tiernamente Nicole.
"Los niños no la han tenido fáci", explica Clara Freyre López, administradora de la casa de gobierno del Estado de México desde septiembre de 2005. De gustos conservadores y dicción autoritaria, Clara trabaja con Peña Nieto desde hace cinco años y es como de la familia. Ella explica la actitud de los hijos del priista: "Cuando ganó la elección para gobernador (en julio de 2005) falleció su papá (Enrique Peña del Mazo). Para los niños la muerte de su abuelito fue el primer golpe duro; el cambio de casa también les afectó, y por si fuera poco, después del primer año de gobierno, pierden a su mamá (enero de 2007). Es lógico que quieran vivir su dolor a solas. Por eso muchas veces les incomoda la gente que no conocen".
Mientras los pequeños Peña Pretelini siguen comiendo, Enrique solicita que le retiren el plato casi sin probar bocado y se vuelca de lleno a platicar lo difícil que ha sido la vida de papá soltero a raíz de la muerte de su esposa Mónica Pretelini Sáenz. Entre pregunta y respuesta aprovecha para enseñarles a sus tres hijos modales en la mesa: "Por favor no subas los codos", "No hables con la boca llena", "Ándale, siéntate bien porque sino te vas a caer".
¿Cómo sobrellevas esta nueva etapa? Ha sido complicada porque no logro adaptarme a ser papá soltero. Lo que más me duele es que no dispongo de todo el tiempo que quisiera para estar con mis hijos. Afortunadamente cuento con el auxilio de mis suegros (Olga Sáenz Jiménez y Hugo Pretelini Hernández), quienes se vinieron a vivir a la casa de gobierno tras la muerte de Mónica y me ayudan con los niños, al igual que mi cuñada Claudia, que va y viene de la ciudad de México a Toluca.
¿Qué haces cuando estás con tus hijos? Al menos una vez entre semana comemos juntos y luego los ayudo a hacer la tarea. Aunque la mayoría de los días tengo comidas oficiales en la casa de gobierno, no pierdo la oportunidad de verlos. Los fines de semana procuramos irnos a partir del mediodía del sábado a Ixtapan de la Sal, donde tenemos una propiedad. Ahí jugamos, los niños salen con sus amiguitos, vemos películas y nos vamos a cenar. Regresamos el domingo. ¿Cuál ha sido el cambio más radical que enfrentaste desde la muerte de tu esposa? Ella era la que estaba más al pendiente de los niños, ahora soy yo el que tiene que ver cómo van en sus clases. Por ejemplo, no puedo ir a todas las juntas de la escuela pero hablo con las maestras. También es muy complicado ponernos de acuerdo los cuatro porque el carácter de los niños no es fácil. Lo que hago es darles su espacio y respetarlo. ¿Eres un papá regañón o consentidor? Se me ha complicado porque la que ordenaba y era más firme en la educación de mis hijos era su mamá. Ahora a mí me toca jugar los dos papeles y unas veces ellos me aplauden y otras se enojan. Pero tiendo más a consentir.
EN EL SUELO, JAMÁS
El verbo jugar, en todas sus conjugaciones, hace posible que Paulina, Alejandro y Nicole acompañen a su papá en la sesión de fotos en el jardín, con la promesa de que pueden hacer lo que quieran. Mientras Peña Nieto se cambia de ropa, los niños van por sus objetos de deseo para salir en las fotos: Pau trae su pelota; Alex su patín del diablo y su bicicleta, y "Nicoleta", como le dice Enrique, regresa con el integrante más consentido de la familia: un cachorro shi-tsu de tres meses de nombre Príncipe Terrier, al que de cariño llaman pt.
Y comienza la fiesta: Paulina tira a su hermanita y se sube en ella. Alejandro disfruta lanzándole cañonazos con la pelota al equipo de producción. Nicole corretea al perrito por el jardín. De pronto, los tres hermanos juntan las cabezas en un círculo para planear algo en secreto. Se sueltan con la misión de lanzarse sobre su padre y derribarlo, pero Peña Nieto –quien todavía no se quita el chip de servidor público– sabe que la imagen de un político en el suelo puede tener entre sus críticos una lectura más negativa que divertida, así que se rehúsa. Forcejea, los carga, les hace cosquillas, pero no toca el pasto ni con las manos.
