Wes Gordon, ¿quién es el genio al frente de Carolina Herrera?
Antes del gran show en Ciudad de México, platicamos con Wes Gordon, el director creativo de la firma, sobre su inspiración, la vida cotidiana y la nueva era del diseño.
Si el domingo es el prólogo de las semanas, el de hoy es la primera llamada para Wes Gordon. El director creativo de Carolina Herrera se encuentra en la Ciudad de México afinando los detalles para presentar su colección Resort 2025, la cual será 4 días después de este encuentro en el emblemático museo Anahuacalli.
-"¡Hey! ¿Cómo están?", cordial, relajado y sonriente saluda a su llegada a nuestro encuentro en el hotel Campos Polanco, donde hablaremos de su infancia, la vida familiar y cotidiana, así como la diversidad en el diseño.
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México, la musa de Wes Gordon
El Museo Anahuacalli, ubicado al sur de la capital mexicana, es un edificio atípico, hecho de piedra volcánica e inspirado en la arquitectura prehispánica. Fue ideado por el muralista Diego Rivera con la finalidad de resguardar su amplio acervo de piezas de arte prehispánico. Por esta explanada desfilarán las modelos portando los 72 looks de esta colección.
“Sabía desde el principio, cuando estaba diseñando la colección, que la mostraríamos en la Ciudad de México, pude pensar desde el principio e imaginar la ropa aquí, también sabía que estaríamos mostrándola en ese patio, así que estaba pensando en los tonos de color del atardecer al final del día cuando estaríamos exhibiendo, eso de alguna manera redujo mi paleta de colores, si miras la paleta, es mucho como colores del anochecer”, explica Wes.
La parte más emocionante de este proceso, asegura, fue asociarse con cuatro extraordinarias artistas mexicanas que aportaron su oficio a la colección. “Tenemos dos bordadoras, una joyera y una ceramista, cada una de estas mujeres vino a la mesa con la idea de su comunidad y su herencia. Me siento muy honrado de contar su historia en la pasarela esta semana”.
Fuera del escenario principal también se espera la participación de mucho talento local, desde la parte de producción y glam team hasta conseguir la mayor cantidad de modelos mexicanos posibles.
Pero México no sólo es su musa en el taller y la pasarela, hay algo que sale de ahí y se traslada a su vida cotidiana. “La gente de México me inspira de muchas maneras, su espíritu de “la alegría de vivir”, esta idea de vivir con una sonrisa, calidez, apertura y un abrazo de color y belleza es muy real para ustedes. Creo que vivir con colores y belleza es algo que realmente admiro y que me inspira personalmente”, dice.
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El primer recuerdo que tiene Wes con Mrs. Herrera -como él la llama- es simplemente saludarla socialmente en eventos en Nueva York. Pero su primera interacción significativa ocurrió justo antes de convertirse en el director creativo de la firma. Ya lo habían entrevistado varias personas para este cargo y tocaba el turno de conocer a la artífice de todo.
“Recuerdo entrar en una hermosa oficina, ella me dio la bienvenida y cerró la puerta detrás de mí. Estaba súper, súper nervioso. Me senté y pensé que hablaríamos sobre el trabajo, sólo lo hicimos por tres minutos, pasamos el resto de la hora hablando de nuestras vidas, nuestros perros, de los programas de televisión que vemos, hablando de los restaurantes a los que nos gusta ir… Creo que es una metáfora increíble de quién es ella y también de la marca porque ambas operan bajo la creencia de que el diseño es más grande que una sola prenda de vestir. El diseño es cómo te relacionas con el mundo que te rodea. Ya sabes, las decisiones que tomas, cómo pones tu mesa, las flores, lo que pones en tu casa. Todas estas pequeñas decisiones dan forma a nuestro mundo. Y esa es, en gran medida, la filosofía bajo la que diseño y que la marca representa”.
¿Es difícil entablar conversaciones y negociaciones sobre las decisiones importantes de la marca cuando la creadora es un icono viviente?, es una de las interrogantes que llegan a la mente de quien escribe al imaginar la sala de juntas como el escenario de largas e intensas conversaciones.
”En lo que respecta a las cosas más importantes estamos de acuerdo, ella realmente cree que el diseño es algo intuitivo, que debe ser un lugar al que una mujer pueda acudir para encontrar una prenda de vestir que la haga sentir más bella y más empoderada”.
La velocidad a la que se mueve la industria de la moda es tan alta que los espacios para tomar inspiración son más bien escasos. “Realmente no tienes el lujo del tiempo”, explica Gordon y esa imagen de un diseñador pasando las horas frente a su libreta de bocetos esperando a que la creatividad lo ataque se desdibuja.
“Para mí se trata más sobre la idea de que una persona feliz diseña, la creatividad también depende de cómo vives, intento mantenerme optimista y abierto a nuevas ideas, receptivo y feliz, en última instancia. Carolina Herrera es una marca de ropa alegre y divertida y si puedo mantenerme en esa mentalidad es cuando puedo hacer mi mejor trabajo para la casa. Un día llego a la oficina con una idea de alguien que vi en la calle porque nuestras clientas, nuestra familia, nuestros amigos son mis mayores fuentes de inspiración”.
Wes sonríe casi todo el tiempo, baja ligeramente la mirada con el gesto común de quien busca las palabras adecuadas en cada respuesta, como cuando hablamos sobre la sensación que le produce ver el resultado final.
