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Jan Hendrix, el holandés errante

Tras recibir la Medalla Bellas Artes, visitamos al artista Jan Hendrix para conversar sobre arte, futbol y las tribus que se crean en el arte.
jue 12 septiembre 2024 11:31 AM
Jan Hendrix - Allan Fis 2 BN.jpg
Retrato de Jan Hendrix, el artista holandes afincado en México desde finales de los años 70.

Prefiere que le hablen de tú, viste de negro y saluda con apretón tenue de manos. Esta es una conversación con el artista holandés que se siente mexicano, que llega tarde a su estudio y para quien futbol, literatura y dibujo son los elementos esenciales para un buen día. Jan Hendrix nos recibe en su espacio tras haber recibido la Medalla Bellas Artes.

El interfono tiene las letras JH marcadas. La fachada de esta casa en la colonia Roma de la CDMX no advierte que al interior se encuentra el estudio de uno de los artistas que han definido el arte mexicano en las últimas décadas. Tocar ese botón genera un sonido quedo y sutil que lo mismo es un llamado a la puerta y las primeras líneas de un prólogo.

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Después de un breve pasillo, se revela un patio con una jacaranda al centro. El cielo grisáceo y la ausencia de flores en el árbol son símbolo inequívoco: la primavera quedó lejos.

Cruzamos una puerta de cristales techo piso y unas escaleras nos separan de nuestro objetivo: conversar con Jan Hendrix.

Prefiere que le hablen de tú , viste de negro y saluda con apretón tenue de manos.

–¿Ya te ofrecieron algo de tomar?

–Ya, muchas gracias.

Un café americano se prepara en la planta baja.

Jan Hendrix al recibir la medalla Bellas Artes.
Jan Hendrix al recibir la medalla Bellas Artes.

Jan Hendrix ha sido reconocido recientemente con la Medalla Bellas Artes, por su trayectoria y los aportes que ha dado a la cultura mexicana e internacional. “No sabes cómo reaccionar. Crees que no es cierto y luego lo tomas como un honor y ya. No le hagas mucho más caso que eso: si empiezas a pensar en medallas, creo que estás perdiendo el tiempo”, dice.

Desde que llegó a nuestro país –traído por una beca del Ministerio de Cultura de Holanda para estudiar el paisaje de México–, Hendrix se ha convertido en un habitante del ecosistema del arte mexicano. Después de crear junto a José Chávez Morado un taller de serigrafía en Guanajuato, se trasladó a la Ciudad de México donde comenzó a frecuentar al artista Luis López Loza en los emblemáticos edificios Condesa. Entre paredes art nouveauart decó se daban cita Vicente Rojo, Francisco Toledo, Gunther Gerzso, Leonora Carrington, Fiona Alexander, los hermanos Coronel, Juan Soriano… “Empecé a conocer la fauna local”. Después encontrará a los de su hornada, algunos de ellos curiosamente también reconocidos la misma noche: las fotógrafas Yolanda Andrade y Lourdes Almeida, el pintor Guillermo Ceniceros y los artistas Magali Lara y Carlos Aguirre Pangburn. “Fue como si le dieran una medalla a un equipo de remo, el día fue una romería de abrazos y de cariño entre los que son tu tribu”.
–El arte por lo general es así: en tribu...

–Necesitas apoyo, vivir el arte solo es bastante miserable, es mejor que tengas discusiones con tus colegas sobre de qué se trata esto, porque perfectamente bien no lo sabes.

Prefiere que le hablen de tú , viste de negro y saluda con apretón tenue de manos.

–¿Ya te ofrecieron algo de tomar?

–Ya, muchas gracias.

Un café americano se prepara en la planta baja.

Librería Rosario Castellanos 2006 - Jaime Navarro.
Vista de la ventana de luz de la Librería Rosario Castellanos.

Jan Hendrix ha sido reconocido recientemente con la Medalla Bellas Artes, por su trayectoria y los aportes que ha dado a la cultura mexicana e internacional. “No sabes cómo reaccionar. Crees que no es cierto y luego lo tomas como un honor y ya. No le hagas mucho más caso que eso: si empiezas a pensar en medallas, creo que estás perdiendo el tiempo”, dice.

Desde que llegó a nuestro país –traído por una beca del Ministerio de Cultura de Holanda para estudiar el paisaje de México–, Hendrix se ha convertido en un habitante del ecosistema del arte mexicano. Después de crear junto a José Chávez Morado un taller de serigrafía en Guanajuato, se trasladó a la Ciudad de México donde comenzó a frecuentar al artista Luis López Loza en los emblemáticos edificios Condesa. Entre paredes art nouveauart decó se daban cita Vicente Rojo, Francisco Toledo, Gunther Gerzso, Leonora Carrington, Fiona Alexander, los hermanos Coronel, Juan Soriano… “Empecé a conocer la fauna local”. Después encontrará a los de su hornada, algunos de ellos curiosamente también reconocidos la misma noche: las fotógrafas Yolanda Andrade y Lourdes Almeida, el pintor Guillermo Ceniceros y los artistas Magali Lara y Carlos Aguirre Pangburn. “Fue como si le dieran una medalla a un equipo de remo, el día fue una romería de abrazos y de cariño entre los que son tu tribu”.