"MÓNICA NO SE SUICIDÓ"
En cuanto terminan las fotos, damos inicio a la segunda parte de la entrevista. Estamos nuevamente en el comedor, pero ahora sin niños. Perfectamente uniformados, los meseros nos preguntan si queremos algo. Enrique, quien había interrumpido su comida por atendernos, pide un chile relleno de queso panela y un tequila derecho. El hombre que da la última palabra en el estado más poblado del país (con más de 14 millones de habitantes) levanta su copa y, sonriente, dice salud. En su mano izquierda sobresale un reloj Montblanc y, como desde hace casi 14 años, el anillo de casado. ¿Cómo fueron los últimos momentos que pasaste a lado de tu esposa? Hablé con ella cuando iba del df hacia la casa de gobierno (el miércoles 10 de enero de 2007). Le dije que llegaba en media hora. Yo estaba en Santa Fe. En cuanto llegué, subí a nuestro cuarto. Entré al baño, preparé la ropa del día siguiente y cuando me acerqué a la cama, Mónica estaba en completo paro respiratorio. Salí como loco pidiendo auxilio, llegó la ambulancia y nos fuimos de emergencia al Centro Médico de Toluca. Los doctores lograron que recuperara sus signos vitales, pero al momento de hacer la tomografía encontraron que tenía muerte cerebral. La trasladaron al Hospital ABC de Santa Fe, donde el doctor Paul Shkurovich confirmó que ya no había ninguna esperanza. ¿Cómo le diste la noticia a tus hijos de que su mamá había fallecido? Cuando se confirmó la muerte de Mónica (el jueves 11 de enero) regresé a Toluca. Llamé para que los niños no fueran a la escuela. Desayunamos juntos y les dije que su mamá estaba muy delicada y no sabía qué iba a pasar; que era muy probable que Diosito se la llevara. Ya te imaginarás el llanto, el dolor, la impotencia. Me los llevé al DF y estuvieron el transcurso del día en casa de su tía Claudia.
Después ocurrió todo lo demás. A Mónica le extrajeron los seis órganos que donó y cuando nos entregaron el cuerpo, en lo que lo trasladaban hacia Toluca, fui a casa de mi cuñada y les dije a mis hijos: "¿Se acuerdan de que hoy en la mañana hablamos de que su mamá estaba muy delicada y que Diosito se la podía llevar? (mientras platica, Peña Nieto disminuye el volumen de voz). Pues finalmente decidió llevársela (se le enrojecen los ojos)".
En la noche la velamos aquí en la casa familiares y amigos cercanos. La llevamos a la habitación donde dormíamos juntos, la sacamos de su caja y la acostamos sobre la cama para que mis hijos la vieran. Estuvieron con ella toda la noche. Al día siguiente la llevamos a la Funeraria López y, antes de que ingresara al crematorio, nos despedimos de ella. ¿Los niños y tú se han sometido a alguna terapia sicológica tras la muerte de Mónica? Yo no. Mis hijos sí tuvieron la ayuda de una sicóloga y, según ella, todavía están en el proceso de duelo, el cual lleva tiempo, pero lo han ido asimilando en condiciones normales. Creo que los niños tienen de manera natural la facilidad de irse reponiendo.
¿De qué forma mantienen el recuerdo de la mujer con la que estuviste por casi 14 años? En todos los espacios de la casa hay fotos de Mónica. La tenemos viviendo con nosotros y la sentimos con nosotros. Los niños hacen comentarios espontáneos como "soñé con mi mamá", "a mi mamá le gustaba esto", "mi mamá me decía aquello. Siempre la tenemos muy presente. En algunos medios de comunicación se difundieron otras versiones sobre la muerte de la primera dama del Estado de México. Cuando estás en la política, cualquier tema que pueda ser aprovechado por tus adversarios para golpearte, lastimarte o desgastarte se va a utilizar. Lamentablemente ésas son las reglas de la política. Quienes buscaron lastimarme con la muerte de Mónica se excedieron, porque lastimaron la dignidad de mi esposa y eso ni en política ni en ninguna materia se vale. Después del fallecimiento de mi mujer comenzaron a decir mentira y media. Te puedo decir muchas cosas que se han dicho de mí y que son absolutas mentiras.