“Tengo un enfoque diferente al de muchos diseñadores que creen que el proceso termina cuando el resultado final está en la pasarela. Para mí el proceso no termina hasta que una mujer usa la pieza en el mundo real, ya sabes, comienza con ese boceto, esa idea y hasta que una mujer la encuentra en la tienda y se enamora de ella, la paga, la lleva a casa, la guarda en su armario, se la pone una noche, la sube la cremallera y sale a vivir su vida, esa pieza no termina. No hay nada que me haga más feliz que cuando veo a una desconocida usando algo que he diseñado, se me pone la piel de gallina. Es la máxima validación de todo el proceso y de todo nuestro arduo trabajo”.
Cuando Wes Gordon se convirtió en el director creativo de Carolina Herrera en 2018 representó un cambio sustancial en la marca delineada por la diseñadora venezolana. Él llegó a una firma con cerca de cuatro décadas de una historia con un ADN y códigos de marca bastante bien construidos.
“Eso, me gusta poder tener un marco con el que trabajar. Cuando llegué, para mí se trataba de entender qué era Herrera, qué es Herrera y qué puede ser Herrera y realmente pensar en lo que quiero en mi impacto en la casa y resulta que me encantan los códigos de marca de la casa. Amo a Carolina Herrera, amo la marca y creo que eso es realmente importante porque no podía imaginarme ser director creativo de una marca, que se sintiera muy diferente a quien soy como persona y quien soy como diseñador”.
En ese sentido, Gordon es considerado como uno de los diseñadores que han puesto sobre la mesa el tema de la diversidad en una industria que se ha considerado históricamente como un espacio poco inclusivo.
“Creo que es importante diseñar no sólo para el momento en el que vives, sino para el mañana. Si eres una persona que vive el momento en tu vida cotidiana, vives con los ojos y los oídos abiertos, estás en el mundo, naturalmente traerás esas ideas de transformación a la colección. Soy una persona que cree en la diversidad y la inclusión, en la mentalidad abierta y en las oportunidades para todos.
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Los próximos días serán todo lo contrario a lo típico para él. Un día regular comienza temprano, saca a pasear al perro y al regresar, despierta a sus dos hijos, un niño de tres y una niña de un año de edad. Juegan juntos hasta que deben irse, ellos al colegio y él a la oficina. Cuando dice oficina, Wes Gordon se refiere a la sede de Carolina Herrera en Nueva York, donde trabaja desde que hace seis años fue nombrado como director creativo de la firma.
Ya en la oficina, cuenta, todos los días son diferentes. “Trabajo en seis colecciones al año, así que siempre hay algo sucediendo”. Bocetar, analizar telas en las citas con los fabricantes, mirar prendas y ver a modelos cambiándose de ropa.
Por lo general, trabaja en lo que él llama el almuerzo, toma un café o algo sencillo para, entre las cinco o las seis de la tarde tratar de llegar a su casa y ver a sus hijos antes de que vayan a dormir. En la noche, salir a un evento o a cenar pero, confiesa, “mi noche favorita es cuando puedo quedarme en casa”. Los días de descanso, relata, los pasan en el campo. Él y su esposo, el artista del vidrio Paul Arnhold, tienen una granja en Connecticut, a una hora y media de la ciudad, con caballos, gallinas, cabras y algunas ovejas a la que les gusta llevar a sus hijos.
“Es un equilibrio perfecto entre la vida en la ciudad y un trabajo realmente intenso. Es agradable pasar dos días en la naturaleza, con animales y al aire libre”, cuenta.
Y es que si alguien sabe de lo crucial que puede ser la infancia es el propio Wes. Desde muy pequeño, asegura, le ha encantado la moda. “Es una de las mayores bendiciones, descubrir lo antes posible qué es lo que le apasiona. Para mí, fue antes incluso de saber que era una carrera”. Relata que disfrutaba el momento de vestirse antes de ir a la escuela, sus juguetes favoritos eran las muñecas antiguas de su madre a quien le decía todos los días lo qué tenía que ponerse para ir a trabajar. Todo ocurrió así, como un juego infantil hasta que descubrió la clase de arte y que existía la posibilidad de tener una carrera y pasar la vida diseñando y confeccionando ropa para la gente y contando historias con telas”.
Ese no era un camino típico para un chico en la Atlanta Georgia de esa época, así que lo mantenía en secreto y por las noches, en lugar de hacer las tareas escolares, dibujaba mujeres con ropa, tenía una gran pila de bocetos que seguían creciendo.
“Finalmente, fui a ver a mis padres con las manos llenas de bocetos y les dije: esto es lo que quiero hacer y tengo padres increíbles y me dijeron que me encantaría y me apoyaron y alentaron en cada paso del camino. Cuando estaba en la escuela de moda, para mi colección de graduación, mi madre vino y se quedó despierta toda la noche, ayudándome a poner las cuentas en la colección. Mis padres son increíbles”, señala.
Es cierto que el hombre que está frente a nosotros en este momento ya no es ese niño jugando al diseño, sin embargo la emoción frente al show que está por presentar en México parece intacta.
–¿Estás nervioso?
"Siempre estoy nervioso, lo estoy todos los días y por todo. Simplemente lo guardo para mí, pero por supuesto lo estoy por las colecciones, especialmente las grandes y este, en muchos sentidos, se siente como uno de los shows más grandes que he hecho en mi vida, quiero hacer la mejor carta de amor posible a la Ciudad de México, ser una expresión de nuestra gratitud, el equipo y yo hemos puesto tanto trabajo en esta colección y por eso, por supuesto que estoy nervioso".