–El arte por lo general es así: en tribu...

–Necesitas apoyo, vivir el arte solo es bastante miserable, es mejor que tengas discusiones con tus colegas sobre de qué se trata esto, porque perfectamente bien no lo sabes.

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Perder el miedo, dice Jan Hendrix, ha sido el mayor aprendizaje en más de 50 años de carrera. Miedo de las proporciones, de las escalas, de los materiales, de las dimensiones; miedo, explica, a la parte intuitiva que, resulta, es bastante lógica.

–¿Tu arte es más lógico que intuitivo?

–Es como las diferentes partes de nuestro cuerpo que funcionan en balance, el trabajo creativo necesita de una especie de motor que está hecho de una cierta secuencia y, del otro lado, una serie de ideas que no has probado porque estás ante un vacío. Tienes que tener fe en esta parte abismal y una parte más concreta en lo que puedes controlar por medio de técnicas.

Los aportes de Jan Hendrix al panorama artístico mexicano se pueden agrupar en dos grandes bloques. Él mismo los menciona con la risa nerviosa que acompaña al pudor. “Si revisas la gráfica de la segunda mitad del siglo XX en México, me siento partícipe cómplice y responsable de un campo extendido. Por el otro lado, es la obra pública con arquitectos que es la reincorporación del arte a la arquitectura como levantando el embargo que se creó a partir de la decadencia del muralismo mexicano”.

Biblioteca de Mexico 2012 - Jaime Navarro 1 (1).jpg
Vista de la biblioteca México.

Para este artista el proceso se puede condensar en las siguientes etapas: observar, mirar, anotar, registrar, pasar por un filtro de edición, retraducir la imagen, analizar la escala y los materiales hasta que termina y llega el pánico de que quizás todo está mal. “Estás siempre dudando entre ir a la inauguración o poner una caja de dinamita que destruya la obra. Hay una enorme duda al final”.

–¿Cómo lidias con esta sensación?

–Antes era un whisky…

–¿Ya no bebes?

–Ya tomé suficiente.

Durante la conversación utilizará palabras con francas referencias a la biología y lo natural. La obra de Jan Hendrix desde su etapa más temprana tomó a la naturaleza y al minimalismo como puntos núcleo. “Vas a tener que hablar con mi psicoanalista del porqué me quedé con esos temas. Llegar a México también me ayudó, es un país enorme que tiene muchas facetas, muchos ecosistemas. Si de joven me hubiera ido a Australia, quizás hubiera pasado lo mismo”.

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Sobre el escritorio gigante que atraviesa por la mitad este salón, dejando de un lado un librero extenso y del otro algunas de sus piezas colgando de la pared, hay cajas y documentos apilados en cierto orden que ocupan una tercera parte del tablón. Si alcanzan o rebasan la línea metálica que marca justo la mitad, los pendientes han llegado a un nivel de urgencia. Jan Hendrix llega todas las mañanas medio tarde, se sienta en este escritorio y las actividades pueden variar entre revisar un libro, revisar proyectos o desahogar pendientes. Pero un día ideal para él es un muy buen partido de futbol, un muy buen libro y un muy buen dibujo. Si el partido es entre el Liverpool y el Real Madrid o el Milán y Manchester United, mejor. Incluso si es de su equipo favorito, el Ajax, que en sus palabras, está peor que Pachuca. Si se trata de un libro sería uno policiaco japonés, un ensayo botánico del siglo XVIII o literatura de centro europeo como Thomas Mann o Stefan Zweig.

Retrato de Jan Hendrix por Philippa Smith.
Retrato de Jan Hendrix por Philippa Smith.

A pesar de que en todas las respuestas de la conversación se disfruta un español con un acento de vestigios de Europa occidental, sus estructuras son completamente coloquiales. Jan aprendió el idioma en la calle. Más cerca de su llegada a México en la segunda mitad de la década de los 70 que al presente, recuerda Hendrix, había una banda tremenda de amigos que echaban albures como si fuese un deporte: Arnaldo Coen, Mario Lavista, Nicolás Echeverría y Jaime Riestra. “Yo quería entrar a este tipo de juegos de palabras, se reían de mí diciendo ‘¡Qué tonto! No intentes, no vas a poder”.

“Sí me siento mexicano, pero no soy mexicano”. A pesar de llevar cerca de cinco décadas en nuestro país, todos estos aspectos de la idiosincrasia mexicana le siguen cautivando y, hasta cierto punto, le parecen inaccesibles.

–¿Cómo crees que te perciben en México?

–Pues espero que como el holandés errante. Como a Vicente Rojo al final de su vida, como a Gunter Gerzso, como a Carlos Mérida; a lo mejor como uno de ellos. Han habido muchos buenos artistas que han pasado por México y si a mí me consideran en esta lista, me pongo muy contento. México es un país que ha tenido muchos inmigrantes artistas que llegaron por razones diferentes de todos lados. Creo que siguen llegando y van a seguir llegando. Yo estoy esperando al holandés sucesor que no he visto.

–Mándales una carta…

–Hay lugar, ya me retiro.

¿El artista se retira?

–Cambia su modo de trabajo porque de repente también pides esquina un poco, pero no, el artista no se retira nunca.

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