¿Como cuáles por ejemplo? Pues de mi vida personal se dijo que tuve una relación con la conductora Galilea Montijo, lo cual no es cierto. A ella la conocí cuando estuve en campaña (en 2004) porque mi equipo contrató un espectáculo donde participó junto con otros actores. Obviamente yo estuve en el escenario, pero no hubo más. Luego asistí, también en campaña, al programa Vida TV que ella conducía y ya. Han sido las únicas dos veces que la he visto personalmente. También se mencionó que Mónica murió por una sobredosis de antidepresivos. Se dijo barbaridad y media. Mónica no se suicidó. Es caer en las mentiras que generaron algunos medios de manera ofensiva y lastimosa, no tanto para tu servidor sino para mi familia. El parte médico ahí está. Es algo irrefutable. Enviudaste hace casi un año. ¿Cómo andas en los asuntos del amor? No ando. La verdad es que no me he repuesto del duelo. Tampoco puedo decir que todos los días estoy en el dolor, pero sí tengo episodios de lo ocurrido y eso sólo se procesa con el tiempo. Por ahora me anima dedicarme fundamentalmente a mis hijos. El tiempo dirá. No me veo solo, sin embargo en este momento no tengo el ánimo de tener una relación. Puede llegar el momento de estar con alguien, no sé si en el corto, mediano o largo plazo.
NO DUERME SOLO
Afuera del comedor el quipo de Peña Nieto se come las uñas. El joven político de 41 años ya tendría que estar saliendo rumbo al Castillo de Chapultepec, pues tiene que acudir a la cena de gala de la Cruz Roja Mexicana. Su asistente personal, Jorge Corona Méndez, ingresa al salón y le entrega una tarjeta con un mensaje.
"Ya llegó el helicóptero con estas personas?", pregunta Enrique sin mencionar nombres.
"Sí señor", le responde Corona.
"Me acaban de informar que hay una manifestación sobre Reforma y que está muy complicado llegar al evento", interviene David López Gutiérrez (su coordinador general de Comunicación Social).
"Creo que ya no voy a ir. Llama para disculparme y diles a estas personas que ahorita voy porque estoy en una entrevista", le da instrucciones a Corona.
El gobernador de los mexiquenses nos platica sobre su día a día. Entre semana se levanta a las siete y media y se duerme pasada la media noche. Generalmente lo despierta su reloj biológico, aunque también lo hacen sus hijos, ya que Paulina entra a la escuela a las siete de la mañana, así que desde las seis y media llega al cuarto de su papá a despedirse de él. Alex y Nicoleta entran a las ocho, así que a las siete y media le dan su beso. Antes de salir de la cama, Enrique le da gracias a Dios de que tiene vida y salud: "Me encomiendo para que todo salga bien". A la pregunta de si es muy religioso contesta: "Soy católico, es la religión en la que crecí. Voy cada domingo a misa, pero no me gusta hacer manifestación pública de mi fe. Creo que la práctica de la religión debe ser algo muy íntimo".
Luego de que los niños se van al colegio, hace media hora de ejercicio en su caminadora por lo menos cuatro veces a la semana. Después toma un baño y prende la televisión para ver Primero noticias, que conduce Carlos Loret de Mola, mientras se arregla. En ese lapso llama por teléfono a su secretario particular Erwin Lino para que le dé un reporte de la información que se generó durante la madrugada en territorio mexiquense y posteriormente revisa las principales notas de los periódicos más importantes del país. Si desayuna en casa, sólo pide un plato de fruta surtida con queso cottage y jugo de naranja.
Alrededor de las nueve de la mañana empieza con su agenda: ya sean desayunos con empresarios, reuniones con diputados u organizaciones sindicales o giras por los municipios del Estado de México dos o tres veces a la semana. Procura comer en casa para estar al pendiente de sus hijos, los cuales generalmente permanecen en la planta alta de la residencia oficial, donde se instalaron los muebles y objetos de su antiguo hogar con el propósito de que no resintieran tanto el cambio.
En las noches el gobernador más joven que han tenido los mexiquenses no duerme solo. Tras la muerte de su esposa mandó a poner en su recámara dos camas matrimoniales para que sus tres hijos compartieran el cuarto con él. Once meses después Paulina regresó a su habitación; Alejandro duerme con su abuelita y, para envidia de las admiradoras de uno de los políticos más cotizados, "Nicole es la que todavía se queda conmigo. Son de esas cosas que no tienen precio, porque definitivamente son tiempos que no van a volver".