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Ilse Salas e Irene Azuela: En el ‘Cabaret’ todo se vale

Entre alegría, vértigo y nerviosismo, conversamos con las protagonistas de la nueva versión del musical Cabaret que cumple temporada en el Teatro de los Insurgentes.
mié 17 abril 2024 11:02 AM
Ilse Salas e Irene Azuela, protagonizan Cabaret.
Ilse Salas e Irene Azuela protagonizan el musical 'Cabaret'.

En las voces de Ilse Salas e Irene Azuela se perciben varias emociones. El nerviosismo y el cansancio esperan tras bambalinas mientras la alegría y el vértigo hacen su acto; no tardarán en salir a escena en varias de las respuestas que ofrecen este par de actrices que protagonizan la nueva versión del musical Cabaret que habita actualmente en el legendario Teatro de los Insurgentes de la Ciudad de México.

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Las entrevistas se desarrollaron por separado. Una el día de la función de prensa, la otra un día después. En ambos encuentros hay euforia por presentar ante el público su incursión en el género musical.

Durante la conversación, quien escribe se sentirá tentado en decirle el nombre de la una a la otra. Será porque ambas comienzan con la letra “I” o porque, como ellas mismas admiten, durante mucho tiempo han llamado a una u otra para los proyectos. “Había una cosa de cómo las vamos a invitar a las dos a un proyecto”, cuenta Azuela. Es por eso que esta es la primera vez que se encuentran en un escenario teatral después de diez años cuando, junto a Marina de Tavira, protagonizaron Crímenes del Corazón. “Estamos haciendo equipo, agarrándonos de la mano y eso para mí es un regalo muy grande”, complementa Irene.

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Irene Azuela en Cabaret.

Por su parte, Ilse asegura “me da mucha paz que ella sea parte de la cabeza de este barco. Nos toca compartir en escena casi nada, pero hemos compartido todo el proceso. Tenemos un momento en donde nos miramos a los ojos, estamos juntas en el escenario y es de mis momentos favoritos. Nos estamos mirando a los ojos y a mí se me abre un mundo”.

Los gustosos del teatro reconocerán la gran trayectoria de ambas sobre las tablas. Pero para ambas, el teatro musical era una cita pendiente y Cabaret, original de Joe Masteroff, con música de John Kander y letras de Fred Ebb, basado en la obra de teatro I Am a Camera de John Van Druten, que a su vez es una adaptación de la novela Goodbye to Berlin de Christopher Isherwood, parecía ser el proyecto ideal para la ocasión.

Coinciden en que era un proyecto que rondaba la mente para hacerlo, pero no de forma concreta, sino más cercana a esas preguntas hipótesis. Irene, por su parte, había hablado hace muchos años con el productor Claudio Carrera de hacer este musical. Ella, por obvias razones se visualizaba en el personaje de Sally Bowles. Sin embargo, no fue hasta que se encontró con Mauricio García Lozano, el actor y director teatral, en el set de filmaciones de la nueva versión de Como agua para chocolate, que la idea regresó, pero ahora con los ojos puestos en el personaje del Emcee.

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Con riesgo de equivocarnos, quizá estemos frente a la primera ocasión en la historia de este musical que este personaje es interpretado por una actriz. Desde Joel Grey quien interpretó este personaje en la primera puesta en Broadway y en la versión fílmica, hasta Eddie Redmayne quien lo encarnó en el August Wilson Theatre, pasando por Luis Roberto Guzmán quien fue parte del elenco mexicano en la puesta de 2006. Al respecto Irene explica que se sabe muy poco del Emcee en el libreto original. “Realmente es un personaje que podría ser un duende, que podría ser un espía, que podría ser un personaje imaginario que vive dentro del cabaret. Desde ahí comenzamos a crearlo. Me gustaba pensar que fuera un ser que te invitara a la alegría de vivir el presente y a vivir con libertad, no importa quién eres, no importa tus inclinaciones sexuales, no importa tu identidad; en el cabaret todo se vale”.

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Ilse Salas en Cabaret.

En el caso de Ilse, su llegada al cabaret fue un poco distinta. Claro que se imaginó interpretar a Sally Bowles, pero lo hizo hace 10 años. Cuando se dio cuenta que no llegaba la invitación, se resignó a decir: “ya no pasará”. En una comida junto a Pablo Chemor, quien es el director musical de la puesta, le contó que se encontraban en el proceso de audiciones. “Cómo te atreves a no castigarme a mí”, recuerda haberle reclamado. Pasó el tiempo y recibió la llamada. Querían verla para este personaje. “Ahora ya no quiero”, bromea y lo hace justo antes de confesar el pánico que le provocó hacer una audición para un musical. “Es un mundo completamente ajeno a mi vida”.

Preparó las canciones y las escenas y acudió. Maurido García Lozano y Pablo Chemor le cuestionaron tiempo después por qué no abría los ojos. No soy una mujer tímida para nada, pero no pude hacer contacto visual en la audición; estaba tan aterrada y se mueven tanto las emociones con la música, que sentía que si abría los ojos no iba a poder cantar, se me iba a cerrar la garganta. Entonces eché toda la carne al asador, pero no pude abrir los ojos”, recuerda.

Cuando hablamos de un hito en la cultura de los musicales como lo es Cabaret, es imposible no pensar en la doblemente icónica Liza Minnelli. La actriz inmortalizó en la pantalla a Sally Bowles y una de las preguntas recurrentes a quienes la han interpretado después, es el peso de hacerlo.

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Ilse Salas en Cabaret.

“Siempre da mucho miedo; estoy aterrada, emocionada. La gente que conoce la obra o la película tienen en su cabeza a su Sally. Pero creo que también hay que darle crédito al público que están con ganas de ver algo nuevo; es como si montas un Shakespeare, sí mucha gente ha hecho Otelo o Macbeth, muchos grandes actores y actrices que han estado en esos zapatos, sin embargo, la gente sigue yendo a ver la nueva versión.

Sobre la sensación de vértigo de interpretar a personajes tan icónicos, discrepan ligeramente sobre esa presión. Irene piensa que si tuviera 24 años, su respuesta sería distinta”, “hoy a mis 44 te puedo decir que mi atención está en hacer un buen trabajo y en la experiencia que yo pueda tener al interior de esta obra. Siempre va a haber una comparación”. Pero Ilse se asume a sí misma como alguien que no es nada cool. “A la gente cool no importa lo que piensen los demás, a mí me emociona cuando alguien me dice algo bonito en mi trabajo o cuando alguien me agrede. Soy un bicho muy sensible”, puntualiza.

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