Taiyana Pimentel: “El arte local impacta en la construcción de la historia”
Monterrey se ha convertido en un punto álgido para el arte contemporáneo mexicano y el MARCO en un referente indiscutible. Conversamos con su directora, Taiyana Pimentel.
Con frecuencia, cuando hablamos del arte contemporáneo mexicano, nos referimos a la producción que emana de la Ciudad de México. “Hay que tener una postura crítica; todas esas creaciones artísticas fuera de la capital han estado absolutamente desplazadas de esa noción nacional. Es momento de que estas historias paralelas a los nacionalismos centralistas salgan a la luz y ocupen un lugar trascendental”, expresa con singular contundencia Taiyana.
Taiyana Pimentel Paradoa, nombre completo de la directora del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey MARCO, se concibe como una cubano-mexicana. Nació en La Habana pero, apunto de cumplir los 24 años, llegó a México país en el que ha desarrollado su carrera como curadora y gestora cultural.
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“Yo sí creo que el contexto, es decir esa contracara de la globalización que es lo local, impacta en la construcción de la historia”, dice y cuando lo hace al otro lado del teléfono lo hace para referirse al desarrollo del arte pero también de sí misma. “Hablando desde un museo esto adquiere un peso particular”.
El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey abrió sus puertas el 28 de junio de 1991 con la finalidad de convertirse en el museo más relevante del norte de México y uno de los de mayor referencia en México. Cerca de cumplir 33 años de vida, este recinto es la vena por la que se mide el pulso de la creación artística de esta región.
Después de trabajar en el Museo Tamayo a finales de la década de los años 90 y el principio del milenio y de haberse desempeñado como directora de la Sala de Arte Público David Alfaro Siqueiros/La Tallera, Taiyana llegó a la dirección general del MARCO en 2019. Desde entonces, asegura “estoy centrando muchísimo la práctica del museo en esos poros que siguen existiendo en la historia de las exposiciones en México”.
En las salas de este museo ubicado en la capital neoleonesa se han presentado artistas internacionales como la grabadora y pintora norteamericana Susan Rothenberg, el fotógrafo francés Patrick Demarchelier, el escultor hiperrealista australiano Ron Mueck o el artista y activista chino Ai Weiwei; también figuras consagradas del panorama artístico nacional como Frida Kahlo, Graciela Iturbide, Manuel Felguerez, Gabriel Orozco, Helen Escobedo o Abraham Cruzvillegas.
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También ha sido una plataforma contundente para artistas como Mario García Torres, Sofía Táboas, Aurora Pellizzi, Leo Marz, José Bedia o para el colectivo marcelaygina (conformado de 1997 al 2010 por Marcela Quiroga y Gina Arizpe). “Para nosotros es puntal atender las prácticas artísticas que han construido un discurso que tiene que ver con los problemas mexicanos que, al ser un museo ubicado al norte del país, tiene la obligación de abordar”, cuenta Taiyana.
En los poco más de cuatro años que lleva Taiyana al frente del MARCO, lo que más ha capturado su atención es “esa idea de lo norteño”. “De alguna manera estamos redirigiendo la mirada hacia allá”, dice y explica que no sólamente con artistas propiamente del norte; por ejemplo, ahora trabajan con una nueva comisión con la artista de la Ciudad de México Ana Segovia, una producción basada en la historia de la representación del vaquero en la cinematografía mexicana. “Este tipo de diálogos con los creadores, de buscar darle a cualquiera que se acerque a MARCO, posibilidades de hablar desde otros lugares, más conectados con la historia del norte del país, es algo que a mí me interesa mucho y es lo que hemos trabajado estos cuatro años”, asegura.
Desde Monterrey, Taiyana le toma el pulso al arte contemporáneo en el que hemos experimentado un desplazamiento hacia el centro conceptual del arte de los temas que habían estado desplazados, una cierta ruptura de las grandes tradiciones del arte hacia una democratización. Para los siguientes pasos, resuelve entusiasmada, hay que revisar las economías del arte, reestructurar financieramente el mundo de las instituciones y de los artistas, sobre todo después de la crisis financiera más fuerte del arte que fue la pandemia.
También en el futuro, visualiza el regreso de las colaboraciones interdisciplinarias. “Monterrey está muy preparado porque desarrolló la idea de colectivo con mucha puntualidad”, finaliza.